La inclusión de naranjas en el desayuno cotidiano, sobre todo durante la temporada veraniega, puede reportar a nuestros organismos notables ventajas. Rica en nutrientes imprescindibles y compuestos antioxidantes, esta fruta se transforma en una buena amiga de nuestra salud durante esta época del año. Sin embargo, también es importante conocer sus efectos a largo plazo a fin de obtener a fondo sus propiedades y no excedernos en su consumo.

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Ventajas de desayunar naranja cada día

La naranja en el desayuno mañanero también puede favorecer un buen funcionamiento de los riñones. Su contenido de citrato ayuda a evitar la formación de piedras, mientras que su importante porcentaje de agua pone en marcha la realización de orina, favoreciendo la excreción benéfica de toxinas.

Además, el potasio que contiene la naranja ayuda a regular la presión arterial, lo que minimiza la carga de los riñones. No obstante, en personas con problemas renales, el consumo de esta fruta en exceso puede ser algo problemático, ya que los riñones podrían tener dificultades para eliminar el exceso de este mineral.

Hidratación y saciedad desde el inicio

Durante el verano, la hidratación es fundamental y la naranja actúa como fuente natural de líquido. Incluirla en el desayuno hace que se inicie el día con un extra de agua, algo ideal para contrarrestar la pérdida de líquido por el calor.

Gracias a su fibra, además esta fruta aporta saciedad durante más tiempo, ayudando por tanto a evitar el consumo de ultraprocesados a media mañana siendo esta forma útil de ayudar al control del peso corporal.

La naranja como defensa natural

La naranja aporta una buena cantidad de vitamina C, betacarotenos y flavonoides. Estos antioxidantes eliminan los radicales libres producidos por la exposición al sol y por el estrés ambiental característico del verano. De esta manera, se mantiene la piel y los órganos internos más protegidos y más sanos.

Por otra parte, también favorece la salud ocular y potencia el sistema cardiovascular, las dos zonas más sensibles en el periodo de verano.

El fortalecimiento del sistema inmune

La naranja, debido a su cantidad de vitamina C, también refuerza las defensas frente a los cambios bruscos de temperatura y de forma general frente a cualquier agente natural estival. La naranja, de hecho, este nutriente también tiene un efecto favorable sobre la producción de colágeno, la cual es esencial, entre otras cosas, para el buen estado de la piel, de las encías y de las articulaciones.

Efectos a largo plazo del consumo a diario de naranja

La pectina, que es una fibra soluble que contiene la naranja, colabora en la reducción del colesterol LDL; este efecto, junto con el efecto antioxidante de la fruta, mejora el estado de las arterias y disminuye el riesgo de aparición de placas en los vasos sanguíneos y, por lo tanto, contribuye a la protección del corazón en el largo plazo.

También ayuda a regular los triglicéridos, que son muy importantes para ayudar a prevenir enfermedades metabólicas.

Huesos fuertes y resistentes

La naranja contiene calcio, fósforo y magnesio, que son tres minerales muy importantes para conservar una buena densidad ósea. Su consumo habitual ayuda a fortalecer el sistema musculoesquelético y a prevenir la pérdida ósea que podría aparecer con la edad o con la práctica de una actividad física intensa.

Por tanto la incorporación de la naranja diariamente en el desayuno durante la época de verano puede ayudar a mejorar la facilidad de la hidratación, a ayudar a fortalecer el sistema inmunitario y a cuidar a órganos importantes como pueden ser los riñones o el corazón. Un consumo equilibrado, adaptado a cada sujeto, podrá ayudar a disfrutar de todas sus bondades, sin riesgos.

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