Cuando apenas tenía 15 años era la estrella del hipódromo. Se desvestía ante todo el pueblo y se paseaba desnuda en el teatro. Como muchas actrices, también era prostituta. Teodora conoció a Justiniano I en un momento en el que estaba prohibido que un funcionario de gobierno se casara con una actriz, o más bien una prostituta, pero la ley se modificó y Teodora pasó del burdel al trono para, precisamente, atender los derechos de las prostitutas.

Teodora nació aproximadamente en el año 500 d.C. en Constantinopla. Su padre era domador de osos, pero murió cuando ella tenía 5 años. Su madre, artista de teatro, quiso que sus hijas siguieran su camino. De hecho, sus dos hermanas, Comito y Anastasia se dedicaron a la danza y el canto. Teodora, en cambio, tomó el camino de la prostitución. Con 15 años era una mítica figura en las fiestas y ya era conocida por toda Constantinopla.

Justiniano nació en una familia humilde, pero su tío Justino, que había ascendido hasta llegar a comandante de los excubitores, lo adoptó y se lo llevó a la corte del emperador Anastasio I

Fue a los 18 años cuando abandonó la ciudad para convertirse en la amante del gobernador de la actual Libia, pero pronto se separaron y Teodora volvió a Constantinopla renunciando por el camino a su vida de actriz y a la prostitución.

No se sabe cómo, pero a su vuelta conoció a Justiniano, el que acabaría convirtiéndose en emperador del Imperio bizantino. Él había nacido en una familia humilde, hoy hace 1541 años, pero su tío Justino, que había ascendido hasta llegar a comandante de los excubitores, la unidad militar que actuaba como la guardia imperial, lo adoptó y se lo llevó a la corte del emperador Anastasio I.

Cuando el emperador murió, al no tener descendencia directa, Justino fue coronado como nuevo emperador en el año 518. Así, Justiniano vio de primera mano cómo era trabajar en el poder e incluso llegó a formar parte de los excubitores. Además, fue la mano derecha de su tío durante su reinado entre 518 y 527.

Cuando Justiniano conoció a Teodora, él se enamoró de ella pese a su pasado. Por aquel entonces, una ley bizantina prohibía que los hombres de buena posición se casaran con actrices. Además de ser un problema legal, Eufemia, la tía de Justiniano y mujer de Justino, que tenía mucha influencia sobre este, no aceptaba el matrimonio. Así que no fue hasta la muerte de Eufemia, cuando aún le quedaban dos años en el poder a Justino, cuando este aceptó el matrimonio entre ambos y cambió la ley para permitir el matrimonio entre distintas clases sociales.

En 525 d.C. Justiniano y Teodora se casaron. Él tenía 43 años, ella 25. Dos años después, cuando su tío Justino murió y dejó el trono vacío, el matrimonio se coronó en el mismo lugar en el que Teodora se desnudaba frente a la ciudad, en el hipódromo de Constantinopla.

El matrimonio se coronó en el mismo lugar en el que Teodora se desnudaba frente a la ciudad, en el hipódromo de Constantinopla

En un primer momento el matrimonio no contentó a la población, pero pronto los cambios empezaron a verse. Teodora llegó como un soplo de aire fresco. Y pese a su pasado, o más bien por eso, atendió los derechos de las prostitutas, cerró burdeles, creó casas de protección y aprobó leyes para prohibir la prostitución forzada.

Fue la mujer más influyente y poderosa en la historia del Imperio bizantino. Al matrimonio se le conocía por gobernar por igual. Con el paso del tiempo se ha visto cómo ella dejó huella en los cambios que el emperador hacia. Se involucró en los derechos de las mujeres. Les amplió sus derechos en caso de divorcio dándoles el derecho a poseer propiedades y castigó la violación con pena de muerte.

También moderó los castigos por adulterio y abolió una ley que permitía que las mujeres fueran asesinadas por cometer adulterio. Incluso llegó a proteger a los monofisitas perseguidos, construyendo casas de culto que sirvieron como refugios.

A Justiniano I se le recuerda por la compilación uniforme del derecho romano en la obra del Corpus Iuris Civilis, que todavía es la base del derecho civil de muchos estados modernos, por recuperar los antiguos dominios del Imperio romano y modernizar la ley y el fisco. Finalmente, Teodora murió en 548 a una edad temprana, al parecer de cáncer,​ y Justiniano vivió casi veinte años más.