Dicen que es demasiado joven para figurar en las quinielas que esta semana circulan por los mentideros vaticanos. A sus 59 años, el arzobispo de Madrid José Cobo Cano es uno de los seis cardenales de origen español que participan a partir de este miércoles en el cónclave que debe elegir al sucesor de Francisco. Cobo asiente cuando le citan sus cerca de seis décadas frente a “la veteranía” de sus compañeros septuagenarios y octogenarios de colegio cardenalicio.
“La edad es un factor importante y yo creo que ahora mismo un papado largo a lo mejor no es no es lo primero que se buscaría”, señala este purpurado jiennense en una entrevista con El Independiente. Cobo ha despuntado en la curia española como alguien cercano a los postulados de Francisco, defensor de un visión progresista en asuntos sociales como la homosexualidad y consciente de la necesidad de abordar problemas como los abusos sexuales en el seno de la iglesia. En 2018, participó en la denuncia y crítica de la gestión de un caso de abuso en un colegio del Opus Dei en Bilbao.
Pregunta.- ¿Cómo afronta este cónclave?
Respuesta.- Por un lado con responsabilidad, porque esto siempre da un poquito de cosa. Veo que hay un deseo de información, de saber no solo por los creyentes, sino también por los no creyentes. Hay mucha expectación. Eso sobrecoge un poquito, pero también es una experiencia porque se trata de conocer nuestra iglesia. Vemos que hay una diversidad muy grande donde cada uno puede hablar y podemos conocernos unos a otros venidos de partes muy distintas del mundo.
P.- Entiendo que muchos no se conocían entre sí. ¿Qué le ha sorprendido de esos primeros encuentros?
R.- Lo que he visto es primero la gran diversidad. Esto no es como un parlamento, donde vienen partidos políticos y cada uno responde a la línea de su partido, sino que aquí hay personas distintas, obispos distintos que vienen de realidades distintas y que hablan desde esta experiencia de las realidades distintas. Es como tener un panorama global de lo que es la iglesia, que es muy rica. En estos días lo que vamos también es conociéndonos y vamos estableciendo juntos un perfil de lo que esperamos también que sea la Iglesia en los próximos años y en ese momento el papado.
Los Papas son partes de una cadena y cada eslabón al principio se tiene que apoyar en eso, pero no debe estar atrapado por el pasado
P.- ¿Cuál debería ser el perfil del nuevo Papa?
R.- Cada uno afina con el color y con el tono que tiene desde la realidad de donde viene. Creo que según vamos viendo, yo también voy incorporando personalmente nuevos matices. El nuevo Papa tiene que ser como siempre en otros casos anteriores: continuar todo lo que ha vivido también el Papa Francisco. Es decir, los Papas son partes de una cadena y cada eslabón al principio se tiene que apoyar en eso, pero no debe estar atrapado por el pasado, sino que apoyándose en las líneas que Francisco ha iniciado, contactando con todo lo que ha sembrado, se lance creativamente a las respuestas grandes que tenemos para el futuro; respuestas de comunicación en un mundo diverso, la respuesta al tema de la paz, la respuesta a los problemas también internos de la iglesia y a cómo ser misioneros en este mundo. Son los temas a los que tiene que abrirse de forma creativa y nueva.
P.- ¿Cuáles son los retos de la iglesia hoy?
R.- Necesitamos una iglesia que no intente solo estar pendiente de sí misma, sino pendiente del para qué está la iglesia; que tenemos la posibilidad de ser luz y sal en un mundo que está en guerra, en un mundo que tiene o está provocando personas muy desenraizadas, un mundo que necesita una esperanza especial y experiencias intensas de de religiosidad y de sentido. Y yo creo que la Iglesia ahí es donde tiene que responder. El tema es cómo ahora mismo se va articulando y cómo vamos respondiendo.
P.- La elección de Francisco fue sorpresiva: el primer Papa latinoamericano. ¿Es el tiempo de superar otros hitos como el primer Papa africano?
R.- No es prioritario. Ahora mismo lo que se va buscando y lo que vamos viendo en las congregaciones, no es tanto la procedencia cuanto la persona. Un Papa tiene el reto principal de, por un lado, ser el rostro de la iglesia, el diálogo y hacer que la Iglesia sea también una propuesta y un referente ético significativo y, por otro lado, ir generando unidad dentro de la Iglesia. Es el vínculo que nos va uniendo dentro de la diversidad. Por lo tanto, no es tanto el lugar donde procede, sino la persona y cómo esa persona cumple ese cometido que es el que tiene el Papa. En segundo o tercer lugar está la procedencia.
Dios no exige a los capaces, sino que va capacitando a los que va eligiendo
P.- Hablaba hace unos días con el cardenal Barreto y me decía: “El cardenal que quiera ser papa en las circunstancias actuales tiene un desajuste emocional, psicológico e intelectual”...
R.- Nadie que esté en su sano juicio querría ser papa porque efectivamente la complejidad del mundo actualmente, la complejidad también de la iglesia, como decíamos, los retos que tenemos abiertos, la gran presión que tiene alrededor es importante. Lo único que es verdad que como decimos en la iglesia, cada vez que uno accede a un puesto de responsabilidad, lo acepta. Dios no exige a los capaces, sino que va capacitando a los que va eligiendo. Ese es lo que nos queda, pero desde luego apetecible en sí, yo creo que a priori nadie le apetece.
