El retraso de la maternidad no deja de aumentar en España. Cada vez hay más mujeres que son madres a partir de los 40. Es tal el aumento que en la última década han crecido en un 38%. Es decir, que en el año 2011 las madres mayores de 40 años suponían el 5,5%, mientras que en 2021, la cifra es del 10,7%. Esto provoca que cada vez haya más personas que necesitan tratamientos de fertilidad, que los embriones que se acumulan en los bancos cada vez sean más y que, por tanto, muchos de ellos no tengan un destino claro y unos 60.000 embriones congelados acaben abandonados.
A medida que la media de edad de las mujeres que tienen su primer hijo aumenta, la media de edad de las que deciden congelar sus óvulos fecundados también. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), la edad media española para tener el primer hijo roza los 33 años.
Esta tendencia de retrasar la maternidad está provocando que las mujeres tengan más problemas para concebir y necesiten recurrir a tratamientos de fertilidad para lograr su objetivo de convertirse en padres. En los últimos años ha habido una consecuencia clara, que los embriones preservados por estos tratamientos, es decir, los ovocitos que ya están fecundados, no dejen de crecer haciendo que incluso los bancos que los guardan no den a basto.
Las instalaciones de los bancos son caras y el nitrógeno para mantener las condiciones de temperatura adecuada no son baratos"
jaime guerrero
Como explica a El Independiente Jaime Guerrero, director del Programa de Donación de ovocitos y criobiología del Instituto Bernabeu, una vez se realiza el tratamiento de fecundación in vitro, normalmente suelen "sobrar" un alto porcentaje de ovocitos fecundados. Es cierto que depende de la persona y de su reserva ovárica, algunos consiguen más y otros menos, pero se suelen congelar más de un embrión. Esto ayuda a que, en el caso de desear más descendencia o si no funciona el tratamiento, los pacientes tuvieran una opción B de acudir otra vez a esos embriones y tener la oportunidad de volver a ser padres. El problema viene cuando los embriones congelados no dejan de aumentar, se abandonan y miles de ellos quedan en el limbo.
El 10% de los embriones congelados se abandonan
Según la Sociedad Española de Fertilidad, en España hay 668.082 embriones congelados en los bancos. Una cifra que, dadas las circunstancias, va en aumento. De esos embriones congelados, el 45% se utilizan para uso de los propios pacientes, el 5% se dona a otras parejas, el 18% se destina a fines de investigación y el 18% restante se acaba destruyendo.
Pero de esos casi 700.000 embriones congelados, 60.005 se encuentran en una situación de abandono. Se trata de un 10% de los embriones criopreservados, cifra que desde el Instituo Bernabeu consideran "subestimada" y que ya está creando varios quebraderos de cabeza a los expertos que se preguntan cómo gestionar todos esos ovocitos fecundados que ya no tienen dueño. "Cada vez se congelan más embriones y hay que profundizar en el problema logístico que implica su preservación", indica Guerrero.
Según cuenta el especialista en medicina reproductiva, esta situación genera, además de problemas logísticos, un coste importante. "Las instalaciones son caras y el nitrógeno para mantener las condiciones de temperatura adecuada no son baratos", apunta el director.
Una vez conseguidos los embriones, se congelan y se guardan en los bancos. Depende de la capacidad que tenga cada clínica de medicina reproductiva, pero algunos llegan a acumular cientos.
Tal y como recuerda Guerrero, cada dos años las clínicas deben renovar y modificar el consentimiento donde consta el destino elegido para sus embriones. Así lo indica la Ley sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, que contempla que, en el caso de no haber recibido respuesta de la mujer o pareja progenitora tras dos intentos, los embriones pasan a estar en manos del centro.
Las causas por las que un embrión puede acabar abandonado son diversas. "En muchos casos se han desentendido de los embriones, algunos han cumplido su deseo de ser padres, otros con los que no es posible contactar o tampoco se han tomado el interés de preocuparse", indica Guerrero.
El destino de los embriones sin dueño
Es entonces cuando los especialistas se encuentran con el problema de no poder darle un destino a esos embriones congelados que ya no tienen dueño. Explica Guerrero que, según la ley española, estos tienen cuatro posibles destinos: el uso de la propia pareja para futuros tratamientos, proyectos de investigación, fines reproductivos para otras parejas o la destrucción sin otro fin.
El problema es que a veces no se consigue uno de estos destinos porque no se reúnen los requisitos médicos mínimos para ser donados lo que provoca que los embriones no dejen de acumularse en los bancos.
El limbo legal de la destrucción de los embriones
Guerrero reconoce que hay "cierta confusión a la hora de destruir los embriones". La decisión recae en médicos externos al centro, ellos deben consentirlo, pero muchas veces esa decisión no la reciben los centros de fertilidad, lo que deja en el aire cuál es el destino final de los embriones congelados.
Muchos de estos embriones no reúnen los requisitos mínimos para ser donados a otras parejas, tampoco se pueden dirigir a proyectos de investigación porque apenas hay, pero lo que limita sobre todo a los centros de fertilidad es el miedo a que en un futuro los progenitores reclamen estos embriones, lo que provoca que decidan conservarlos indefinidamente hasta que la ley aclare esta situación.
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