La cooperativa catalana La Fageda ha visto dispararse la demanda de sus yogures tras la publicación de un estudio científico sobre Maria Branyas, la superabuela catalana fallecida en 2024 a los 117 años. El informe, liderado por el Instituto de Investigación Josep Carreras, analizó la biología de Branyas y destacó su microbiota como uno de los factores asociados a su longevidad, recordando además que consumía diariamente yogures de La Fageda, marca que ahora se ha convertido en objeto de interés internacional.
Según ha explicado Esther Carreras, responsable de Comunicación de la cooperativa, en una entrevista concedida a Efe, en las dos primeras semanas tras la difusión del estudio recibieron tantas solicitudes como las que normalmente llegan en todo un año. La mayoría proceden de Reino Unido y Estados Unidos, países en los que entidades científicas colaboraron en el estudio y donde se reavivó la atención sobre la dieta de Branyas, quien había publicado en 2022, en un perfil de redes sociales gestionado por su familia, que tomaba un yogur de La Fageda cada día.
"El estudio puso de relieve un microbioma dominado por bifidobacterias beneficiosas, entre otros factores asociados a la longevidad", explica Carreras. "Desde entonces, su nombre y nuestra marca han estado vinculados", añade, aunque subraya que la cooperativa no tiene intención de ampliar sus mercados ni su producción.
La Fageda, una cooperativa sin ánimo de lucro
La Fageda no es una empresa comercial al uso. Se trata de una fundación sin ánimo de lucro que emplea a personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad, con el objetivo de ofrecer oportunidades de trabajo, formación y servicios asistenciales de calidad. Actualmente, la plantilla está formada por unas 650 personas, la mayoría de las cuales cumplen este perfil.
El proyecto nació en 1982 de la mano del psicólogo Cristóbal Colón, quien había trabajado en hospitales psiquiátricos en los años 70, entonces denominados manicomios, donde "se sobrevivía más que se vivía", según Carreras. Colón planteó entonces una utopía: mejorar la vida de aquellas personas a través del empleo, concebido como un instrumento transformador. La iniciativa comenzó con quince personas en Olot y, en 1987, se trasladó a la actual masía Els Casals, en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.
Carreras subraya que la ubicación no fue casual: "Estaba concebida en plena naturaleza, que siempre consideramos un pilar ideológico fundamental por su rol en el bienestar de las personas". La cooperativa, recuerda, ha mantenido desde su inicio un enfoque centrado en la economía social. "Nuestro objetivo no es crecer en el mercado. Toda la actividad de producción sirve para generar empleo; la estructura empresarial nunca es un fin, es un medio", explica.
El interés global por los yogures de La Fageda ha puesto en evidencia la visibilidad que puede aportar un estudio científico, pero no alterará la filosofía de la fundación. Todos los beneficios que se generan se reinvierten al final de cada año en el proyecto, sin propietarios ni accionistas, con la finalidad de mejorar la vida de los colectivos vulnerables de la comarca gerundense de La Garrotxa.
"Desde luego agradecemos todo el interés mediático que se ha generado, pero nuestra prioridad sigue siendo la misma: ofrecer oportunidades reales a quienes más lo necesitan", concluye Carreras. La historia de Branyas y su yogur diario ha convertido a La Fageda en un fenómeno internacional, pero la fundación mantiene sus principios intactos, demostrando que la longevidad no solo es biológica, sino también social.
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