Las Juntas de Accionistas de Prisa suelen deparar momentos para el 'recuerdo'. La última en la que se produjo un encontronazo tuvo lugar un tiempo después de que Joseph Oughourlian llegara a la presidencia de la compañía. Entonces, un representante de la familia Polanco pidió intervenir para criticar, entre otras cosas, la escasa presencia de sensibilidad hispanoamericana en el núcleo de toma de decisiones del grupo. Oughourlian no se contuvo en la respuesta y, con cierta sorna, le recordó que tiene la ciudadanía colombiana.
Unos meses antes, el dueño de Amber Capital fraguó una alianza, junto a Telefónica y a HSBC, para destituir a Javier Monzón al frente de Prisa. Sucedió de improviso, en una Junta de Accionistas celebrada durante la pandemia de covid-19, en la que una parte de los socios se vio obligada a participar de forma telemática. Pese a la lejanía, la tensión se podía cortar con un cuchillo en aquella reunión. Casi tanto como en la del 19 de noviembre de 2017, cuando Oughourlian pidió un turno de palabra para despotricar contra Juan Luis Cebrián. Ese día, el Consejo de Administración del grupo le obligó a poner fecha a su salida como presidente. Al verse acorralado, Cebrián se levantó de su asiento y aseguró que se iba a ver al rey.
Es una incógnita cómo se desarrollarán los acontecimientos el próximo 14 de mayo, en la capital madrileña. Ese día, está convocada la Junta de Accionistas de 2025 y se llega con ruido de sables, ante el duro enfrentamiento que libra el propietario de Amber Capital (29,99% de las acciones) contra una serie de accionistas que son afines al Ejecutivo, que en su conjunto, no llega al 20% del capital. Ahí están Global Alconaba, Diego Prieto, Adolfo Utor y José Miguel Contreras, principalmente.
Todos ellos salieron derrotados el pasado febrero, cuando el Consejo de Prisa rechazó por mayoría el proyecto de canal de televisión que Contreras y Carlos Núñez -antiguo presidente ejecutivo de Prisa Media- habían elaborado. La historia es bien conocida.
Movimientos sin éxito
En los días siguientes, los 'rebeldes' filtraron a varios medios de comunicación su intención de presentar batalla a Oughourlian para intentar tomar el control de Prisa y desde entonces han realizado diferentes maniobras para lograrlo. Entre otras, según explican fuentes conocedoras del movimiento, han llamado a la puerta de inversores como Daniel Křetínský, quien ya intentó adquirir una participación significativa en Le Monde -con la oposición de sus trabajadores y de una parte de la intelectualidad francesa- y quien está enfrentado con Vicent Bolloré (Vivendi).
A la vista de esta hostilidad, algunas personas cercanas a Oughourlian han deslizado que la guerra entre las partes podría terminar pronto si reunieran el dinero suficiente para vender Prisa Media por 750 millones de euros, el equivalente a la deuda de toda la compañía. Desde Gran Vía 32 matizan estos comentarios y apuntan a que la única opción viable en este momento sería que alguien realizara una Oferta Pública de Adquisición por el grupo, si es que estuviera interesado en que cambiara de control.
Mientras los cenáculos madrileños hervían con los rumores relacionados con el futuro de Prisa y el papel que podría jugar Moncloa para resolver esta guerra, Oughourlian cerró la refinanciación de la deuda financiera del grupo y aplazó sus dos principales vencimientos de 2026 a 2029. El principal acreedor, Pimco, supeditó la operación a dos condiciones relevantes.
La primera es que Prisa cancelara previamente un tramo de deuda junior que ascendía a 40 millones de euros. Esta circunstancia la aprovechó Oughourlian para recaudar el dinero a partir de una ampliación de capital -equivalente al 9,95% de las acciones de la compañía- que suscribieron una serie de inversores que él mismo buscó. Por tanto, se aseguró su apoyo en la próxima Junta de Accionistas, lo que redujo las probabilidades de que una acción hostil impulsada por los 'socios rebeldes' prosperara en la reunión.
El segundo aspecto relevante de la refinanciación es que incluía una cláusula por la cual Prisa se comprometía a mantener a su presidente, al menos, hasta 2029. Si lo destituía sin el visto bueno de su principal acreedor, Pimco (aunque también hay otros como Barclays), este podía reclamar el cobro anticipado de los adeudos, que en total ascienden a 750 millones de euros.
Frente judicial
A la vista de esta circunstancia, Global Alconaba presentó una denuncia ante los tribunales y solicitó medidas cautelares. El Juzgado de lo Mercantil número 18 de Madrid rechazaba esta opción hace unos días (sin prejuzgar el resto). Unas horas después, el Consejo de Administración de Prisa ratificaba el contrato de refinanciación.
Si esto último no se hubiera producido -y así lo sugiere la juez en su auto de la pasada semana-, Prisa se podía haber visto empujada a un preconcurso de acreedores el próximo junio.
Con todos estos ingredientes sobre la mesa, se celebrará la Junta de Accionistas de 2025. Quizás en la reunión posterior del Consejo se hable del reclutamiento del nuevo consejero delegado. El proceso está dirigido por una empresa de cazatalentos y se ha tanteado a figuras con un perfil más técnico que periodístico. Entre ellos, a un antiguo alto ejecutivo de Movistar Plus. Sea como sea, la Comisión de Nombramientos todavía no ha decidido nada al respecto.
Antes de adoptar este acuerdo, es necesario pasar el trámite -más fácil o más complejo- de la Asamblea anual de socios.
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