El verano es la época del año en que los pies, al estar al descubierto, están más expuestos.  Por ello, el Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana aconseja seguir algunas pautas para evitar que los pies nos arruinen las vacaciones. Los hongos, verrugas plantares o sobrecargas musculares son algunos de los problemas más comunes de esta época.

1. Mantener una buena higiene de los pies a diario y, tras la ducha, secarlos muy bien. Es necesario prestar especial atención al secado de la zona interdigital para evitar que la humedad favorezca la maceración de la zona y de lugar a la aparición de problemas dérmicos como los hongos.

2. Hidratar los pies adecuadamente. Desde el ICOPCV se ha explicado que la piel del pie tiene una particularidad y es que la del dorso es similar a la del resto del cuerpo, mientras que la de la planta del pie es más espesa y resistente, adaptada para soportar el peso. Por ello, los productos que empleemos para su cuidado deben ser específicos. Las cremas hidratantes con urea son básicas en periodos de calor, sobre todo en zonas más secas como los talones. La urea, al ser un queratolítico, ayuda a desprender la piel que necesita renovarse por lo que la hidratación es más eficiente que con las comunes leches corporales.

3. Aplicar protector solar. Es común que se aplique el protector solar hasta el tobillo olvidando los pies, especialmente los empeines que están en línea perpendicular con los rayos del sol, y eso da lugar a quemaduras.

4. Pasear por la playa. Los paseos por la orilla de la playa se recomienda hacerlos en doble sentido. De esta forma, si hay desnivel, no se producirá sobrecargas de una zona sólo. Además, el masaje de la arena sobre los pies beneficiará la circulación venosa y linfática.

5. Utilizar sandalias con buena sujeción del pie, especialmente al tobillo y talón. De esta forma, el antepie podrá trabajar sin forzar otros grupos musculares provocando dolor en los metatarsos, por ejemplo.

6. Optar por un calzado con una suela entre 2 y 5 cm que proteja la planta de los pies con un material blando y cómodo, pero rígido a la flexión, así favorecerá un movimiento relajado del pie en balancín en cada paso.

7. Si se utiliza un calzado cerrado éste debe ser transpirable para que evite el exceso de sudoración del pie.

8. En el caso de utilizar calzado cerrado es imprescindible utilizar calcetines de materiales naturales, como el algodón o el hilo, porque éstos ayudan a la termorregulación del pie.

9. En el caso de las personas diabéticas, es fundamental realizar la exploración diaria de los miembros inferiores. Debido a que en muchos casos padecen neuropatías, pierden la sensibilidad de los pies y pueden realizarse rozaduras o heridas sin darse cuenta. Detectarlas a tiempo es fundamental para evitar la aparición de úlceras que, en el caso de estos pacientes, pueden resultar complicadas de curar.

10. Visitar al podólogo si se observa cualquier tipo de anomalía como picor constante, amarilleamiento o engrosamiento de las uñas o dolor que persista durante días, por ejemplo. De esta forma, se evitará propagar un contagio si existen hongos o que incremente la gravedad de una patología, si aparece.