Es ley de vida que lo antiguo termina cuando lo nuevo lo sustituye. Afortunadamente, en el universo de los sonidos no ha de ser así. También existe la creencia de que la actitud del rock, por definición, ha de ser iconoclasta, revolucionaria y normalmente no muy respetuosa con los cánones y estándares. Pues eso ocurre con Arde Bogotá.

Lo primero que te encuentras cuando alguna de sus melodías te sorprende, porque al escucharles te asombras, es la voz, más grave de lo esperado y perfectamente vocalizada, de Antonio García, su cantante. Ese chico transpira carisma. Le arropa una banda que sabe medir su presencia, como si hubieran aprendido de los grandes.

Me encuentro con ellos en las oficinas centrales de Sony Music, en Madrid. Me reciben con respeto y curiosidad, aunque podrían ser mis hijos… pequeños. Cuando nacieron, acababa de morir Kurt Cobain. Desde este salto generacional pretendo transmitir. Porque tampoco quiero que sea cierta la ley no escrita de que los mayores no estamos de acuerdo con lo que viene para reemplazar lo que ya había. Es evidente que el mercado no ofrece suficiente contenido fresco para mayores de 40 años, porque parece que no salimos de nuestras playlists de los 80. Es mi deber explorar aquello que nos puede cautivar.

Pregunta.- Arde Bogotá es un grupo que encajaría dentro de lo indie, pero estáis en una enorme multinacional. Y es algo que casi parece tendencia, por lo que sucede con otras bandas. ¿El mundo independiente se está haciendo mainstream o son las majors las que ahora se han hecho independientes?

Antonio.- Bueno, siento que la definición de "indie" ha perdido su sentido original. Antes, era una etiqueta para la escena de festivales independientes. Pero ahora, incluso las grandes discográficas se han interesado por esos artistas, invirtiendo y trabajando con ellos. Hay una diversidad enorme tanto en público como en artistas. Nosotros somos una banda de rock en toda su esencia.

P.- Aunque las etiquetas han perdido relevancia, hay cosas que siguen siendo significativas, como los premios. Estáis nominados a dos Grammy Latinos como Mejor Álbum de Rock por Cowboys de la A3 y Mejor Canción de Rock por “Los Perros”. ¿Qué significa para vosotros un Grammy?

Antonio.- Honestamente, no lo sabemos porque aún no tenemos uno. Pero nuestras nominaciones han sido impactantes. Son un reconocimiento que nos ayuda a llegar a más público. Es sorprendente pensar que grabamos nuestro disco en un polígono en Cartagena y de pronto, esto.

P.- ¿Cuál notasteis que fue el punto de inflexión?

Antonio.- Habíamos publicado una canción titulada "Antiaéreo" y a raíz de eso empezamos a llamar la atención. Poco después de trabajar con nuestros actuales managers, Sony se fijó en nosotros. Fue sorprendente. Lo que queríamos encontrar era un equipo que realmente creyera en nosotros. Sony hizo algo tradicional: antes de contratarnos, asistieron a un concierto que dimos en Madrid, en una sala llamada El perro de la parte de atrás del coche. Nos vieron en vivo y ahí se convencieron.

P.- Como se ha hecho toda la vida. Lo virtual tiene límites. ¿Diríais que la música en vivo sigue siendo esencial para las bandas emergentes?

Antonio.- Definitivamente. Creamos música pensando en tocarla en vivo. Una gran parte de nuestro crecimiento se debe a nuestro público en directo, que comparte nuestra música y trae a sus amigos a nuestros shows. Es genial que todavía haya espacio para que la música suceda en vivo.

P.- De hecho, el gran éxito que habéis tenido surge justo al final del confinamiento. ¿La gente os descubrió durante esos meses y luego os consagraron los directos?

Antonio.- Así es. Lanzamos nuestro primer tema en el verano de 2019 y el segundo en marzo de 2020. Puedes hacerte una idea. Fue un momento de definición para nosotros.

P.- Me está sonando mucho algo que a veces, los más mayores, damos por perdido. En un mundo de autotune y de posados en redes sociales, que las bandas piensen en el directo es algo que dábamos por olvidado. ¿Se nota la influencia de los clásicos?

Antonio.- Escuchamos todo tipo de música, pero la que realmente nos influencia es la música en vivo de los 70, y también de los 80 y 90, especialmente el rock. Eso es lo que nos marca, aunque también tomamos influencias de otros estilos, como la música electrónica. Hay algo interesante que notamos. Vemos padres que asisten a nuestros conciertos con sus hijos. Es una mezcla generacional que se vive en nuestros shows. Incluso hay fans del reggaetón que nos siguen. Pero, según nuestras estadísticas de Spotify, gran parte de nuestro público tiene entre 25 y 45 años. Y también hay un buen número de personas mayores de esa edad que nos siguen.

P.- Has mencionado la palabra maldita para muchos amantes tradicionales de la música. Y a primera vista, el nombre del grupo parece una invitación a quemar los discos de ese estilo… 

Antonio.- (Risas). No, el nombre surgió porque Bogotá fue el primer lugar donde se escucharon nuestras canciones. Hice un viaje allí y compartí algunas de nuestras grabaciones con amigos. Fueron los primeros en apreciar nuestra música y querían escuchar más. Al regresar, conté esa historia al resto de la banda. Ya teníamos en mente el término "arde", y se nos ocurrió "Arde Bogotá" como un homenaje al lugar donde todo comenzó para nosotros.

P.- Hablando de nombres, el disco con el que os nominaron a los Grammy se llama Cowboys de la A3. Detecto tanto orgullo murciano como el que siempre tuvieron M-Clan, otro grupo de rock de la zona. Y también detecto que, además de la voz de Antonio, las guitarras tienen una huella muy importante en vuestra música. ¿Es así?

Dani (guitarrista).- Sí. Tuvimos el honor de tocar con M-Clan. Son una referencia muy importante para nosotros. Y en cuanto a las guitarras, son algo vital para nosotros. Además de afinarlas con precisión, las tratamos con mimo. Nos encanta sentir la vibración de las cuerdas cuando tocamos en vivo. Es una de las cosas que más nos llena como banda.

P.- Me llena de esperanza oír hablar así a los jóvenes valores. ¿Qué mensaje mandáis a quienes comienzan en la música? 

Antonio.- Si sientes la llamada de la música, persíguela con pasión. Pon la música antes que nada, pero sin dejar de hacer feliz a tu familia. Es esencial que tanto tú como tu familia estéis orgullosos de lo que haces.

P.- A ver si continúa ese espíritu cuando ganéis uno o varios Grammys. ¿Qué creéis que cambiará?

Pepe (bajista).- Si ganamos, me gustaría llevar a mi madre a Egipto.

José Ángel (batería).- Pepe, no sé si con el Grammy nos dan dinero. A menos que vendamos la estatuilla…

P.- … Que es de un gramófono, pero eso ya lo podréis comprobar cuando lo tengáis en las manos.