Para el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martinez-González no es ninguna novedad que muchas de informaciones de las que se ven por Internet sean contradictorias sobre las bondades o perjuicios de algunos alimentos. Muchos viene de personas que han hecho estudios científicos pero que "hablan movidos por lo que les paga la industria alimentaria", lo que crea una enorme confusión en la sociedad. Este fenómeno favorece mitos sobre los alimentos que consumimos. Eso sí, la barriga cervecera no es uno de ellos, es una tozuda realidad.

Recientemente Martinez-González, experto en la Dieta Mediterránea, ha publicado 'Salud a Ciencia Cierta', un libro "plagado de consejos para llevar una vida sana sin caer en las trampas de la industria" en el que recoge los resultados obtenidos de los estudios realizados a lo largo de esta última década, entre ellos el mayor estudio sobre nutrición en Europa, Predimed.

"Con la dieta mediterránea estamos cerca de una dieta ideal extensible a todas las personas"

Uno de los grandes enigmas entorno a la pérdida de peso es dar con la dieta ideal para conseguir nuestros objetivos en poco tiempo y sin mayor esfuerzo. De hecho, muchas personas caen por el camino en las denominadas "dietas milagro" que pueden acarrear peligrosas consecuencias para la salud. Sin embargo, el catedrático afirma que "estamos cerca de una dieta ideal que sea extensible a todas las personas con la dieta mediterránea que se seguía en las décadas de los 50 - 60 en algunas zonas de España".

Ésta era la dieta de las poblaciones pobres de la época y "se basaba fundamentalmente en alimentos de origen vegetal cultivados localmente y mínimamente procesados. Con poca carne, pocos dulces y pocos lácteos". Así queda demostrado en el estudio Predimed, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, donde se demuestra que la dieta mediterránea tiene grandes beneficios para la salud.

Desmitificando los alimentos que más consumimos

  1. Cerveza: Para este experto "la cerveza es un elemento muy básico, contiene cereales que son carbohidratos en forma líquida como pasa con las bebidas azucaradas, engorda y es muy barata de producir". Así que, "lo de la barriga cervecera es una realidad, no es un mito como hemos demostrado en el estudio SUN", nos dice el catedrático. En el estudio Seguimiento de la Universidad de Navarra (SUN) hay 22.800 participantes voluntarios a los que se les va realizando un seguimiento periódico y en el que se ha podido comprobar "mediante un grupo numeroso de participantes que si la cerveza se sustituye por agua se previene mucho la ganancia de peso". Además, dice: "La bebida alcohólica propia de la dieta mediterránea es el vino tinto consumido con las comidas como parte del patrón alimentario -de varones mayores de 45 años y mujeres mayores de 55 que es cuando aumento el riesgo de infarto- y nunca como droga psicoactiva.
  2. Leche: "Eso de que hay que tomar tres raciones de leche al día para tener una dieta sana es falso. La leche no es un alimento necesario para llevar una dieta sana ya que contiene grasas saturadas", asegura el Dr. Martínez-González. Es de hecho de todos los lácteos, al que más se le ha dado una ponderación negativa desde los expertos en dieta mediterránea, "sí que cuantos menos lácteos mejor", recomienda . "El único -lácteo- que se salvaría quizá sería el yogur en pequeñas cantidades pero nunca quitándole su papel a la fruta fresca como postre habitual", añade.
  3. Pan blanco: "Menos y mejor el integral. El pan blanco hace mucho daño en España, un país donde se come pan al desayuno, a la comida y a la cena sin darnos cuenta de que estamos añadiendo calorías de baja calidad y que suponen un riesgo para la diabetes y para la obesidad. El pan blanco se hace con harina refinada, es decir, se le quita la parte más nutritiva del grano de trigo -el germen y el salvado- y se queda con el puro almidón. El almidón rápidamente lo convertimos en glucosa y eso hace que suba la glucosa en sangre y que se sobrecargue el páncreas", explica.
  4. Azúcar: En este sentido, Martínez-González señala que "Hay que distinguir entre los azúcares naturales, que encontramos en las frutas -la frustosa-, y los azúcares añadidos que es el azúcar en 'cristalitos', ya sea azúcar morena o blanca. Los primeros son saludables, son los segundos los que dan problemas". Además, añade "el azúcar vende, engancha a la gente y es muy barata. Atractivos que la industria alimentaria aprovecha para incrementar sus beneficios. Es un problema muy grave, tenemos alimentos procesados y ultraprocesados que están cargados de azúcares e incluso, se le añade a productos que no tienen nada que ver  con el azúcar como puede ser el Ketchup o la mostaza con el fin de que se consuma más".
  5. Frutos secos: "No, no engordan. Los frutos secos tenían el mito de que engordaban porque tienen muchas calorías, porque tienen un gran contenido en grasas, pero es grasa de la buena" explica el investigador. En el estudio Predimed se utilizó a un grupo de personas para incorporar el consumo de frutos secos en sus dietas, 30 gramos diarios, y "los resultados fueron positivos en cuanto a la reducción del riesgo cardiovascular" dice Martínez-González e insiste en que "es un alimento fundamental en la dieta mediterránea y hay que promoverlo".

Plantar cara a la industria alimenticia

Es natural sentirnos solos frente a las grandes maquinarias de la industria. Pero el Dr. Miguel Ángel Martinez-González asegura que es posible plantarle cara a la industria de la alimentación sin excluirnos del factor social que caracteriza a la comida, sin parecer bichos raros obsesionados con la alimentación. "La alimentación no es eso que la cultura basura dice de que hay que atiborrarse a comida basura, de pensar solo en lo que hay en el plato y no es su aspecto más humano, en su preparación", señala.

En este cometido es importante las acciones de las instituciones públicas "como el  Instituto de Salud Carlos III que ha financiado esta investigación", recuerda Martinez-González. Asimismo, 'Salud a Ciencia Cierta' es un libro que "le planta cara sin complejos a la industria alimentaria y al mismo tiempo lleva a disfrutar de la dieta mediterránea que también tiene mucho de convivialidad". Además, señala que "Si a mí me financiaran industrias alimentarias yo no podría decir estas cosas que digo en el libro. Lo puedo decir y puedo plantarle cara a unos intereses perversos que están haciendo daño a la salud pública precisamente porque hay un instituto público donde se consigue la financiación por proyectos competitivos científicamente como el proyecto SUN, Predimed y Predimed Plus".

Finalmente echa una mirada a al sistema nacional de salud en España que según Martinez-González "está en riesgo porque precisamente hay una industria alimentaria que quiere seguir ganando dinero a grandes escalas sin importarle mucho el daño que está haciendo a la salud de la población con esas tasas de obesidad". De hecho, en España la tasa de obesidad infantil es del 18%, una de las más altas de Europa.