El país entero se ha visto arrastrado por los acontecimientos y la población se mantiene confinada en casa con sus hijos y mirando de reojo a sus mayores. Para Miguel los acontecimientos se precipitaron antes. Se juntó con un amigo que había estado en una feria en Milán. Se inauguraba el mes de marzo, su amigo parecía resfriado. Días después su amigo enfermó por COVID-19 y a Miguel le empezó a subir la fiebre. Se encerró en casa el día 8. Al día siguiente le hicieron la prueba. Los casos en ese momento en la Comunidad Valenciana eran manejables y al día siguiente tenía el resultado: Positivo en COVID-19.

Lleva más de una semana en su domicilio encerrado con el enemigo número uno de la humanidad en este momento. Está solo en casa, está separado y sus hijos emancipados. Tiene 55 años, los síntomas son leves, afortunadamente, no requiere hospitalización. Él con 55 años va ganando la pelea con el coronavirus, pero el amigo que le contagió, de 61, está en la UCI**. 

Yo he tenido suerte porque al estar mal cuando había poca gente contaminada la atención ha sido mucho más satisfactoria

“Desde ayer por la mañana no tengo nada de fiebre. He hablado con la médica y los síntomas son muy positivos. Tengo que esperar unas 72 horas para que se confirme la estabilidad y, a partir de ahí, hacerme otra prueba a ver si doy negativo y, si es así, confirmaremos que ya lo he superado”, explica a El Independiente por teléfono. No tiene claro si le harán la prueba, teme que con el pico de casos quizá deje de ser prioritario hacer la prueba. 

“Yo he tenido suerte porque al estar mal cuando había poca gente contaminada la atención ha sido mucho más satisfactoria de lo que va a ser a partir de ahora”, asegura Miguel. Es la suerte que no ha tenido Javier, a diferencia de Miguel, no está solo. Vive en casa con sus padres y su hermano. Él, 31 años, y su madre, 55, son positivos. Pero son positivos sin pruebas. Su sintomatología leve les ha permitido seguir en casa, pero en Madrid ya no hacen pruebas a los casos leves. La receta es una confinamiento y aislamiento. “Lo más molesto son los dolores musculares, pero se llevan bien gracias al paracetamol”, nos cuenta Javier. Reciben seguimiento médico por teléfono. Si no hay complicaciones esta será toda la ayuda médica que tendrán. 

Fotos instantáneas tomadas estos días por Javier.

En los hogares se libra un segundo frente de batalla contra el coronavirus SARS-CoV-2 y en esa guerra los principales combatientes son los infectados con síntomas leves. El virus aquí se combate con paracetamol y con la mente ocupada porque sus efectos más nocivos para estos casos no son sanitarios.

“He estado bastante entretenido. Algún rato leyendo, viendo la tele, con el WhatsApp.. Mucha gente te llama y no me aburrido, la verdad. Fíjate las redes sociales que es una cosa que a mí no me gusta mucho me han ayudado bastante porque te permite estar en contacto y, en general, la gente se ha portado muy bien”, explica Miguel. 

Mis compañeros se han ido a casa, no trabajan, este mes se cobra, pero no está claro qué pasará con nosotros el mes que viene

“Con apenas una semana de diferencia entre el caso de Miguel y el de Javier, el contexto es muy diferente. En el caso del madrileño se ha quedado en casa con una baja, pero el contexto de expedientes de regulación de empleo temporales le genera angustia. “Ahora mismo me encuentro con bastante ansiedad con todo estos titulares y el paro y los ERTEs. Mis compañeros se han ido a casa, no trabajan, este mes se cobra, pero no está claro qué pasará con nosotros el mes que viene”, explica.

Javier cuando sale de su cuarto va con mascarilla y guantes, cada vez que usan la cocina él o su madre la limpian. La situación no es cómoda, todos duermen aislados, están obligados mantener las distancias. “El encierro con más personas no es fácil, aunque sean de tu familia. Los miedos de uno se contagian.. Es complicado”.

Y estoy pensando en salirme de los grupos de WhatsApp, porque es dantesca la cantidad de mensajes que te mandan...

A diferencia de Miguel las redes sociales no le están ayudando en nada. “Está siendo super perjudicial para mí, estoy apagando a ratos el teléfono y estoy pensando en salirme de los grupos de WhatsApp, porque es dantesca la cantidad de mensajes que te mandan.. Los memes son los menos dañinos... Es una sobredosis”, asegura.

Miguel, pese haber estado solo y sólo haber recibido medicamentos y alimentos a través del ascensor está en mejor forma mental. Ha visto cómo la crisis le ha llegado a todo el país. Él va por delante, está saliendo del túnel en que España está inmerso y ha tenido tiempo para pensar. “No sé si será un ensayo del mundo al que estamos entrando, pero evidentemente estas cosas van a volver a pasar y tendremos que sacar conclusiones y aprender. Sobre todo creo que hay que valorar la Sanidad y el trabajo de los sanitarios”, concluye. 

**El amigo que contagió a Miguel ha fallecido tras varios días en la UCI, en donde se encontraba cuando Miguel respondía a nuestras preguntas.