El presidente estadounidense, Donald Trump, preguntó este martes a varios congresistas republicanos si debería despedir al presidente de la Reserva Federal, Jerome H. Powell, un puesto independiente y no político. Incluso les llevó la carta del despido. Fue una exclusiva de CBS News que el propio presidente confirmó después, aunque al mismo tiempo negó que por el momento haya decidido despedirlo. 

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Pero que el líder de EEUU consulte a sus congresistas más cercanos sobre qué hacer con el máximo responsable del banco central y supervisor estadounidense, al que lleva meses insultando en redes sociales porque no baja los tipos de interés, como él desea, supone una fuerte escalada y es más que suficiente para que economistas e inversores se esperen lo peor. 

“Si el presidente Trump se sale con la suya y despide a Jerome Powell como presidente de la Reserva Federal estadounidense, la reacción del mercado será rápida y brutal, ha escrito el economista de Deutsche Bank George Saravelos en una nota enviada a clientes y medios. “Consideramos la destitución de Powell como uno de los eventos de mayor riesgo y más subestimados”.

El mandato de Powell termina en mayo de 2026, pero podría quedarse como miembro de la Junta de Gobernadores hasta 2028 si él así lo decide.

“Trump quiere bajar los tipos de interés: cree que echando a Powell cambiarán las cosas, pero la mayoría de analistas creen que enviaría la señal de que la Fed ha perdido su independencia”, ha dicho en otra nota el estratega jefe de política estadounidense en AGF Investment, Greg Valliere.

Este miércoles, las apuestas revelaban que los inversores creen que hay un 24% de posibilidades de que Trump despida a Powell este año, el nivel más alto que esta apuesta ha alcanzado desde que arrancó.

En un mundo en el que el público se ha acostumbrado a que Trump amenace con despedir a todo tipo de empleados públicos, de directores de agencias gubernamentales a otros presidentes, que amague con echar al líder de la Reserva Federal puede sonar baladí. Especialmente cuando lleva meses preparando el terreno, usando todo tipo de insultos de patio de colegio contra él, de “idiota”, a “bobo” pasando por “enorme perdedor” con “bajo coeficiente intelectual”, “un tipo estúpido”, "un verdadero tonto” o “una mula testaruda”.

Sin embargo, lo que los economistas recuerdan y no han dejado de recordar en los últimos meses es que echar al presidente del banco central estadounidense provocaría un importante cisma económico en el país, empezando por la desconfianza en sus bonos, pero que probablemente se extendería a una inflación disparada si Trump fuerza al siguiente presidente del supervisor a bajar los tipos cuando la economía aún no está preparada para ello.

Quizá por eso Trump ha tratado de dispersar la sospecha horas después de crearla.

“Hemos hablado del concepto de despedirlo. He dicho: 'qué pensáis'. Casi todos ellos [los congresistas republicanos consultados] dijeron que debería hacerlo, pero soy más conservador que ellos. No estamos planeando hacer nada”. 

En la misma rueda de prensa, Trump se mostró sorprendido porque Powell fuese nombrado en su día presidente de la Fed. “Me sorprende que fuese elegido, que Biden lo nombrase y que extendiese su mandato”, ha dicho Trump, pese a que fue él quien designó a Powell como presidente de la Fed durante su primera presidencia, en 2017 -y después Biden lo nominó para un segundo mandato-.

“Me sorprende que fuese elegido, que Biden lo nombrase”, ha dicho Trump pese a que fue él quien nominó a Powell como presidente de la Fed

“Su mote es ‘demasiado tarde’. Siempre va tarde. Debería haber recortado los tipos de interés hace mucho tiempo. Europa los ha recortado 10 veces en un corto periodo de tiempo y nosotros ninguna. La única vez que los recortó fue antes de las elecciones para intentar ayudar a Kamala o Biden, obviamente no funcionó… Creo que está haciendo un trabajo terrible y que nos está costando mucho dinero. La gente quiere comprarse casas”, ha tratado de razonar el presidente.

