Salud

¿Por qué te despiertas mucho por la noche pero te duermes profundamente viendo la televisión?

La doctora M. Ángeles Bonmatí aborda en su nuevo libro la importancia de dormir y cómo el sueño evoluciona a lo largo de los años. Envejece como nosotros y se fragmenta, lo que provoca que durante el día la persona se quede dormida delante de la tele

Jóvenes duermen Freepik

Los humanos pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo. Algo que es fundamental para nuestra salud. Nos lo han repetido constantemente desde que somos pequeños. Ya lo decían las abuelas, "hay que dormir para no enfermar" o el "vamos a la cama, que hay que descansar" que nos cantaba cada noche La Familia Telerin.

Sin ir más lejos, uno de los mecanismos de tortura más recurrente a lo largo de nuestra historia es precisamente no dejar dormir al reo despertándolo cada poco tiempo. Y es que dormir es tan importante en nuestro día a día que llega incluso a los videojuegos. El sueño también está presente en ellos. En muchos videojuegos, la forma de guardar los logros conseguidos es poniendo a dormir al personaje que controlamos.

Como cuenta la doctora M. Ángeles Bonmatí, "dormir es como hacer una parada en boxes para limpiar y reparar aquello que se haya podido estropear mientras hemos estado despiertos". Lo cuenta en el libro Que nada te quite el sueño. Por qué dormir bien es fundamental para tu salud, en el que aborda la importancia de dormir, indaga en las distintas etapas que experimenta el sueño a lo largo de la vida, y describe aquellas alteraciones o situaciones que nos impiden descansar.

Pregunta. ¿No dormir lo suficiente sale caro? Dice en el libro que cree que no se defiende lo necesario porque mientras se duerme ni se produce ni se consume…

Respuesta. Una población que duerme poco es una población menos sana, y eso tiene unos costes económicos. Como no estamos ni produciendo ni consumiendo parece que es tiempo perdido.

P. ¿Qué hace que sintamos esa necesidad para dormir?

R. Tenemos dos mecanismos. Uno de ellos mide las horas que llevamos despiertos. Cuantas más horas llevemos, independientemente de la hora del día que sea, más necesidad vamos a sentir por dormir. Por otro lado está el sistema circadiano, que podríamos llamar el reloj de arena, que es fundamental para regular el sueño e indica a nuestro cerebro la hora del día que es.

P. ¿El cuerpo se acostumbra a dormir y levantarse a ciertas horas? El fin de semana, por ejemplo, si no trabajamos en principio tenemos más tiempo para dormir, y aun así algunos se levantan sin alarma a la misma hora que cuando van al trabajo.

R. Ahí interviene el reloj circadiano que nos marca la hora. Los circadianos están actuando como un despertador y nos van a decir que ha llegado la hora del resto de la semana de levantarnos. Ocurre también con la hora de dormir, normalmente la somnolencia suele aparecer a la misma hora del día.

P. Hay personas con más propensión a madrugar y otras con más propensión a acostarse y levantarse tarde. ¿Por qué pasa esto? En el libro decía que no quería volver a escuchar el "yo soy muy nocturno".

R. Tenemos dos extremos: los matutinos, que se les llama también tipo alondra, que son personas que no les cuesta madrugar y, además, cuando llega la noche a una hora temprana ya tienen somnolencia. Y por otro lado tendríamos los tipos búho o los vespertinos, que son aquellas personas que les cuesta mucho madrugar y no pueden dormir a una hora temprana. Los tipo alondra se concentran muy bien a primera hora de la mañana, y no tan bien al final de la tarde, al contrario que los vespertinos. Esto no significa que unos sean diurnos y otros sean nocturnos, hablamos de vespertinos y matutinos. El ser humano como especie es un animal diurno que está preparado para dormir durante la noche.

P. ¿Por qué hay personas que tienden a dormir mal y otras que son "buenos dormidores"? ¿El insomnio se hereda?

R. Teniendo en cuenta que hay factores genéticos implicados, es posible que en algún caso se pueda heredar, pero los factores ambientales y sociales también influyen. Una persona que esté sometida a mucho estrés en su día a día y que, por ejemplo, haya pasado por una situación de abusos o violencia, por mucho que su genética la predisponga a dormir bien, seguramente tenga problemas de sueño derivados de esas situaciones estresantes.

P. ¿Hay algo que podamos hacer para intentar evitar el insomnio y mejorar la calidad de sueño?

R. Si aparece el insomnio hay que abordarlo acudiendo a un especialista, lo primero es conocer el origen. No debemos convertir el insomnio en una lucha. Es importante mantener unos horarios regulares, exponernos a la luz durante el día y respetar la oscuridad durante la noche. Los horarios de las comidas también son importantes. No debemos cenar tan tarde, el ejercicio físico es muy positivo para el sueño, pero siempre y cuando se realice alejado del momento de intentar dormir.

