En tiempos de muros que desgarran territorios y biografías, un puñado de acordes se abre paso como un acto de resistencia. Es la propuesta de “Cantando a través de los Muros. Canciones para la libertad de Palestina y del Sáhara Occidental”, el proyecto musical y político de la asociación cultural Club44, que desde hace más de una década utiliza la música americana —folk, country, rock o blues— para narrar el conflicto del Sáhara Occidental, la ex provincia española cuya ocupación ilegal por parte de Marruecos acaba de cumplir medio siglo. Ahora suma una causa hermana: la palestina.

Esta vez, explican desde la organización, la implicación ha sido “espectacular”: 56 artistas internacionales, muchos de ellos figuras consagradas del otro lado del Atlántico, han cedido canciones sin cobrar un euro para un triple CD que supera las cuatro horas de música y que incorpora un libreto de 60 páginas donde se desgrana, con crudeza y precisión jurídica, el paralelismo entre Palestina y el Sáhara Occidental. Dos territorios sometidos a ocupación militar, dos pueblos fracturados por muros, dos historias de promesas incumplidas y de derecho internacional congelado.

En busca de la financiación necesaria para lanzar el triple CD, Club44 ha establecido una campaña de micromecenazgo. “En este volumen IV vinculamos los dos territorios sometidos a ocupación militar. Es evidente el cabreo e indignación de la sociedad civil por el genocidio de Gaza y por el abandono español del territorio saharaui. Esperamos que mucha gente se anime a participar”, señalan.

Música contra el olvido

Desde 2013 Club44, presidido por el catedrático en Derecho Internacional Público Juan Soroeta, ha levantado una trinchera cultural. La asociación organiza conciertos de música americana en San Sebastián y utiliza ese lenguaje musical, cercano y emocional, para difundir el conflicto saharaui. Sus tres volúmenes anteriores —11 discos en total— se centraban exclusivamente en ese territorio, ocupado por Marruecos desde 1975.

Este cuarto volumen supone un giro natural. La devastación en Gaza sitúa a Palestina en el centro del proyecto. “Era imposible no incluirla”, aseguran desde la asociación. Con la edición en CD y en USB, el nuevo capítulo llega acompañado de una lectura conjunta: Palestina y Sáhara comparten espacio, relatos y contexto. No solo en la historia, también en la geografía de los muros físicos construidos por Israel y Marruecos, los dos países ocupantes.

El libreto del proyecto explica las similitudes entre ambas ocupaciones. Allí se recuerda la literalidad de la resolución 32/91 C de la Asamblea General de la ONU y su enumeración de violaciones de derechos humanos: demoliciones de casas, expulsiones, confiscaciones, torturas, y explotación ilegal de recursos. Un catálogo de abusos que podría aplicarse a Gaza o a El Aaiún, a Cisjordania o al muro marroquí de 2.700 kilómetros que divide el territorio saharaui en dos.

Israel niega un Estado palestino; Marruecos niega el referéndum de autodeterminación pactado con el Frente Polisario. En ambos escenarios, resume el texto, “no hay paz sin justicia”. La única solución viable radica en la aplicación del derecho a la autodeterminación y la retirada de las potencias ocupantes, deslizan.

A través de 56 canciones, muchas aportadas por nombres de peso como Alejandro Escovedo, Johnny Irion junto a Jeff Bridges, Mary Gauthier, Hans Theessink, Guy Davis, Eliza Gilkyson o Gretchen Peters, el proyecto crea un mosaico que une geografías y dolores. Hay baladas de refugiados que cruzan desiertos, retratos íntimos de pérdidas domésticas, denuncias explícitas y metáforas sobre hogares destruidos. Gaza y Smara, Jenin y Tinduf, se reflejan mutuamente. En su elaboración se une una coyuntura especialmente delicada, la que marca la administración de Donald Trump.

Para que la edición llegue antes de Navidad, el proyecto necesita fondos. En la campaña se puede reservar la caja de tres CDs, adquirir las unidades USB o realizar una donación voluntaria sin recompensa.