Lo que distingue a la propaganda de la política es que la primera busca atraer a los ciudadanos en base a aspiraciones (una sociedad más justa, mejor preparada, y cosas por el estilo); mientras que la segunda consiste en la aplicación práctica de esas mismas ideas (lo que al final se reduce a subir o bajar impuestos, aumentar o recortar el gasto público, etcétera). La propaganda es un instrumento de la política, pero nunca puede sustituir a la política, que es la que permite, para bien o para mal, cambiar ciertas cosas. Eso como mucho.

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