Este lunes la ministra de Sanidad, Mónica García, se ha mostrado abierta a la posibilidad de que los propios ciudadanos puedan "autojustificar" una baja por enfermedad leve en los tres primeros días de incapacidad. Lo ha hecho en una entrevista en Onda Cero, donde ha detallado que se trataría de una autodeclaración responsable, que tendría como objetivo rebajar la presión sobre el sistema sanitario, colapsado estos días por la 'tripledemia' de virus respiratorios que aún no ha alcanzado el pico de contagios.

Aunque suena rupturista, la medida propuesta por García es, en realidad, una reivindicación histórica de la comunidad médica. "Llevamos muchos años pidiéndolo. La atención burocrática a los pacientes que vienen a solicitar la baja nos resta tiempo para dedicarnos a la atención clínica, que es nuestro trabajo. Y esto incluye también a los padres que vienen buscando el papel para sus hijos. Es un trámite que no nos debería corresponder a nosotros hacer. Además, que la gente tenga que venir al médico para esto choca con el discurso de decirles que no acudan por episodios banales", resume Isabel Vázquez, médica de Familia y portavoz de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS).

"Nosotros también estamos de acuerdo", asegura Manuel Martínez-Sellés, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM). "El hecho de que tengamos una situación de saturación sanitaria, en concreto en la Atención Primaria, hace que tengamos que ser responsables del uso de nuestros recursos. Yo no conozco a ningún médico que se oponga a esta medida, que ya sabemos que se ha implementado en otros países europeos con buen resultado, porque no han aumentado el número de bajas", añade.

Consultados por este periódico, desde el Ministerio de Sanidad han explicado que en países como Reino Unido, Portugal, Suecia o Alemania ya existen medidas similares a la propuesta este lunes por García. Y en España, tal y cómo explica Vázquez, se dio un primer paso en esa dirección durante la pandemia, cuando los pacientes podían solicitar las bajas médicas por teléfono. No obstante, aquello no consiguió aliviar la presión sobre la Atención Primaria. Algo que, para la portavoz de AMYTS, sí se lograría con la autodeclaración responsable.

Dudas e incógnitas

Sin embargo, la medida aún presenta varias incógnitas. "Si se aprobase ya, creo que llegaría a tiempo para rebajar la presión sobre el sistema sanitario, porque el pico de la 'tripledemia' se espera dentro de 10 o 12 días y luego la curva seguirá descendiendo durante bastante tiempo. Sería un balón de oxígeno, porque estamos recibiendo entre un 40% y un 50% de consultas más de lo habitual. Pero no creo que se ponga en marcha inmediatamente, porque hay varias partes implicadas y no será tan sencillo. Si lo tenemos para el año que viene ya sería fenomenal", afirma Vázquez.

Desde el Ministerio de Sanidad han apuntado a este diario que la propuesta será debatida con el Ministerio de Seguridad Social y el de Trabajo, que tendrían que cambiar algunos artículos de su normativa para poder dar luz verde. Pero no pasará por el pleno extraordinario del Consejo Interterritorial, que estaba convocado para este lunes con todas las CC.AA para debatir sobre la obligatoriedad de las mascarillas en los centros de salud, y que ha finalizado sin acuerdo. En cualquier caso, las asociaciones y organizaciones médicas defienden que la medida llegue para quedarse, y no se limite simplemente a frenar la 'tripledemia' actual.

Más allá de los plazos, la otra gran duda es cómo se supervisará que la gente no utilice la autodeclaración responsable para tomarse unos días de vacaciones. Vázquez lo ilustra: "Tiene que haber un muestreo de control, porque ya sabemos cómo es este país. Yo creo que ese será el mayor escollo, que las empresas no van a confiar cuando uno de sus trabajadores se coja tres días por una baja cuando se acerque el verano, por ejemplo. Y es verdad que los médicos vemos algunas bajas los lunes que son muy sospechosas, sobre todo de gente joven. Hacer seguimiento de esto será difícil, por eso es una medida complicada de implementar, aunque no imposible".

La portavoz de AMYTS visualiza que los pacientes tendrían que rellenar un documento en el que declaran bajo su juramento y responsabilidad que están enfermos, y que no podrán acudir al trabajo. Para ella, este sistema podría aplicarse con virus respiratorios, pero también en casos de gastroenteritis y, en general, con todos los cuadros leves. Pero los casos de mayor gravedad o duración, como una otitis media, seguirían requiriendo de supervisión médica.

"Tiene que haber un control para saber en qué situaciones está justificado que la gente puede utilizar las autobajas, y las empresas también tendrán que supervisarlo. Pero creo que hay una posibilidad muy grande de que la población haga un uso responsable. No va a haber más bajas que las que hay ahora, que necesitan un informe médico. Y acabaríamos con el sinsetido de tramitar algunas bajas de pacientes que las solicitan cuando ya han pasado el cuadro catarral", apostilla Martínez-Sellés.

Otras medidas para aliviar el colapso sanitario

Desde AMYTS también defienden que las altas y las bajas laborales deben ser tramitadas por los médicos que atienden a los pacientes, en lugar de por los profesionales de la Atención Primaria, como se hace a día de hoy. Y ponen un ejemplo muy claro: si a una persona le operan de la tibia, consideran que es el traumatólogo el responsable de hacerle el seguimiento y darle el alta cuando esté recuperado. Según explican, ya hay algunos hospitales que han empezado a funcionar de esta manera (aunque son contados), lo que para ellos tiene una "lógica aplastante".

En ICOMEM reiteran, como ya han hecho muchos expertos estos días, que la clave para recudir la presión de los centros sanitarios es intensificar la campaña de vacunación. "Es una pena, porque las tasas de vacunación están muy lejos de las recomendables. Hay que hacer un llamamiento en ese sentido a toda la población, pero especialmente a las personas vulnerables. Y también recomendamos el uso de mascarilla a la población de riesgo y a aquellos que tengan síntomas, porque la gente tiene una falsa sensación de seguridad y su uso ha bajado mucho", concluye Martínez-Sellés.