La protección ante los efectos nocivos del sol es fundamental para preservar la salud de la piel. Aunque la exposición al sol aporta beneficios como la síntesis de vitamina D, un exceso puede resultar perjudicial, incrementando el riesgo de quemaduras, envejecimiento prematuro y cáncer cutáneo. Por ello, recurrir a una crema solar adecuada y emplearla correctamente resulta imprescindible.

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El factor de protección solar (SPF o FPS) es el primer aspecto relevante al escoger un protector. Este valor nos indica cuántas veces podemos exponernos al sol sin quemarnos comparado con estar sin protección. Existen diferentes categorías: protección media (SPF 15 a 25), alta (SPF 30 a 50) y muy alta (SPF 50 o superior). Pero es importante recordar que, incluso usando un índice elevado, ninguna crema bloquea el 100% de la radiación ultravioleta.

Un protector solar óptimo debe ofrecer protección tanto frente a rayos UVA como UVB. Los UVB son responsables directos de las quemaduras solares, mientras los UVA son los principales culpables del fotoenvejecimiento y contribuyen al desarrollo de cánceres cutáneos. El SPF anunciado en los envases corresponde a la protección UVB; la protección UVA debe ser, como mínimo, un tercio de la protección UVB ofrecida por la crema.

Cuando se trata de niños, la protección debe extremarse, dado que su piel es mucho más sensible a los rayos ultravioleta. Las lesiones acumuladas en la infancia pueden aumentar el riesgo de tumores cutáneos en la edad adulta. Se recomienda utilizar cremas solares con un índice de protección más elevado que el que usan los adultos.

La forma de aplicación también es clave: es fundamental embadurnarse generosamente y repetir la aplicación cada 2 horas o más frecuentemente si se nada o transpira en exceso. Muchas personas tienden a aplicar menos cantidad de la necesaria o a espaciar demasiado las reaplicaciones, reduciendo así la protección efectiva.

Otro método complementario para reducir el daño solar es el uso de ropa con protección UV. El UPF (Ultraviolet Protection Factor) de los tejidos mide el porcentaje de rayos ultravioletas que bloquea la prenda. Por ejemplo, una camiseta con UPF 50 bloquea el 98% de los rayos solares, lo que reduce significativamente el riesgo de exposición. Las prendas más eficaces son las de materiales densos y tupidos, preferentemente de colores claros, compuestas por fibras como poliéster y mejor si emplean fibras recicladas. La ropa holgada, de manga larga y que cubra mayor superficie corporal, incrementa la protección, pero es importante recordar que, si el tejido se estira o moja, perderá capacidad de bloqueo UV.

A la hora de elegir una crema solar, es aconsejable revisar detenidamente la composición y evitar ciertos ingredientes sospechosos por posibles efectos adversos en la salud o en el medio ambiente. Algunos conservantes y filtros UV como el propylparabenbutylparabenethylhexyl methoxycinnamate (OMC)homosalate y octocrylene han sido señalados como disruptores endocrinos o potenciales alérgenos. Asimismo, conviene desconfiar de las cremas que contienen alguna de las 26 fragancias alergizantes reconocidas por la Unión Europea, tales como citral, geraniol o citronellol.

Existen también ingredientes que afectan negativamente al entorno natural. Por ejemplo, algunos filtros solares son tóxicos para peces, algas y corales marinos, presentan baja biodegradabilidad o tienden a acumularse en el ecosistema. Además, los microplásticos presentes en ciertas formulaciones como dimethicone, carbomer o acrylates polymers, son extremadamente persistentes en el medio ambiente marino y pueden causar perjuicios a largo plazo. Por tanto, a la hora de seleccionar un protector, es fundamental considerar también su impacto ecológico.

Respecto a la duración del protector solar tras su apertura, las recomendaciones habituales invitan a no usarlo pasado un año desde la apertura, aunque si el producto se ha conservado correctamente puede mantener sus propiedades durante más tiempo. Si el color, olor o textura han cambiado, es mejor no emplearlo.

Para garantizar una protección solar eficaz, es esencial elegir una crema con un índice de protección elevado, asegurarse de que protege frente a UVA y UVBaplicar una cantidad suficiente y reaplicar con frecuencia, optar por ropa con alto UPF y revisar cuidadosamente la composición del producto, priorizando opciones respetuosas tanto con la salud como con el medio ambiente. Protegerse no siempre implica un coste elevado, ya que muchas marcas ofrecen opciones eficaces y accesibles. Tomar conciencia y adquirir buenos hábitos de protección resulta clave para disfrutar del sol de manera segura.

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