Una de las enfermedades más comunes entre los varones de edad avanzada es la hiperplasia de próstata, es decir, el crecimiento anormal de este órgano. La hiperplasia se debe a una excesiva producción de andrógenos, las hormonas que controlan y desarrollan las características masculinas en los hombres. Cuando el crecimiento de la próstata no contiene células cancerígenas, la enfermedad se conoce como hiperplasia benigna de próstata (HBP), y el principal problema que acarrea es una compresión de la uretra que dificulta el adecuado flujo de la orina.

La hiperplasia benigna de próstata afecta a uno de cada cuatro hombres mayores de 50 años y es el tumor benigno más común entre los que tienen más de 60 años, según datos de la Sociedad Española de Urología. A partir de los 70 años, el noventa por ciento de los varones tiene algún síntoma de esta enfermedad.

Cuando los síntomas que van a más

La HBP es una patología progresiva, que comienza con una sintomatología leve y poco molesta pero que puede derivar en serias complicaciones. Los síntomas de la enfermedad se dividen en dos grupos: los de vaciado, que dificultan la micción –demora en iniciarla, goteo, sensación de no haber terminado–, y los de llenado –escapes de orina, necesidad de levantarse por la noche o incapacidad de reprimir el deseo miccional–, derivados de los primeros. El desarrollo de la enfermedad plantea problemas que pueden llegar a ser graves si evolucionan a infecciones urinarias o formación de cálculos renales.

El tratamiento de la HBP en los casos leves requiere una revisión periódica y algunos cambios en el estilo de vida como, por ejemplo, la eliminación del café y el alcohol de la dieta. En muchos casos, un tratamiento farmacológico adecuado puede ayudar a controlar la enfermedad. Pero cuando la hiperplasia aumenta es necesario recurrir a la cirugía para eliminar el tejido glandular prostático que obstruye la uretra.

El láser como alternativa

Una de las técnicas más novedosas que se han introducido para el tratamiento de la HBP es el uso del láser, que permite eliminar de forma completa el tejido obstructivo sin necesidad de heridas quirúrgicas y, en consecuencia, con una rápida recuperación y sin apenas sondaje.

Los doctores Juan Leal y Francisco Rivera, urólogos del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla, vienen utilizando desde hace años esta técnica, denominada enucleación prostática. La consideran «idónea para la intervención en próstatas de gran tamaño, a partir de 80 centímetros cúbicos, que con técnicas tradicionales no son fáciles de abordar con plenas garantías de éxito». La enucleación prostática consiste en introducir un láser a través de la uretra que separa el componente glandular de la cápsula prostática. Luego, este tejido glandular se empuja a la vejiga, donde se fragmenta y se extrae a través de la misma uretra del paciente. 

Para la realización de esta cirugía, el servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón cuenta con dos tipos de láser: el láser de Holmio (HoLEP) y el láser verde (GreenLEP). «Ambos garantizan los mismos resultados. Se elige uno u otro en función de las circunstancias particulares de cada caso clínico», afirman los especialistas. Tras esta intervención, el paciente recibe el alta, generalmente, a las 24 horas, después de las cuales puede hacer vida normal con un reposo relativo.