España mira al cielo. Las lluvias no llegan y, para colmo, las temperaturas se elevarán hasta 15 grados por encima de la media histórica en estas fechas. Esto se traduce en un panorama desolador para nuestras reservas hídricas. Semana a semana y como sucedió el año pasado, se van vaciando y según los últimos datos del Ministerio de Transición Energética el agua embalsada se encuentra al 50% de la capacidad total del sistema.

Pero a pesar de la sequía, la generación hidroeléctrica ha aumentado considerablemente durante este año. En concreto, según los datos obtenidos de Redeia (antigua Red Eléctrica), se han generado 9.699 Gwh desde el 1 de enero hasta el 24 de abril. Durante las mismas fechas del período anterior se crearon 6.809 Gwh. Es decir, que España, en plena crisis del agua, ha aumentado un 42 % la producción a través de esta tecnología. O lo que es lo mismo, la subida media mensual escala hasta el 30% en estos primeros cuatro meses.

Por meses, enero de 2023 es cuando más se tiró del agua para generar electricidad en los primeros meses del año. En concreto, se crearon 3.853 Gwh frente a los 2.086 del año anterior. Fuentes empresariales remarcan que este incremento en la utilización de la tecnología hidroeléctrica se debe a que “las lluvias fueron copiosas durante el final de 2022 y el inicio del presente 2023”.

Si nos fijamos en febrero, la situación no cambia. Febrero ya fue un mes seco, tal y como apunta la Agencia Estatal de Meteorología. “Febrero de 2023 tuvo un carácter muy seco en cuanto a precipitaciones, con un valor de precipitación media sobre la España peninsular de 17,1 mm, valor que representa solamente el 33 % del valor normal del mes (periodo de referencia: 1991-2020)”, señala la Aemet. De acuerdo a los datos de Redeia, la generación de electricidad en las instalaciones hidroeléctricas se dispararon hasta los 2.452 Gwh, una cifra que duplica a la del mismo período de 2022.

En marzo se repite la historia. En el centro y sur peninsular no se registró ni una sola gota de agua de lluvia, pero aún así, la producción hidroeléctrica fue superior a la del año pasado. En el tercer mes de 2023 se generaron un total de 2.040 Gwh frente a los 1.765 Gwh de marzo de 2022.

A falta del cierre de abril, los datos de generación de electricidad con agua van a ser muy similares a los del año pasado. A cierre de esta edición, las centrales hidroeléctricas han creado un total de 1.354 Gwh por los 1.750 que cerró abril de 2023. El valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2022 hasta el 18 de abril de 2023 se cifra en 337 mm, lo que representa alrededor de un 23% menos que el valor normal correspondiente a dicho periodo (440 mm).

El incremento de la utilización de las reservas hídricas para generar electricidad frente a otras tecnologías es evidente. Si se atiende a las cifras recogidas por Redeia la hidráulica es la que más crece de media (29,73%) frente a las otras fuentes de energía más representativas de nuestro país. Por ejemplo, la generación eólica apenas es un 2% mayor que hace un año y la solar ha caído un 6,24% respecto al primer cuatrimestre de 2023. Las centrales de ciclo combinado, que tocaron techo el año pasado por la fuerte sequía que ya pasamos, también han retrocedido un 4% en este inicio de 2023.

Razones

Pero, ¿por qué a pesar de que hay un grave problema de agua en nuestros embalses se sigue utilizando? Fuentes empresariales remarcan que se debe a que “el fin de 2022 y el inicio de 2023 fue mejor que 2021 en cuanto a precipitaciones”. Por su parte, fuentes del gestor eléctrico nacional (Redeia) remarcan que “el año pasado las reservas hidráulicas estuvieron por los suelos. Ahora mismo están ligeramente por debajo de la media de los últimos 10 años”. “Aunque ha llovido poco esta primavera y en el final del invierno, en diciembre y en enero sí que llovió y la producción hidráulica se corresponde con eso”, sentencian las mismas voces.

Fuentes empresariales indican por otra parte que "tras las lluvias copiosas del país, las empresas también tienen limitaciones legales en la gestión del agua". En este sentido, remarcan que el tratado internacional de Albufeira establece unos caudales mínimos tiene que ceder obligatoriamente a Portugal. En ésta, se obliga a los países que comparten cuencas hidrológicas a coordinar planes conjuntos para su gestión.

Un convenio que obliga a las hidroeléctricas a enviar semanal, trimestral y anualmente una cantidad de agua a pesar de que España vive unos momentos muy complicados en sus reservas.

Carlos Martín, responsable de operaciones de Enerjoin, pone encima de la mesa otra variable: la regulación del sistema. El experto señala que en “épocas de incertidumbre y volatilidad de demanda, la hidráulica es la tecnología más eficaz para igualar la oferta con la demanda”. Esto se debe a que en los mercados secundarios y terciarios, en los que se necesita electricidad casi instantánea, activar o desactivar su funcionamiento es mucho más rápido que el resto de fuentes como puede ser la eólica o la de ciclos combinados.

Pero además de los datos técnicos, las suspicacias en este tipo de situaciones crecen. Las dos formaciones que conforman el Gobierno (Unidas Podemos y PSOE) han criticado reiteradamente a Iberdrola y Endesa por aumentar sus beneficios a costa de las centrales hidráulicas. Cabe recordar que esta situación es muy parecida a la de hace dos años, cuando en plena subida del precio de la luz y con los embalses por debajo de la media habitual, Iberdrola decidió abrir compuertas y generar electricidad a través de la tecnología hidráulica. Este hecho provocó una investigación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y la reprobación de la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera.

De hecho, el Gobierno hizo un informe en el que ponía de ejemplo los pantanos gestionados por Iberdrola y del descenso de las reservas de agua en dichos emplazamientos. A 30 de septiembre de 2020, el indicador ascendía al 50,8%. Es decir, los embalses propiedad de la empresa mantenían la mitad de su reserva potencial finalizada la temporada estival. En cambio, un año después, esta bajó casi 16 puntos, hasta un escueto 35%.