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Osteopatía, entre timadores y fisioterapeutas anda el juego

Practicando osteopatía a un paciente.

Practicando osteopatía a un paciente. karelnoppe / istock

La delimitación entre ciencia y superchería está desdibujada en la actual profesión de fisioterapia. “La osteopatía, que no tienen ninguna base científica, está inmersa en la fisioterapia de una manera muy desgraciada”, denuncia a este medio un joven fisioterapeuta, vicedecano de una universidad, contrario a la actual regulación de esta profesión sanitaria.

La leyes que rigen la osteopatía no se sostienen desde el punto de vista científico. “Son técnicas de manipulación corporal mezcladas con mística y explicaciones propias del siglo XIX. La osteopatía es una práctica absurda y acientífica”, denuncia Vicente Baos, profesor de patología médica en el Grado de Fisioterapia en el Centro Universitario La Salle.

A pesar de ello, la osteopatía está catalogada por la profesión de fisioterapia como una herramienta más dentro de las terapia manuales. La postura oficial es clara: "Desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid defendemos a ultranza la postura de que la Osteopatía y la Quiropraxia es Fisioterapia y es una terapia incluida en la orden CIN/2135/2008, por lo que en España esta regulado este tipo de terapia dentro de una profesión sanitaria como es la Fisioterapia", anuncia José Santos, su secretario general. Esta orden regula los estudios de Grado en Fisioterapia y determina las competencias que debe adquirir un fisioterapeuta en su formación.

Esto irrita al sector crítico: “No podemos seguir avalando algo que no está demostrado que funcione. La última reunión de decanos concluyó que de momento no se va a modificar la orden CIN”, expresa con indignación el vicedecano que prefiere permanecer en el anonimato. Según la decisión de los decanos los estudios de osteopatía seguirán incluidos dentro de la formación habitual. “En la universidad en la que trabajo, La Salle, somos contrarios a las pseudociencias por definición y no ofrecemos esa asignatura”, destaca Baos, miembro del Círculo Escéptico y de ARP-SAPC.

La osteopatía tiene varias ramas. La craneal, la visceral y la estructural. La primera se basa en el supuesto movimiento de los huesos del cráneo, las meninges, la médula y el sacro. La osteopatía asegura mover los huesos del cráneo para restablecer la salud. La realidad es que en el adulto las suturas craneales están fusionadas y los huesos que componen el cráneo no se mueven. Sin embargo, esta práctica se está usando y enseñando.

He visto a compañeros creyendo que sentían el líquido cefalorraquídeo con sus manos sobre una cabeza. Eso no es posible

“He hecho seis años de osteopatía como parte de la carrera. He visto cómo los alumnos tienen una predisposición a sentir y ver lo que les dicen los profesores. Por mucho que tú pongas las manos en el cráneo no vas a sentir el líquido cefalorraquídeo o el movimiento de las suturas craneales, sin embargo he visto a compañeros creyendo que sí lo sentían”, rememora el vicedecano, en completo desacuerdo con la inclusión de la osteopatía en el temario del grado de fisioterapia.

“Mantenemos la manipulación craneal porque hay evidencias clínicas de su efecto como complemento a otras terapias. Por ejemplo, en etapas infantiles cuando el niño tiene deformación ósea del cráneo. Cuando las fontanelas quedan muy abiertas se les coloca un casco para modelar el cráneo y se acompaña de osteopatía craneal”, discrepa Santos.

Fomenta la incultura

La osteopatía visceral está basada en afirmaciones que se ha demostrado que son erróneas y que no van más allá del placebo. “Son postulados que salen de la escuela de Jean Pierre Barral, donde afirman poder tratar trastornos emocionales, infertilidad, impotencia... Si analizamos las publicaciones científicas ofertadas por este grupo ninguna pasa un mínimo corte de calidad “, explica Luis Suso Martí, fisioterapeuta creador del canal YouFisio, de divulgación científica en Fisioterapia. “La única manera de saber si una terapia es biológicamente plausible es comprobándolo mediante el método científico. Si no se confirma de esa manera no se puede trasladar a la clínica, enseñarla a alumnos o cobrar por practicarla”, coincide su compañero de Ferrán Cuenca-Martínez.

El punto oscuro es que la osteopatía justifica esos tratamientos con afirmaciones que nada tienen que ver con la ciencia

Con la estructural la línea entre ciencia y creencia se desdibuja por completo. Este tipo de osteopatía se centra en tratar problemas del sistema musculoesquelético y parte de la técnica se solapa con las de la fisioterapia. El punto oscuro es que la osteopatía justifica esos tratamientos con afirmaciones que nada tienen que ver con la ciencia. "La excusa de 'si le ayuda mientras no haga daño al paciente...' fomenta la incultura científica y el engaño sistemático. Es afirmar que el paciente es tonto y no tiene capacidad para comprender un abordaje terapéutico", reniega Baos.

