El año 2021 ha empezado con cambios en el permiso retribuido por nacimiento o cuidado del menor, conocido como baja por maternidad o paternidad. Desde el 1 de enero, ambos progenitores tienen derecho a 16 semanas. Se trata de un incremento respecto a las 12 semanas de las que disponía el segundo progenitor, normalmente el padre, el año pasado.

Este permiso se aprobó en 2007 y se ha ido ampliando desde las dos semanas, hasta las 16 que entraron en vigor hace sólo unos días. Es una medida que busca la igualdad en los cuidados y una mayor implicación del padre en la crianza y cuidado del bebé. Además, es el cumplimiento de una recomendación del Consejo de la Unión Europea para los estados miembros: “dar pasos para igualar las bajas parentales entre hombres y mujeres”.

La maternidad, sin embargo, tiene implicaciones económicas y laborales que un permiso por paternidad más largo está lejos de solucionar. Hace unos meses, el Banco de España publicaba un estudio titulado The child penalty in Spain (La penalización por hijo en España) que demostraba que las mujeres pierden hasta un 28% de su sueldo después de tener el primer hijo.

No sólo eso, la brecha salarial que se origina entre hombres y mujeres después del nacimiento del primer hijo no vuelve a cerrarse jamás, reconoce el estudio. “De hecho, diez años después del nacimiento del primer hijo, los ingresos femeninos se estabilizan en torno a un 33% inferior, mientras que los ingresos masculinos caen un 5%”, añade.

El impacto de la maternidad también se observa en las jornadas parciales, así como en el número de días trabajados tras el nacimiento del primer hijo. En el caso de las mujeres, aumentan los contratos temporales y las jornadas reducidas, mientras que se reducen los ingresos y el número de días trabajados. En el caso de los hombres, apenas hay variación.

Esperar una generación

La brecha salarial que se origina entre hombres y mujeres después del nacimiento del primer hijo no vuelve a cerrarse jamás"

¿Soluciona, entonces, un permiso de paternidad más largo la brecha de género que se origina con la maternidad? No del todo, o al menos, no de momento. Según la profesora de Economía de la Universitat Pompeu Fabra Libertad González, tendremos que esperar “una generación” para ver cambios en los roles de género.

La experta en economía del trabajo cree que no veremos un impacto en los adultos que ahora disfruten de un permiso de paternidad ampliado, pero sí en sus hijos. Si se tiene en cuenta la edad media de la maternidad en España, este impacto podría tardar unos treinta años.

Aspectos positivos de la extensión de la baja por paternidad

Sin embargo, aunque el cambio tarde varias décadas sí hay algunos aspectos positivos que ya se han documentado. “Cuando se introduce un permiso retribuido, la mayoría de padres lo usan. Cuando no se especifica, lo suele coger la madre”, explica González. De hecho, en el caso de las excedencias por cuidado de familiares, las mujeres siguen representando el 87% de las concedidas.

Por otra parte, González explica que “los padres que cogen la baja y pasan tiempo con el bebé muy al principio, dedican más tiempo a los cuidados con el paso del tiempo. Es decir, hay un impacto persistente”. Así lo demuestra un estudio realizado en Canadá que concluye que tras fijar un permiso de paternidad no transferible de 5 semanas (Quebec Parental Insurance Program), la participación masculina en los cuidados crece un 250%.

Además, el mismo informe afirma que “los cambios introducidos en el corto plazo tienen efectos persistentes en el comportamiento”, tal como explicaba la profesora de la Pompeu Fabra.

Menos éxito en el ámbito laboral

La mala noticia la da el mercado laboral, ya que según Libertad González, “no se observan cambios en el medio plazo”. “Los hombres vuelven a trabajar, no se cogen excedencias. Son las madres las que cogen jornada parcial y acaba repercutiendo en los ingresos a largo plazo”, describe.

De hecho, así lo indica un estudio que analiza el incremento de semanas de baja por paternidad en Noruega. El documento señala que “reservar más tiempo para la baja paternal hace que los padres la usen más”. Sin embargo, destaca que el incremento en el número de semanas “no sugiere un cambio en el tiempo destinado al trabajo y al hogar”. Además, “la ausencia al trabajo por enfermedad del hijo tampoco está afectada por la reforma”.

En definitiva, tal como aporta González, la brecha de género en el ámbito laboral tardará años en cerrarse pese a los beneficios de ampliar la baja por paternidad. La profesora se muestra esperanzada: “En un proyecto de investigación estamos viendo que los niños cuyos padres han tenido más de dos semanas de baja por paternidad muestra una visión más igualitaria en los roles de género”.