Con todo, sigue sin estar claro si Trump cumplirá su amenaza o si realmente da todos estos pasos con el único objetivo de amedrentar a Powell y conseguir que haga lo que le pide… o quizá también con la intención de atraer la atención sobre este tema y así apartarla de la lista de Jeffrey Epstein, un asunto que se está convirtiendo en una enorme herida abierta en su Gobierno, la más grande de este segundo mandato, especialmente por lo mucho que está enfadando a sus votantes. 

De hecho, Trump ni siquiera puede echar al presidente de la Fed sin una causa justificada, como el Tribunal Supremo dictó en mayo. Entre los motivos por lo que sí podría ser despedido están irregularidades graves o mala conducta, pero no mantener los tipos de interés ni otro tipo de desacuerdos de política monetaria.

Por eso, el presidente está utilizando la gestión de Powell de un gran proyecto de renovación de dos edificios de la Fed en Washington para amenazar con despedirlo, una sede que tiene más de 90 años. "Cuando gastar 2.500 millones de dólares en una reforma creo que es bastante desgraciado”, ha dicho Trump, añadiendo que el presidente de la Fed nunca ha necesitado un "palacio”, pese a que el proyecto lleva años en marcha, desde el primer mandato de Trump. 

El coste inicialmente presupuestado para la reforma era de 600 millones de dólares menos que el final, un aumento que el supervisor ha justificado alegando que el amianto a retirar es mucho más que el pensado y que los costes de la construcción han subido.

Por qué no bajar los tipos de interés y el caso Erdogan

Trump insiste en que la Fed debería recortar los tipos de interés porque cree que hacerlo bajaría el coste de los préstamos (también de los que tiene el Gobierno) e impulsaría la economía, pero Powell considera que hacerlo demasiado pronto puede terminar disparando la inflación y, por tanto, obligando a subir los tipos de nuevo. El objetivo principal de la Fed es controlar la inflación y mantener los precios estables, aunque eso pueda obligarle a “enfriar” la economía subiendo el coste al que se presta el dinero para que la inflación no suba demasiado.

En este momento, Trump ataca al presidente de la Fed por no bajar los tipos de interés cuando otros bancos centrales sí lo han hecho, pero lo cierto es que la inflación en Estados Unidos no ha llegado a su objetivo del 2% y el mercado de trabajo continúa creando empleo a buen ritmo, lo que sugiere que una bajada de tipos podría dar alas a los precios. Además, muchas de las medidas que Trump está implementando son inflacionarias, como los importantes aranceles, los recortes de impuestos masivos o la mayor deportación de la historia de EEUU.

Pero el principal problema es que si la Fed pierde su independencia Estados Unidos podría caer en los mercados financieros.

“El presidente Donald Trump no es el primero que quiere que el banco central de su país baje los tipos de interés. Sin embargo, antes de que actúe como quiere, podría considerar el desafortunado experimento reciente del presidente turco, Recep Erdoğan, presionando al banco central turco para que recortase los tipos de interés”, apuntó hace unos meses en una nota Desmond Lachman, investigador en el centro de estudios con sede en Washington American Enterprise Institute.

No es el único economista que cuando ve los insultos de Trump a Powell piensa en Erdogan, quien también decidió que bajar los tipos de interés era lo mejor para frenar la inflación, en lugar de acudir a la causa de esa subida de precios. “Y mientras que Erdogan podía estar convencido de que bajar los tipos de interés era la cura de la inflación, los mercados tenían una visión muy diferente”. 

“De hecho, la respuesta a las bajadas de tipos de interés del banco central, la moneda turca cayó de 9 liras turcas frente a un dólar a principios de 2021 a 27 liras turcas a mediados de 2023, evaporándose más de la mitad de su valor. Mientras, los bonos turcos a largo plazo más que doblaron [su rentabilidad], de 12 al 25%” en el mismo periodo, añade Lachman.

La decisión de Erdogan llevó a que la inflación en Turquía subiese un 85%.

"La evidencia científica y académica sobre el impacto de la pérdida de la independencia de un banco central es clara: en casos extremos, tanto la moneda como el mercado de bonos pueden colapsar si las expectativas de inflación crecen, el rendimiento de los bonos cae y las primas de riesgo aumentan por la erosión institucional", ha dicho Saravelos.

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