El oído es el órgano que transmite los sonidos del exterior al cerebro. Se divide en tres secciones: En el oído externo está el  pabellón auditivo, que recoge las ondas sonoras y las dirige hacia el tímpano por el conducto auditivo. En el oído medio está el tímpano, que transmite sus movimientos a través de unos pequeños huesecillos llamados martillo, yunque y estribo, hasta la cóclea, la entrada del oído interno. El oído interno tiene más de 30.000 células ciliadas, que son las responsables de que podamos oír ya que se encargan de capturar las ondas sonoras externas, convertirlas en impulsos eléctricos y enviarlas al cerebro. Si estas células se dañan, se pierde audición.

Bien, una vez conocido el funcionamiento de este órgano, ¿por qué no lo cuidamos más? ¿Por qué cuando escuchamos música a través de los auriculares, lo hacemos a un volumen excesivo? Las pequeñas células ciliadas de nuestro oído interno sufren cuando hacemos esto, se dañan y poco a poco pierden efectividad. En pocas palabras, nos quedamos sordos, así de sencillo.

La pérdida auditiva suele asociarse al paso de los años, a la vejez. Suele comenzar a partir de los 50 y se acentúa entre los 65 y 75 años.  Pero también puede estar provocada por lesiones en el oído, infecciones por catarros, otitis, procesos gripales, mucosidad, por defectos heredados y últimamente con mayor frecuencia, por la exposición continua a un ruido excesivo. Esta exposición ha colocado a España en el segundo país más ruidoso del mundo después de Japón según un ranking de la Organización Mundial de la Salud (OMS).Traducido en cifras: en España, más de dos millones de personas, casi un 5 por ciento de la población,  sufre pérdida de audición prematura.

Así lo explica el profesor Antonio Abrante, codirector del Servicio de Otorrinolaringología de Quirónsalud Sagrado Corazón: “El déficit auditivo originado por el ruido, afecta tanto a jóvenes como a adultos menores de 50 años. Según la OMS, unos 10 millones de españoles están expuestos a niveles de sonido superiores a los 65 decibelios recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Además, el uso de reproductores de música con auriculares a volúmenes elevados, hace que los problemas de audición típicos de personas de 60 años se adelante a los 40”.

La pérdida de audición no sólo afecta a personas adultas, el uno por ciento de menores de 18 años, es decir, uno de cada diez,  sufre una privación auditiva que, normalmente, no se descubre a tiempo. “Por desgracia hay una capacidad limitada para detectar las primeras etapas de pérdida de oído inducida por el ruido. Esta pérdida relacionada con el ruido,  además es irreversible”, señala el doctor Antonio Abrante.

Los especialistas aconsejan, a partir de los 50 años, una revisión auditiva cada dos años así como mantener unos hábitos saludables, como por ejemplo, a la hora de escuchar música a través de reproductores con auriculares, es preferible hacerlo con los que tienen forma de orejera, ya que los de tipo botón, que se introducen en el canal auditivo producen un daño mayor en el oído. También sugieren no superar los 65 decibelios en el volumen de los auriculares, algo bastante complicado pues cuando alguien pasea por la calle oyendo música en su reproductor, suele elevar bastante el volumen para aislarse de los ruidos que le rodean.