El Lorazepam y el Diazepam son medicamentos comunes en la lucha contra la ansiedad. A menudo son recetados como la primera opción para combatirla. Sin embargo, para muchos, la dependencia a estos fármacos ansiolíticos no es la solución deseada ni la más efectiva a largo plazo. Si bien ofrecen un alivio temporal, cada vez más personas buscan alternativas. Estas alternativas pretenden abordar la raíz del problema sin los efectos secundarios o el riesgo de acostumbrarse a ellos.

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¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una reacción corporal natural frente a circunstancias de peligro o estrés. Es una emoción que nos pone en estado de alerta para actuar frente a situaciones que percibimos como amenazantes. Funciona como una señal de alerta interna que se 'activa' para protegernos. Se presenta con síntomas físicos como el aumento del ritmo cardíaco, sudores o tensión muscular. Además, incluye pensamientos de inquietud o miedo. Cuando está equilibrada, es beneficiosa, ya que nos incentiva a prepararnos para una prueba o a ser prudentes en un contexto desconocido.

Sin embargo, la ansiedad se convierte en un problema cuando es excesiva y desproporcionada a la situación que la provoca. También es problemático cuando es persistente en el tiempo. Deja de ser una respuesta adaptativa y se transforma en un trastorno que influye de manera total en la vida diaria de la persona que la sufre. Las personas pueden sentirse constantemente inquietas, con dificultades para concentrarse. Pueden tener problemas para dormir o incluso experimentar ataques de pánico repentinos y abrumadores.

El problema de los fármacos para combatirla

Adaptarse a los medicamentos para tratar la ansiedad, particularmente las benzodiazepinas (como el Lorazepam o el Diazepam), lleva consigo varios problemas significativos que podrían agravar la situación a largo plazo:

  • Dependencia y adicción: este es uno de los riesgo más comunes que sufren las personas. Física y mentalmente, el individuo se habitúa rápidamente al medicamento, requiriendo dosis cada vez más altas para el mismo efecto. Esto resulta en una dependencia física y psicológica.
  • Síndrome de abstinencia: al intentar recortar la dosis o suspender el medicamento de repente, los síntomas de abstinencia pueden ser extremadamente desagradables e incluso peligrosos. El procedimiento de retiro siempre debe ser vigilado por un profesional y hacerse de manera gradual.
  • Efectos secundarios a largo plazo: los ansiolíticos, si se utilizan durante un período prolongado, pueden tener una variedad de efectos adversos. Pueden causar problemas de memoria, dificultad para concentrarse. También pueden provocar somnolencia persistente durante el día, debilidad muscular y en algunos casos, empeorar la depresión o causar cambios de estado de ánimo.
  • No abordan la raíz del problema: los medicamentos ansiolíticos funcionan como una 'solución temporal' que calma los síntomas, pero no enseñan a la persona cómo manejar las causas fundamentales de su ansiedad. Esto implica que, una vez se suspende el medicamento, los problemas de ansiedad tienden a reaparecer, a menudo más fuertes.

Este es el método más efectivo ante la ansiedad

Además de los fármacos y una serie de terapias para luchar contra la ansiedad. Existe otro método que puede resultar más efectivo. El ejercicio físico regular es una de las herramientas más potentes y subestimadas para combatir la ansiedad, ofreciendo beneficios tanto a nivel fisiológico como psicológico. Lejos de ser un simple "quemador de calorías", la actividad física impacta directamente en nuestra química cerebral y en nuestra capacidad para gestionar el estrés.

Su práctica habitual provoca la descarga de endorfinas, también conocidas como las 'hormonas del placer', además disminuye los niveles de cortisol y adrenalina, las hormonas asociadas al estrés. Asimismo, es un factor esencial para tener un sueño de mejor calidad, elemento clave para mantener un buen estado de salud mental. Desde una perspectiva cognitiva, mantenerse activo funciona como una buena práctica para alejar la mente de los pensamientos llenos de ansiedad, y potencia la autoestima y la seguridad en uno mismo al estimular el sentimiento de éxito.

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