Hablar dormido es un fenómeno que invita a la curiosidad y, en ciertos casos, a la preocupación ya que las personas que experimentan tal episodio o quienes lo presencian tienden a sentir cierto nerviosismo ante esta situación; normalmente se trata de un comportamiento catalogado como inocuo, pero la ciencia ha puesto de manifiesto que es un trastorno del sueño determinado que afecta a la vida de las personas que lo sufren.
Lo que dice la psicología
La somniloquia (hablar dormido) es el nombre técnico que recibe esta conducta, la cual, en el ámbito de la psicología, se clasifica dentro de las parasomnias, término que hace referencia a aquellas conductas disfuncionales que pueden ocurrir durante el sueño; a diferencia de otros trastornos del sueño puede aparecer en la fase REM , lo que según estos estudios, le da una característica de imprevisibilidad. Hasta un 60-70% de la población habría presentado algún episodio de somniloquia, siendo más frecuente en la infancia.
Manifestaciones y expresiones nocturnas
Las personas que hablan durante el sueño pueden hacerlo de distintas formas, desde susurros y palabras sueltas, hasta frases con una estructura gramatical completa; en algunos casos los sonidos son ininteligibles y se convierten en una mezcla muy hecha con gruñidos. Los trabajos lingüísticos indican que una parte de las expresiones nocturnas habladas tiende a manifestar un contenido emocional cargado, con interjecciones o palabras en tónica negativa, lo cual podría ser un reflejo de procesos internos del inconsciente.
Por qué algunas personas hablan cuando duermen
La ciencia no ha descrito la única causa de la somniloquia, pero sí que la relaciona con factores genéticos y psicológicos. Estudios en gemelos muestran que hablar dormido puede aparecer junto a otros trastornos como el sonambulismo o las pesadillas. También se ha observado una mayor prevalencia entre personas que sufren de ansiedad y estrés crónico tras un acontecimiento traumático, y también aunque es cierto que frecuentemente la somniloquia no se relaciona con el padecimiento de enfermedades graves.
Prácticas habituales y desencadenantes frecuentes
Hay algunos hábitos o situaciones que provocan que una persona hable en sueños. La privación del sueño, los cambios drásticos de horario, la apnea del sueño (apnea obstructiva, apneas de origen central), el consumo de alcohol o de drogas o la inadecuada higiene del sueño son desencadenantes frecuentes; en este último caso el cuerpo reacciona con alteraciones en los ciclos del sueño que llevan a la somniloquia.
Consecuencias para quienes duermen y su entorno
Aunque la somniloquia rara vez puede llegar a suponer un riesgo directo para la salud, sí puede llegar a condicionar el descanso del contexto de la persona que lo padece. El ruido en la noche altera la continuidad del sueño, produce insomnio secundario, y puede dar lugar a una somnolencia durante la jornada. Asimismo, el contenido de lo que expresa una persona en una noche puede ser embarazoso o incomodo con incidencias en el contexto familiar y de pareja.
Estrategias para disminuir los episodios
Existen ciertas prácticas que permiten que la somniloquia sea mucho menos frecuente; la adopción de horarios regulares, la evitación de la cafeína y el alcohol en la noche, el acondicionamiento del ambiente del sueño y la práctica de la relajación forman parte de estas recomendaciones. La persona que comparte dormitorio con alguien que presenta somniloquia puede intentar hacer uso de tapones, de máquinas de ruido blanco o, en el caso de que todo lo anterior no funcione, dormir en habitaciones diferentes. En caso de que se acompañe de ronquidos excesivos o de pausas respiratorias, sería recomendable llevar a cabo una valoración médica para descartar la presencia de una apnea del sueño.
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