La decisión de Alberto Núñez Feijóo de convocar congreso nacional del PP se maceró con su núcleo más cercano, lo que significa que buena parte de los miembros del comité de dirección desconocían que la decisión estaba tomada desde hace tiempo. Al menos desde el pasado 11 de marzo cuando se reservó ya el espacio en Ifema en Madrid, para los días 5 y 6 de julio. Desde Génova esgrimen una serie de explicaciones de porqué ahora y no antes, y si bien no ponen el acento en el equipo que rodea al líder del PP, este es otro de los motivos que han empujado a Alberto Núñez Feijóo a prepararse "para un DEFCON 2 por lo que pueda pasar", dicen fuentes de su equipo.
"Activaremos al partido para hacer frente en las urnas a Sánchez", proclamó ayer durante su intervención en el comité ejecutivo nacional. En esos momentos ya estaban oficialmente en el secreto los barones territoriales y, también, el comité de dirección, ahora con el foco puesto sobre todos y cada uno de sus miembros sabedores de que "todo congreso supone renovación de equipos, sólo a falta de saber cuál será su alcance real" admiten distintas fuentes consultadas. La idea pasa por diseñar un 'gobierno en la sombra', esto es, referentes claros para cada una de las cuestiones que forman parte del debate político, económico y social del momento, "también para suplir algunos vacíos a efectos de opinión pública", admiten.
Congreso en lugar de Convención
Feijóo podría haberse limitado a convocar una Convención, órgano consultivo del partido, que, conforme al artículo 42 de los estatutos populares, "evaluará cada año
las políticas que el mismo desarrolla y debatirá resoluciones que proponga el
Comité Ejecutivo o la Junta Directiva. La Convención Nacional podrá ofrecer
orientaciones, sugerencias y hacer balance de las políticas del partido". Era una versión, sin duda, mucho más light que impedía, además, algo fundamental, esto es, nombrar un nuevo comité ejecutivo nacional.
Se da por segura la salida de Esteban González Pons como vicesecretario de Institucional una vez formalizado ayer su nombramiento como portavoz de los populares en el Parlamento Europeo. En la actualidad asume competencias como Defensa, Exteriores o Justicia, asuntos en plena efervescencia, sin tener apenas apenas proyección pública. De hecho, uno de los referentes del PP en política internacional sigue siendo el ex ministro José Manuel García Margallo. Pocos dudan de que habrá una reorganización en esa vicesecretaría que podría afectar a la secretaria general, Cuca Gamarra, para asumir plenamente la tarea de la interlocución institucional, dejando su hueco a la actual vicesecretaria de Organización, Carmen Fúnez. La tarea de Exteriores podría potenciarse con un diplomático y Justicia o Defensa con sendos expertos.
Fúnez y Muñoz, valores en alza
Fúnez -cuyo nombre ya se barajó para la portavocía del Congreso- es, junto con Ester Muñoz, vicesecretaria nacional de Educación y Sanidad, uno de los valores al alza de la ejecutiva popular. Además, Muñoz viene ejerciendo con bastante asiduidad de portavoz del partido en sustitución de Borja Sémper, últimamente más desdibujado. También perdió bastante foco público el responsable de Estudios y Análisis, Elías Bendodo, ahora centrado en el trabajo más interno junto con el consultor Aleix Sanmartín. Su tarea no deja de ser fundamental para intentar llevar a buen puerto las próximas elecciones generales.
Hay coincidencia también en la necesidad de reforzar el equipo económico, tradicional santo y seña de los populares. Se valora mucho la actuación de Juan Bravo, quien en los últimos tiempos ha estado en varios frentes, el último el arancelario, pero este es un área en el que necesitan más rostros reconocibles, dicen en el PP. Los populares han presentado en los últimos meses propuestas sobre vivienda, conciliación de la vida laboral y familiar o energía, por poner unos ejemplos recientes, pero algunas de las personas por las que apostó Feijóo en noviembre de 2023, -abriendo el partido a un amplio grupo de mujeres, muchas de ellas de generaciones más jóvenes- no dejan año y medio después de ser unas desconocidas.
Portavoces de Congreso y Senado
Intocable es el gallego Miguel Tellado, quien conocía los planes de su jefe de filas de convocar congreso nacional, según señalan fuentes populares. Muchos se apuntan a la tesis de que Feijóo no le moverá de su actual responsabilidad. En cuanto a la portavoz en el Senado, Alicia García, no se le puede negar una actividad febril en la Cámara Alta, aprovechando la ventaja de la mayoría absoluta parlamentaria, pero le falta también proyección pública.
Otro detalle no menor son los equilibrios territoriales a la hora de confeccionar la lista de nombres que conformarán su nuevo equipo. Núñez Feijóo siempre ha sido especialmente sensible al poder periférico del partido, a fin de cuentas su trayectoria política se forjó en Galicia, aunque la prevalencia de gallegos siempre ha sido vista con ciertos recelos por aquellos que no forman parte de este cerrado círculo. Hay coincidencia en todo caso respecto a las dificultades de atraer determinados perfiles cuando se está en la oposición, independientemente de que el líder del PP cuente con el asesoramiento de muchos expertos, bien de forma individual, y a través de Reformismo21, la fundación popular.
Cinco puntos de ventaja sobre el PSOE
En Génova niegan que la decisión responda a unos sondeos con intención de voto que parecen no terminar de asegurar a Feijóo un resultado por encima de los 150 escaños con los que aspirar a un gobierno monocolor. "Hasta el sondeo de Prisa nos da cinco puntos de diferencia por encima del PSOE", aducen las fuentes consultadas para desvincularlo de cualquier muestra de debilidad necesitada de un revulsivo.
Feijóo puso ayer fin a unos días de rumores y de desconcierto desde que OKdiario adelantara la celebración del congreso nacional, contra la que fue la tesis anterior de no poner el foco "en la cuestiones internas ni orgánicas" del partido y ante el temor de que Pedro Sánchez aprovechara la coyuntura para convocar elecciones generales. También defendieron en su entorno que el plazo ordinario no se cumplía hasta 2026 y todo lo que fuera adelantar el calendario volvía a dar carácter extraordinario a la cita y, por tanto, sin la capacidad de debatir ponencias. Al final se trata, en un juego de palabras, de un congreso extraordinario ordinario, o al revés.
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