Históricamente, en España, la fisioterapia formaba parte de la enfermería. En 2008, con el Plan Bolonia, tomó entidad propia y comenzaron a hacerse estudios científicos. “Aún los recursos son pocos y es difícil hacer estudios potentes”, disculpa Santos. “La fisioterapia es una profesión joven. La media de edad de los profesionales es de 34 años. Aún requiere mucha investigación y validar algunos de sus métodos. Como la osteopatía, la electroterapia, los ultrasonidos, los infrarrojos y otra multitud de herramientas que se usan también requieren más investigación”, contemporiza el secretario general, al que no le chirría que la osteopatía se utilice sin haber demostrado eficacia.

Al Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España tampoco parece importarle que una práctica acientífica pueda estar bajo el paragüas de la profesión. Es más, defiende que sea solo ejecutada por fisioterapeutas: “Los fisioterapeutas que realizan osteopatía han tenido una formación teórico-práctica con el número de créditos necesarios para asegurar y garantizar los conocimientos para aplicar estas técnicas con la máxima seguridad y calidad, a diferencia de aquellos presuntos intrusos autodenominados osteópatas o quiroprácticos sin ser fisioterapeutas y cuya formación no está controlada ni regulada en España poniendo presuntamente en peligro a los pacientes que acuden a ellos”, sentencia una carta firmada por su presidente, Miguel Villafaina Muñoz.

Rosa ha ido a la consulta de varios osteópatas. “Me han parecido unos cantamañanas. Me hicieron reiki, me tocaban la frente y me decían que mi mal estaba en el colon”, comenta molesta. “Un día se me contracturó un brazo, el hombro, la mano, la cadera... no podía moverme. No tenía nada que perder y fui a otro osteópata que me recomendaron. Además es enfermero y fisioterapeuta”, relata. El resultado fue radicalmente distinto. “Además de su formación sanitaria cultiva el aspecto más espiritual de las artes marciales. Me enseñó cómo equilibrar mi cuerpo, cómo corregir las malas posturas, a respirar mejor, a conocer cuándo mi cuerpo empieza a estar tenso y evitar que se agarroten una zona tras otra en cadena”, explica.

Pasto para timadores

El ciudadano está desvalido y desconcertado. Nicolás llevó al osteópata a su bebé a que le hicieran un masaje para evitar los cólicos del lactante. “Pensaba que la osteopatía estaba regulada, que solo podía ser practicada por fisioterapeutas y tenía base científica”, se lamenta por la falta de información.

Los últimos datos del CIS indican que los ciudadanos están mal informados; la amplia mayoría de usuarios de prácticas no convencionales las emplea porque cree en su capacidad curativa incluso por encima de las terapias avaladas científicamente. “En España, en general, es muy muy complicado demostrar la culpabilidad del verdugo ya que ante el juez tiende a prevalecer una hipotética libertad de elección del paciente”, explica Elena Campos, biotecnóloga y presidenta de Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas.

“Las asociaciones de terapias naturales han visto negocio en esto. No tienen que pedir una solicitud a sanidad para abrir centros donde pasar consulta. No están regulados. No tienen formación y tiran de mística”, explica Santos. La falta de control en la titulación, formación y práctica es un grave problema. “La osteopatía la puede hacer cualquiera”, denuncia Baos, también médico de atención primaria. De esta forma, si el paciente tiene algún problema de salud derivado del uso de osteopatía seguramente no consiga compensación.

Los osteópatas se defienden

"Hemos iniciado una campaña este verano para alertar al ciudadano de cierto tipo de academias que, a través de publicidad engañosa, prometen unas competencias que la legislación vigente no contempla", explica el secretario General del Colegio Profesional. "Desde nuestra institución hemos puesto en conocimiento ante Consumo estos hechos y se han abierto expedientes sancionadores por publicidad engañosa... pero el problema es que estos centros pagan la multa y la administración no sanciona con el cierre de la actividad", concluye.

"La Osteopatía está regulada en todo el mundo bajo directrices de la OMS, contando con 85000 médicos osteópatas en EEUU, 30000 en Francia , y cubierta por todas las aseguradoras médicas en Reino Unido. Regulada en Europa por la Norma UNE. En España está regulada por la Fisioterapia y la Orden CIN ministerial de 2008, por lo que no es ni pseudociencia ni somos timadores", replica Ignacio Díaz Cerrato, Presidente del Registro de Osteópatas Fisioterapeutas de España.

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