El caudal del río aumentó ocho metros en unos 45 minutos alrededor de las 5 de la madrugada. Más de cien niñas dormían en sus cabañas, a apenas cien metros de la orilla del río. El resto es historia: al menos 27 de ellas, entre asistentes y monitoras, han fallecido como consecuencia de las catastróficas, y decenas siguen desaparecidas. Según las autoridades, al menos 91 personas han muerto en las inundaciones que han arrasado el condado de Hill, en la zona central de Texas, este fin de semana.
Las imágenes que ha dejado el campamento cristiano solo de niñas Mystic son desoladoras. En ellas, se ven peluches, maletas y ropa infantil cubiertos de barrio en habitaciones con camas al revés, colchones en el suelo y marcas de barro peligrosamente cerca del techo, mostrando hasta dónde llegó el agua en la fatal noche del sábado. En total, había 750 niñas que tenían previsto pasar dos semanas de convivencia, han trasladado las autoridades.
"El Campamento Mystic está en duelo por la pérdida de 27 asistentes y monitores tras las inundaciones catastróficas del río Guadalupe", ha confirmado las muertes la organización este lunes, en un comunicado. "Nuestros corazones están rotos junto con los de nuestras familias, que están atravesando esta tragedia inimaginable. Estamos rezando por ellos constantemente”.
“Estamos en comunicación con las autoridades locales y estatales, que están desplegando sin pausa recursos para buscar a nuestras niñas desaparecidas. Estamos profundamente agradecidos por el creciente apoyo de la comunidad, de los primeros auxilios, y de los trabajadores públicos de todos los niveles. Os pedimos que continuéis rezando, respeto y privacidad para cada una de nuestras familias afectadas. Que Dios continúe apoyándonos con su presencia".
“Había árboles enormes partidos por la mitad y arrancados del suelo con sus raíces. Ya no parecía el campamento Mystic”, ha contado Stella Thompson, de 13 años y que estaba pasando su sexto verano en las colonias, a la cadena de televisión NBC. La adolescente ha explicado cómo el ruido de los helicópteros despertó a las adolescentes de su cabaña, que por suerte no daba al río Guadalupe, como muchas otras, y cómo consiguió ser evacuada en medio de la noche y de mucha confusión. “Nos pusimos histéricas, estabamos realmente aterrorizadas y rezamos mucho”.
El Campamento Mystic es un campamento de verano que se lleva realizando desde 1926, y por tanto asistir se había convertido en una tradición para muchas niñas de la zona. Lo fundó un entrenador de la Universidad de Texas, "Doc" Steward, según recoge la organización en su página web, y se ha celebrado todos los años desde entonces, con la única excepción de entre 1943 y 1945, cuando se convirtió en un campamento de rehabilitación para los veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, los directores y propietarios del Camp Mystic eran Dick y Tweety Eastland, un matrimonio que constituye la tercera generación de directores del campamento. Dick era nieto de Ag, que compró el campamento con su marido Pop Stacey en 1939. El actual propietario, Dick, falleció este fin de semana, a los 74 años, intentando salvar a las niñas del agua.
Los equipos de rescate salvaron este fin de semana a niños que se encontraban sujetos a árboles y otros lugares altos, gracias a la movilización de helicópteros, de guardabosques y de equipos especializados en este tipo de tareas. La escena hizo que muchos recordaron cuando en 1987 se produjeron inundaciones con resultados similares en un rancho cercano, en las que diez adolescentes se ahogaron trágicamente y 33 consiguieron ser rescatados de un camping que se inundó, Pot O' Gold Ranch, según ha explicado el Servicio Meteorológico Nacional.
Es habitual que familias de todo Texas envíen a sus hijas a estos campamentos, donde habitualmente nadan, hacen kayak, montan a caballo, practican yoga y hacen amigas. Esas zonas que días antes eran lugar de juegos y de descanso, donde las niñas repasaban la Biblia y cantaban alrededor del fuego, son las que este lunes registran los equipos de rescate, intentando localizar a los desaparecidos antes de que las fuertes lluvias les impidan continuar con la tarea.
Algunas de las asistentes han contado que la tormenta las despertó, y que consiguieron ser evacuadas en camiones del Ejército mientras veían los kayaks que habían usado días antes en la copa de los árboles, y a los equipos de rescate intentando sacar a las niñas de sus cabañas. Pero otras no han podido contarlo, y durante los últimos días los medios estadounidenses se han llenado de las fotos de las pequeñas que no pudieron salvarse.
