El hecho de tomar una infusión de todos los días se convierte en un hábito muy sencillo que mejora el bienestar. El consumo habitual del favorece la vida armónica, se suma a cualquier régimen, ya sea a primera hora de la mañana, después de la comida o simplemente en cualquier momento concreto del día en el que se quiera tomar un descanso. La ciencia respalda tales efectos favorables y se empieza a mostrar cómo una bebida tan utilizada cotidianamente puede modificar de forma trascendental la salud del ser humano.

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El papel del té en la salud diaria

El proporciona antioxidantes que el organismo utiliza para disminuir el efecto del estrés oxidativo. Tal efecto beneficia los sistemas que ayudan a mantener el correcto funcionamiento celular y favorece el envejecimiento saludable. Las variedades de más consumidas, como el té negro y el té verde, destacan por su contenido de compuestos bioactivos que ayudan al organismo a mantenerse equilibrado.

Beneficios que se reflejan a largo plazo

La ingesta de diaria dos o tres tazas de se relaciona de forma inversamente proporcional con la probabilidad de fallecimiento. En el té negro, la relación es positiva, favoreciendo un menor riesgo de enfermedades coronarias. Por la otra parte, en el té verde, se han puesto en evidencia efectos como la normalización tensional, la glucemia en ayunas y la normalización de los lípidos en plasma. Estos efectos no se ven afectados al integrar el té como parte de una rutina de consumo a diario, sin la necesidad de incluir azúcares ni siropes que alteren sus propiedades.

El té y su influencia en el bienestar

El se adapta a las dietas equilibradas y promueve la idea de un bienestar emocional debido a su propio contenido. La cafeína que contiene, que es moderada, permite acompañar la concentración sin otra amplitud. Las infusiones, a pesar de que según sus ingredientes, también aportan beneficios, no ofrecen los mismos efectos relacionados como lo hacen las hojas de té.

Un aliado para la longevidad

Las evidencias que respaldan la relación entre el consumo de y la salud y calidad de vida son, además, consistentes en otros estudios. Las personas que lo consumen diariamente tienen más probabilidades de presentar marcadores de salud más estables y una menor probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares. Mantener el hábito del consumo del se asocia con una vida más larga, más activa y saludable, siempre complementando esta práctica con un estilo de vida variado y equilibrado.

Comparativa con el café

El café posee también efectos beneficiosos que ha analizado la ciencia. Su consumo moderado (de entre dos y cuatro tazas diarias) está relacionado con una notable protección contra enfermedades del metabolismo, hepatopatías y enfermedades neurodegenerativas. Por otra parte, su consumo de manera habitual disminuye en un 17% la posibilidad de morir por cualquier causa y en un 19% la de morir por enfermedades cardiovasculares.

Integración de ambas bebidas en la rutina

No es necesario tener que optar entre té y café. Ambos tipos de bebida ofrecen aportes diferentes y que pueden formar parte de la misma dieta. Ir alternando las diferentes bebidas a lo largo del día es una manera de obtener los beneficios de cada una y de poder adaptarlas al momento o a la energía necesaria. Lo único que hay que hacer es mantener un consumo equilibrado y evitar los ingredientes que restan calidad nutritiva.

Con una taza de té al día, se comienza una lenta incursión en el camino del bienestar. Su prolongada persistencia como rutina consolidará su mejora y aportará un impulso natural que puede integrarse en el estilo de vida consciente y cuidado.

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