P.- Decía hace unos días la embajadora española ante la Santa Sede, Isabel Celaá, que usted “es extraordinario, aunque le coge un poco joven" porque "también hay que tener una edad" para ser Papa...
R.- Es verdad. También dentro del perfil que vamos buscando, creo que, al igual que la territorialidad o la procedencia no es relevante, tampoco debe ser la edad, pero sí es un factor importante y yo creo que ahora mismo un papado largo a lo mejor no es lo primero que se buscaría. Se buscaría un papado como el de Francisco, que acogiera todo lo que sea hecho, aunque un cónclave puede dar muchas sorpresas.
P.- ¿Hay posibilidad de un Papa español?
R.- Eso lo sabremos más adelante. Es que candidatos somos todos, pero depende de lo que se vaya hablando. Puede haber muchas sorpresas en todos sentidos, porque las votaciones dan sorpresas. Y más con una pluralidad de cardenales de muchos sitios.
P.- ¿Será un cónclave rápido o la decisión tardará en llegar?
R.- Creo que no va a ser rápido, en tanto en cuanto no hay bloques, sino hay personas, eh, y entonces costará un poquito ir aglutinando los votos. Date cuenta que la mayoría es una mayoría muy sólida y muy de consenso. En un cónclave tan universal, donde cada uno viene de un lugar determinado el consenso va a ser más largo. Por lo menos tres o días. Son cálculos hipotéticos porque a lo mejor desde el principio encontramos un candidato ilusionante y vamos por él.
P.- Da la sensación de cierta tensión interna, entre distintas sensibilidades o familias...
R.- Yo lo vivo por personas. Puede haber algunos, pero esto lo conocíamos desde antes y siempre ha existido, cardenales que también tienen un juicio determinado y una postura determinada de ciertos temas dentro de la iglesia; otros que tienen otros temas que son divergentes. Pero no son tanto cardenales progresistas y conservadores sino que son gamas muy determinadas y colores. Creo que en las congregaciones en sí no hay tanto enfrentamiento. Se quiere plantear como un enfrentamiento, pero no lo hay. Celebramos la misa juntos. Esto nos va uniendo en otras cosas que están por encima de las ideologías o de las formas de pensar.
Me preocupa que Trump quiera ser Papa, que es signo de unidad y no de división
P.- ¿Cómo la sombra del Papa sobrevuela el cónclave y si existe la necesidad de darle continuidad?
R.- Francisco sorprendió. Francisco ha sido el papa que la iglesia ha tenido y que ha sembrado. Existe una sombra. Él ha aportado lo que tenía y eso debe ser acogido, o sea, no podemos saltarnos a un Papa, sino tenemos que ir acogiendo lo que otros han sembrado antes. Y por lo tanto, yo creo que sí marcará el próximo papado y su presencia efectivamente en todas las reformas que ha hecho. Nosotros no podemos pegar un tijeretazo y empezar otra cosa, sino en la iglesia siempre nos vamos acostumbrando a recoger lo que otros han sembrado antes.
P.- ¿Qué desafíos debe abordar el nuevo Papa? Lo hay variados: el celibato, la ordenación de mujeres, las propias finanzas del Vaticano o la sexualidad...
R.- Creo que hay temas más generales y donde nos jugamos más. El primero es el tema de comunicar el mensaje precioso que tenemos. ¿Cómo comunicarlo en un universo digital? ¿Cómo comunicarlo ante una inteligencia artificial? ¿Cómo comunicarlo a gente que no acaba de entender la Iglesia? ¿Cómo comunicar y cómo ser referente ético y una propuesta ética significativa en nuestro mundo? Ese es uno de los grandes retos. Otro que tenemos ahora mismo es evangelizar en general, es decir, el contar que nosotros tenemos una esperanza en nuestro mundo y el contarlo a través de la presencia de las comunidades cristianas que tenemos. Estamos presentes en todo el mundo y desde ahí, desde la experiencia comunitaria de reunión, de que la gente se quiera, podemos dar un mensaje de cómo hacerlo y cómo impulsar todo lo que es el mensaje cristiano desde la vida de las comunidades. Y en tercer lugar, todas las reformas morales que ha empezado el Papa Francisco. Ahí está la reforma de la curia romana. Ahí está la reforma económica, el seguirlas implementando y ahí está el ir implementando los organismos de consulta dentro de la curia romana y dentro de toda la iglesia. Yo creo que son los retos fundamentales que tenemos ahora encima de la mesa. Lo otro puede ser más de la moral, pueden ser temas que nos pueden distanciar más, pero que no son fundamentales en el espacio.
P.- Citaba la inteligencia artificial. Trump publicó hace unos días una imagen creada por IA donde se autorretrataba como Papa. Da la sensación de que tiene ganas de serlo...
R.- Me preocupa que un político quiera ser Papa, porque el Papa no es político. Yo creo que para los católicos el Papa es un signo de unidad, no de división, signo también de guía interna, no de un partido político ni signo de poder, ni de imperialismo, sino de todo lo contrario. Yo creo que eso me preocupa que lo vea así o que se quiera significar así. El Papa, para nosotros, es el continuador de Pedro, el que lleva las sandalias del pescador. No es el emperador romano que a veces algunos quieren ser o quieren ser vistos.
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1 Comentarios
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hace 29 segundos
La traslación perfecta de la ideología woke a la Iglesia. Todos quieren vivir como cardenales pero no desean los quebrantos de ser papas, todos los derechos pero ninguna obligación, tal cual, hasta la Iglesia ha sido penetrada por el wokismo, Dios nos ampare.