El chocolate blanco genera opiniones controvertidas, ya que su textura cremosa y su dulzura lo convierten en uno de los productos más atractivos de la repostería, pero su composición y su consumo excesivo también levantan suspicacias; no es un alimento prohibido, pero conviene saber qué nos aporta y cuáles son los peligros de incluirlo de forma habitual en la dieta.

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El chocolate blanco y su composición nutricional

Una tableta de chocolate blanco suele presentar alrededor de un 55% de azúcares, lo que proporciona un aporte energético significativo, pero esta ingesta elevada puede favorecer el aumento de peso y dificultar el asentamiento de una dieta equilibrada. Ingerido a diario y en grandes cantidades, eleva el riesgo a desarrollar problemas metabólicos, a lo que se puede sumar un estilo de vida sedentario.

Ausencia de cacao

A diferencia del chocolate negro, en el chocolate blanco no está presente la pasta de cacao. Esto implica que se puede perder una gran parte de los antioxidantes y flavonoides que tanto valoran la variedad más pura. Su composición habitual es de un 20% de manteca de cacao, un 14% de sólidos lácteos y un 3,5% de grasa láctea. En suma, su valor nutricional está compuesto más de grasas y azúcares que de compuestos protectores y beneficiosos para el organismo.

Riesgos de abusar del chocolate blanco

Si bien es cierto que el chocolate blanco tiene un contenido adecuado en calcio, su alto índice en azúcar y grasas puede contrarrestar esos posibles beneficios cuando existe un consumo abundante. En efecto, el abuso a la larga puede suponer un descontrol metabólico, alteraciones en el azúcar en sangre o bien acumulación de tejido graso. Asimismo, sustituir otros lácteos con un contenido más adecuado por chocolate blanco no es una opción adecuada.

Alternativas menos riesgosas

A pesar de ello la industria ha elaborado variantes sin azúcar con maltitol o edulcorantes que minimizan el efecto calórico. Con ellas se puede disfrutar del sabor que caracteriza al chocolate blanco con menos efectos negativos para la salud, aunque incluso con estas alternativas hay que mantener un consumo moderado ya que continúa siendo un producto muy graso.

Beneficios del chocolate blanco

Fuente de minerales y energía rápida

Dentro de su perfil nutricional, el chocolate blanco tiene un aporte de vitamina A, potasio, zinc, hierro y, sobre todo, calcio, que en una ración de 100 gramos equivale a aproximadamente 270 mg de este mineral y, por lo tanto, supone un refuerzo para los dientes y para los huesos; gracias a su densidad calórica puede ser útil para aquellas personas que precisan de una energía rápida (deportistas o personas que realizan esfuerzos de forma continua).

Utilidad en contextos específicos

El chocolate blanco puede ser un alimento complementario para incluirlo en etapas en las que la dieta establece un mayor aporte de calcio (por ejemplo en el embarazo). Además, también proporciona grasas saludables que sirven para que las funciones del organismo se realicen de forma correcta. En cualquier caso, siempre debe considerarse como un alimento complementario puntual y no como alimento principal.

Por tanto el chocolate blanco no debe considerarse un enemigo, pero tampoco un aliado fiel; la clave está en la moderación: un máximo de 30 gramos al día (equivalentes a una o dos onzas) son suficientes para aprovechar sus propiedades sin los excesos del placer. Las versiones sin azúcar son una manera de añadir un plus de equilibrio y convertir este placer en una opción mejor. Consumido con responsabilidad, puede ser parte de una alimentación variada; lo único que hay que tener en cuenta es que nunca debe sustituir los productos más nutritivos, como el propio chocolate negro.

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