La combinación de temperaturas elevadas, cambios en la rutina diaria y una exposición mayor a determinadas variables ambientales están provocando, de una forma bastante notable, un aumento del número de reacciones alérgicas en la infancia en los meses de verano. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) advierte que esta época está llena de múltiples factores de riesgo que facilitan las alergias en la infancia, desde alteraciones en la dieta, como una exposición prolongada al sol, al cloro o las picaduras de insectos, pasando por cambios familiares o por vacaciones.
Factores que agravan la alergia en verano
Durante el verano, muchas familias se trasladan a distintos lugares se ven obligados a exponer a los niños a diversas localidades con una flora distinta y con alérgenos que no son muy frecuentes. Estos cambios pueden modificar el sistema inmunitario de los niños al tener que enfrentarse a sustancias que pueden provocar incluso, en algunos casos, respuestas alérgicas no esperadas. El hecho de que exista mayor interacción con otras personas puede ser tener como consecuencia mayor posibilidad de exposición a alérgenos por ingesta accidental en lugares como campamentos, hoteles o piscinas públicas (en especial en niños que están diagnosticados de algún tipo de alergia). Esto puede verse reforzado en el descuido de la dieta que es uno de los principales motivos de reacción.
Interrupción de tratamientos y medicación.
El hecho de relajar rutinas puede llevar al olvido de tratamientos preventivos. En el caso de que el menor tenga alergias, la omisión de medicación diaria puede favorecer la presentación de episodios de mayor severidad. Por otro lado también hay que tener en cuenta el almacenamiento incorrecto de autoinyectores de adrenalina que durante el verano estarán más expuestos a temperaturas elevadas que pueden afectar la eficacia del mismo.
Es importante llevar estos dispositivos lejos de exposición directa a los rayos solares y lejanía de fuentes de calor, además de comprobar su contenido antes de cada viaje.
Cuidados fundamentales ante las alergias cutáneas
Las enfermedades alérgicas de la piel como dermatitis atópica o urticaria crónica merecen la atención y el cuidado específico durante el verano. Sol, sudor, cloro de las piscinas, etc., pueden exacerbar los episodios alérgicos generando brotes más intensos. La piel debe estar bien hidratada y utilizar productos específicos permite reforzar la barrera cutánea y reducir la reactividad frente a los agentes externos.
Una piel protegida responde mejor frente a agresiones medioambientales disminuyendo la posibilidad de lesiones y de complicaciones en las vacaciones.
Protección frente al sol y sustancias irritantes
La aplicación de cremas solares hipoalergénicas y evitar las prendas con tejidos sintéticos favorece el control de los síntomas.
De la misma manera, el hecho de secar la ropa después del baño o realizar duchas de inmediato tras los baños en la piscina o el mar evita que resulte del contacto con la ropa o el agua una mayor cantidad de residuos que lleven a la irritación cutánea. Cumplir con estas pautas básicas es suficiente para tener bajo control a las reacciones dérmicas.
Riesgo por picaduras o ingesta involuntaria
Exposición prolongada al aire libre
Las actividades al aire libre incrementan las posibilidades de sufrir picaduras de insectos salvajes como avispas, abejas o medusas. Los infantes que presentan alergias hacia este tipo de agentes presentan el riesgo elevado de que sus reacciones sean graves. Por esta razón, se hace fundamental extremar las precauciones a la hora de las excursiones, del tiempo que se pase en el campo o de los baños en las playas.
Evitar las zonas con vegetación densa, revisar los zapatos y la ropa, utilizar repelentes adecuados son parte de las medidas de prevención necesarias.
Control de la comida fuera de casa
La comida en los restaurantes o en los lugares públicos limita el control de los ingredientes. Para los infantes con alergias alimentarias, este medio forma parte de un riesgo añadido. Informarse a tiempo sobre los menús, llevar alternativas seguras y mantener el control sobre la comida, son actuaciones clave para evitar que los incidentes se produzcan.
Contar con el tratamiento adecuado en el momento adecuado asegura poder intervenir con rapidez ante cualquier reacción hasta disfrutar del verano, el cual no tiene que estar reñido con la salud.
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