Uno de los trabajadores de un equipo de rescate, Scott Ruskan, de 26 años, ha explicado al New York Times que llegó con su equipo al campamento alrededor de las 7 de la mañana, después de un trayecto de casi seis horas por el mal tiempo y la poca visibilidad de la carretera. “Las niñas estaban en pijama”, ha relatado, asegurando que muchas iban sin zapatos, que preguntaban por sus amigas y que estaban empapadas.
Ruskan salvó a 165 personas, pero en total fueron muchos más: en total, el operativo terminó incluyendo a 1.700 trabajadores de emergencias, familiares y transeúntes que se unieron a los equipos de rescate, usando helicópteros, drones, caballos y camiones, lanchas y carritos de golf. Tres días después, las historias de los rescates que se han conocido han escalofriado a muchos. Una joven monitora de 22 años estuvo toda la noche colgando de un árbol, una madre y su hijo de 19 años sobrevivieron agarrándose ambos a un árbol, y una monitora consiguió evacuar sola a 14 niñas que participaban en el campamento. Hasta el omento, más de 850 personas han sido evacuadas de la zona.
Además del Camp Mystic, que sufrió las peores pérdidas, otros campamentos de la zona también se vieron inundados. La copropietaria y directora de uno de ellos, Jane Ragsdale del campamento Heart O’ the Hills, que no tenía niños en ese momento, también ha fallecido en las inundaciones.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha dicho que “nada parará” los trabajos de rescate hasta que se encuentre al último desaparecido. El presidente Donald Trump le concedió el domingo permisos para declarar el estado como zona catastrófica, consiguiendo así poder pedir ayuda federal para las zonas afectadas.
Los recortes de Trump, en el punto de mira
¿Por qué no evacuaron a tiempo? Es la pregunta que sobrevuela estos días todo Estados Unidos, pero especialmente a los familiares de los fallecidos. Muchos cuentan cómo nada en la predicción meteorológica hacía pensar que pudiese suceder nada parecido el pasado fin de semana. Tampoco recibieron ningún tipo de alerta los organizadores del campamento Mystic, que estaba teniendo lugar justo al lado del río Guadalupe.
Las autoridades de Texas aseguran que nadie pudo prever la intensa inundación que se venía. La primera alerta por inundaciones se emitió a la una de la tarde del jueves, pero apuntaba a que caerían entre 13 y 18 centímetros de lluvia. Fue entonces cuando se envió esa información a los teléfonos móviles de las personas en las áreas afectadas, pidiendo a todo el mundo que se trasladase a zonas más altas y que se alejasen de las inundables, según aseguran desde el Servicio Meteorológico Nacional.
Después, a las 4 de la madrugada, se volvió a enviar una alerta urgente que elevaba el peligro de las lluvias a posiblemente catastrófico y peligroso para la vida humana. Pero otros meteorólogos, como los de AccuWeather, creen que se podrían haber llevado a cabo evacuaciones antes para reducir el número de muertes.
En 2017 el condado de Kerr valoró instalar un sistema de alerta por inundaciones, poco después de otras inundaciones que en 2015 también fueron mortales, y lo rechazó por considerarlo demasiado caro. Ahora, en respuesta, la Administración Trump asegura que va a establecer como prioridad el mejorar la tecnología del Servicio Meteorológico Nacional para enviar alertas de este tipo.
Al mismo tiempo, muchos aseguran que han estado alertando durante meses de que los recortes del presidente al Servicio Meteorológico podrían tener fatales resultados. Los demócratas no han tardado en relacionar los recortes de personal de la agencia federal con las muertes de este fin de semana, porque el Gobierno ha despedido a cientos de personas del NWS, acabando con el 20% de los empleos en las 122 que el servicio tiene en todo el país. Aparte, la Administración está tratando que cientos de trabajadores se jubilen antes de lo previsto para aligerar aún más el cuerpo.
Por otro lado, la Casa Blanca ha propuesto reducir el presupuesto de la agencia un 27% y eliminar los centros federales que se dedican a estudiar el tiempo, el clima y los océanos, recortes sobre los que la oposición está pidiendo cuentas al Gobierno. Mientras, Trump asegura que los recortes de personal no han afectado a las previsiones meteorológicas de la agencia, y al mismo tiempo sugirió el domingo que la subida del agua era algo que no podía preverse. "Pasó en segundos. Nadie se lo esperaba. Nadie lo vio venir".
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