La relación entre Iberdrola y Endesa se envenena cada vez más a cuenta de Garoña. Ambas eléctricas son propietarias a partes iguales de la central burgalesa a través de la sociedad Nuclenor, y qué hacer con ella a partir de ahora ha terminado por provocar un enfrentamiento entre ambos grupos.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, aprovechó la junta de accionista del grupo para proclamar (otra vez) públicamente su negativa a reabrir Garoña porque “no es viable económicamente”. Y solicitó a Endesa que desistiera y aceptara retirar la petición formal que ambas formularon al Gobierno para reactivar la planta –cerrada desde 2012- y ampliar su actividad hasta 2031, justo cuando cumplirá 60 años desde su construcción.

Endesa tampoco tiene interés real por reabrir Garoña, eso es así, pero mantiene como posición oficial que hay que esperar a que el Gobierno se pronuncie sobre cuánto tiempo y con qué condiciones permite reabrir la central para poder entonces echar cuentas y determinar si resultaría rentable la operación.

Y la respuesta de Endesa a la petición de Galán de poner fin al proceso para reactivar la planta burgalesa fue que “estas cuestiones deben debatirse en el seno del consejo de administración de Nuclenor”, y no públicamente. Iberdrola recogió ese guante y solicitó una reunión inmediata del consejo de Nuclenor para la pasada semana, pero Endesa no aceptó que se celebrase.

Y así siguen ambos socios: sin una fecha concreta para que los accionistas de Nuclenor se reúnan para negociar el futuro de la petición de renovación de licencia. Una reunión que no se producirá previsiblemente hasta dentro de varias semanas, según explica a El Independiente fuentes conocedoras de la situación. De hecho, en principio la convocatoria del próximo consejo de administración no llegará, como pronto, hasta muy a finales de abril.

Uno, porque la única que tiene prisa para que se produzca es Iberdrola. Y dos, porque Endesa celebra su junta de accionistas el próximo 26 de abril y en la eléctrica se pretende aplazar al menos hasta después de su encuentro anual. Así que el choque frontal entre ambos socios queda en suspenso.

El futuro de la nuclear

Iberdrola, volcada en potenciar su imagen de compañía verde y líder en renovables, lleva tiempo renegando de la energía nuclear, pero subrayando fundamentalmente que la razón del giro es que las nucleares han dejado de ser rentables.

“Las empresas no hacemos política energética, lo que hacemos es distribuir energía con las normas de los países, de una manera segura y eficiente”, dijo Galán ante sus accionistas sobre la defensa que hace el sector y el propio Gobierno sobre la necesidad de mantener a largo plazo las centrales nucleares en España.

Además del 50% con que cuenta en Garoña, Iberdrola gestiona directamente las centrales de Cofrentes (con un 100% del capital), Almaraz I y II (53%) y Trillo (49%), y tiene participaciones minoritarias en Vandellós II (28%) y Asco II (15%).

Fuentes del sector conocedoras de los planes de las compañías sostienen, en cualquier caso, que la pretensión actualmente siguen pasando por solicitar la renovación de la licencia de explotación de todas ellas y hacerlo hasta que cumplan 60 años desde su construcción.