Tener una rutina de higiene bucal buena no sólo se limita a la práctica del cepillado de los dientes de forma diaria. El estado de los útiles que se emplean, en particular el cepillo de dientes, condiciona de forma directa la salud de la boca y la prevención de los problemas. Un cepillo de dientes en un estado deplorable o bien lleno de bacterias puede transformarse en un medio de contaminación que afecta no sólo la boca, sino también todo el organismo. Por este motivo dedicar un par de minutos a la desinfección del cepillo de dientes una vez a la semana se antoja como una práctica básica.
La importancia de limpiar el cepillo de dientes
Riesgo de no limpiar el cepillo
El cuarto de baño es un espacio húmedo donde crecen rápidamente los microorganismos. Si el cepillo de dientes se mantiene mojado y sin protección, las bacterias encontrarán las condiciones perfectas para multiplicarse. Enjuagarlo con agua, tras el cepillado, no es suficiente, porque quedan residuos en las cerdas que pueden volver a la boca en el uso posterior. La acumulación silenciosa afecta directamente a la eficacia de la limpieza dental.
Ventajas de la desinfección semanal
Un cepillo de dientes desinfectado permite un contacto con la cavidad oral más seguro. Desde luego la desinfección disminuye drásticamente la presencia bacteriana y es, además, un factor que contribuye a alargar la vida de este complemento. También consolida la rutina de higiene ayudando a prevenir infecciones en épocas de vulnerabilidad del sistema inmunitario. Establecer este sencillo gesto de manera semanal deriva en una directa inversión en salud y bienestar.
Cómo limpiar de forma correcta el cepillo de dientes
Para cumplir con una correcta desinfección es suficiente con sumergir el cepillo de dientes durante cinco minutos en un enjuague bucal que contenga alcohol o en agua oxigenada. Tras esta desinfección, hay que aclarar el cepillo con suficiente agua, dejarlo secar en posición vertical, en un lugar ventilado y suficientemente alejado del inodoro. De esta forma se consigue eliminar el riesgo de que se contamine nuevamente con bacterias, se garantiza el secado correcto de las cerdas.
Frecuencia de desinfección recomendada
Limpiar el cepillo de dientes una o dos veces por semana garantiza su buen mantenimiento. En caso de enfermedad, es conveniente aumentar la frecuencia de limpieza, sobre todo porque las bacterias y los virus resisten en las cerdas y pueden volver a infectar al usuario. También es recomendable cambiarlo cada ocho o diez semanas, especialmente cuando las fibras empiezan a perder firmeza o se deforman.
¿Qué hacer con el cepillo de dientes cuando se cambia?
Al llegar el momento necesario de hacer un cambio de cepillo de dientes, este no se debe tirar en el contenedor amarillo ya que no se trata de un envase. El más idóneo es el contenedor gris o bien el punto limpio. Esto que parece tan sencillo ayuda a cuidar del medioambiente y evita cometer errores de reciclado que afectan la cadena para la gestión de los residuos.
Una segunda vida para el cepillo de dientes viejo
Antes de desecharlo, se puede reutilizar para hacer tareas en casa. Su tamaño pequeño y la dureza de las cerdas le permite ser un gran aliado para alcanzar lugares difíciles (juntas de los azulejos, los teclados, las piezas pequeñas, etc.). De esta forma, se incrementa la vida útil del cepillo, recurriendo al máximo su potencial.
La desinfección semanal del cepillo de dientes, junto a un eventual cambio y la gestión responsable del mismo para desecharlo son elementos clave para fomentar la higiene bucal y, además, constituyen un elemento extra de cuidado diario hacia la salud.
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