P. ¿Es normal tener pesadillas?

R. Es normal, el problema es cuando la frecuencia es demasiado alta. Si una persona cada día tiene una pesadilla o un sueño de contenido desagradable debe acudir a un especialista porque puede haber un problema de fondo.

P. Están de moda tomar pastillas naturales como la melatonina. ¿Realmente funcionan?

R. No recomendaría tomar nada. Por mucho que se hable de que la melatonina es natural y tenga menos efectos secundarios que otros fármacos, no deja de ser una hormona que estamos ingiriendo, y que en muchos casos no es necesaria. Con un tratamiento conductual o una serie de recomendaciones de hábitos de sueños sería suficiente.

P. Según la última Encuesta Nacional de Salud, realizada en 2017, más del 10% de los españoles consume fármacos para dormir… ¿Hacen falta pastillas para dormir?

R. Hay 3 puntos críticos en el sistema público de salud. Cuando una persona tiene problemas para dormir, acude a su centro de atención primaria, pero su médico de cabecera no va a disponer del tiempo necesario para indagar sobre los hábitos de este paciente. Por otro lado, en muchos casos los problemas de sueño son un síntoma de que algo no va bien. Hay personas con situaciones de ansiedad, de depresión o de otras patologías que deberían abordar el problema. Sin embargo, en el sistema público de salud no hay suficientes psicólogos para atenderlas.

Y por último, hay que acudir a una unidad del sueño, pero hay muy pocas y las listas de espera son larguísimas. A menudo, aunque no sea lo mejor, una forma rápida de actuar es recetar un fármaco. No es lo mejor porque hay personas que lo toman de manera rutinaria en periodos demasiado largos.

P. Cuentas en el libro que las últimas tecnologías de detección de somnolencia en el conductor están incorporando sensores de temperatura en el volante.

R. La temperatura del cuerpo está muy relacionada con el sueño, cuando nos vamos a dormir la temperatura central baja, es decir, nuestros órganos y nuestro cerebro se enfrían. Sin embargo, producimos una vasodilatación en las extremidades. Por eso, colocando un sensor de temperatura en la muñeca podemos detectar cuando esa temperatura aumenta en las extremidades, lo que quiere decir que el centro de nuestro cuerpo se está enfriando, y eso está relacionado con el nivel de somnolencia.

P. Se ha escuchado muchas cosas sobre la siesta, que si es buena, que si es mala, que si solo debería ser de 20 minutos...

R. La siesta es buena si quien la hace considera que la necesita para estar mejor. Sí que es verdad que no se recomienda que sea larga porque eso podría hacer que el sueño nocturno, el importante y el reparador, se viera afectado. Hablábamos antes del reloj circadiano, eso también influye. Si estamos durmiendo un largo tiempo durante el día, eso va a hacer que tengamos menos somnolencia cuando llegue el momento de dormir por la noche. En ningún caso debería pasar de los 30 minutos. Si se quiere obtener un sueño que tenga unos beneficios a nivel de reparación sería necesaria una siesta más larga, pero en general no se recomienda. 

P. Cuenta en el libro que no se tiene el mismo sueño cuando somos pequeños o adultos, que cambia con cada etapa.

R. El sueño cambia a lo largo de la vida. Nacemos durmiendo mucho, conforme vamos creciendo se va reduciendo la necesidad de sueño y estamos más tiempo despiertos, y cuando envejecemos, el sueño envejece. Se ha dicho que las personas mayores necesitan dormir menos, parece ser que no es cierto. Lo que ocurre es que duermen menos porque no pueden dormir más. Cuando envejecemos, el sueño se fragmenta, se duerme a trozos. Hay muchos despertares, y durante el día es frecuente que la persona se quede dormida delante de la tele. En la adolescencia se producen una serie de cambios totalmente fisiológicos. Es normal que un adolescente tienda a irse a dormir más tarde y se levante más tarde.

P. ¿Para qué soñamos?

R. Parece que soñar nos hace resolver problemas con mayor creatividad y nos puede ayudar a curarnos emocionalmente de una vivencia traumática, de un duelo. Soñar no es solo una consecuencia inevitable del sueño REM, también tiene sus propios beneficios.

P. Es curioso que aunque sea verano, o haga muchísimo calor, siempre necesitamos taparnos con algo. ¿Tener un peso sobre nosotros mientras dormimos nos ayuda a conciliar el sueño?

R. Parece que sí. Hay algunas personas que lo acusan más que otras. Se cree que la sensación de notar un peso sobre el cuerpo ayuda a conciliar el sueño porque está relacionado con la sensación de estar arropado. En la naturaleza lo normal es que las crías duerman pegadas al cuerpo de la madre o del resto de miembros de la camada y sentir ese peso de alguna forma hace recordar esa sensación de estar arropado.

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