“Nos merecemos una muerte mejor/ Nuestros cuerpos están desfigurados y retorcidos,/ bordados con balas y metralla./ Nuestros nombres se pronuncian mal/en la radio y televisión...”, escribe Mosab Abu Toha, el gazatí que zurce el dolor y la rabia a golpe de poemas. Sus versos son directos y punzantes. Como los proyectiles israelíes que matan a diario desde octubre de 2023 a decenas de palestinos. Pero, a diferencia de la metralla que llueve sin cesar sobre la Franja, los dardos de Abu Toha son inofensivamente pacíficos. Solo sacuden la conciencia de quienes los leen.

“Por desgracia, la realidad hoy resulta peor que lo que cuenta ese poema”, advierte en conversación con El Independiente Abu Toha. “Lo escribí sobre nuestro pueblo, sobre cómo nuestros miembros fueron descuartizados por los ataques aéreos y sus nombres no se pronunciaban correctamente en la televisión. Pero el 7 de octubre, después de que Israel iniciara su genocidio contra el pueblo, la muerte se ha cobrado cientos de miles de vidas. 60.000 de ellas por ataques aéreos y balas. El resto murió porque no hay medicinas, ni combustible, ni ambulancias, ni atención médica. Así que, si tuviera que volver a escribir el poema, también añadiría el hecho de que muchas familias quedaron sepultadas bajo los escombros de sus casas durante meses. Ya no son solo personas desmembradas y desfiguradas por los bombardeos, sino también personas que quedaron bajo los escombros”.

En su cuenta de X, desafiando la censura que impone la corrección política que trata de evitarnos ver la cruda realidad de cuerpos mutilados, despedazados o ensangrentados, Abu Toha -afincado en Estados Unidos tras su salida de Gaza vía El Cairo- comparte las historias de los asesinados. Les concede el nombre y una biografía que una contienda sin fin les niega.  “Hace unos meses vi el vídeo de una niña que quedó aplastada bajo el techo de un aula donde se había refugiado con su familia. La mitad de su cuerpo estaba sepultada bajo el techo y la otra mitad colgaba. Nos merecemos un día mejor. Esto no es la guerra. Esto no es la muerte. Espero que no sea la muerte en absoluto”, desliza el autor de Cosas que tal vez halles ocultas en mi oído, publicado en castellano por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.

Mosab Abu Toha | Mohamed Mahdy/ Syracuse University

Un año y medio de pérdidas

Desde los primeros bombardeos hace 21 meses, Abu Toha ha perdido en Gaza a decenas de parientes, amigos y vecinos. El domingo a la lista de muertos se añadió Ali. “Mi primo Ali ha muerto hoy mientras esperaba comida. Tenía 34 años y era padre de cuatro hijos. Mirad cómo el hambre le había demacrado el rostro y agotado el cuerpo”, escribió tras recibir la noticia. “Hoy ha sido un día de pérdidas insoportables. Mi primo ha sido asesinado, el hermano de mi esposa y otro primo han resultado heridos, y muchos de mis amigos del barrio han regresado con miembros amputados. Eran hombres jóvenes, hijos, padres, que habían salido desesperados para traer aunque fuera un poco de comida a sus familias. Sus frágiles cuerpos apenas podían soportar el viaje de más de 10 kilómetros, pero ¿qué otra opción tenían? ¿Cómo puede alguien quedarse en una tienda de campaña mientras sus hijos y sus padres ancianos se retuercen de hambre? Lo que está haciendo Israel es monstruoso, y debe rendir cuentas”, relata.

Abu Toha -galardonado este año con el Premio Pulitzer por una serie de ensayos publicados en The New Yorker que narran la vida en Gaza- salió de Gaza a finales de noviembre de 2023 tras ser secuestrado durante tres días por las fuerzas israelíes. “Los israelíes me lo robaron todo: el pasaporte, mi familia, mi dinero, mis tarjetas de débito y crédito, mi ropa, mis zapatos, todo lo que tenía, incluso mi reloj. Cuando llegamos a Egipto, me obligaron a solicitar un visado para Estados Unidos”, admite. Desde entonces, observa el exterminio de los suyos desde lejos. Van cayendo uno a uno. Sin tregua, entre rumores de un alto el fuego que llevan semanas negociando Hamás e Israel en Qatar y que nunca llega.

Palestinos frente a un muerto en el hospital Al Shifa de Gaza. | EP

He pasado el último año y medio viendo cómo lo perdía todo, viendo cómo me arrebataban para siempre las cosas que amo

“Lo estoy perdiendo todo. No puedo detenerlo. Veo cómo me arrebatan todo, las vidas de algunos de mis amigos y algunos de mis alumnos. He pasado el último año y medio viendo cómo lo perdía todo, viendo cómo me arrebataban para siempre las cosas que amo”, maldice.

“La casa bombardeada. Todos han muerto:/ los niños, los padres, los juguetes, los actores de televisión,/ los personajes de las novelas y los libros de poesía,/ «yo», «él» y «ella». No quedan pronombres. Ni siquiera/ para los niños cuando aprendan las oraciones/ el próximo año. La metralla vuela en la oscuridad,/ busca las risas de la familia,/ ocultas tras montones de muros desfigurados y marcos sangrantes. La radio/ ya no habla. Se han quemado las pilas,/ la antena está rota./ Hasta el locutor sintió dolor cuando la radio/ fue alcanzada. Hasta nosotros, al oír la bomba/ mientras caía, nos arrojamos/ al suelo,/ cada uno contando a los de alrededor./ Estábamos a salvo, pero el corazón nos duele todavía.”

Palestinos transportan a un hombre tras ser disparado en un centro de distribución de alimentos en Gaza. | Efe

"Ni siquiera puedo sentarme a pensar en un poema"

“Sigo escribiendo poemas, pero como estoy viajando y también sigo las noticias, traduzco y publico en mis redes sociales, no dedico tanto tiempo a escribir poesía como antes. Ni siquiera puedo sentarme a pensar en escribir un poema. Escribo poemas de vez en cuando, pero no como antes”, reconoce Abu Toha. En los ratos en los que deja de informar del reguero interminable de muertes, el poeta regresa a los versos. “Gaza se ha convertido en un gran funeral” es el título de uno de los poemas que ha logrado pergeñar en los últimos meses.

Sostiene que, a pesar de la carnicería que sobrevuela Gaza, no ha pensado jamás en rendirse. Su salvavidas es la poesía. Estrofas que, como balas, cruzan el espacio y rompen el silencio y la indiferencia, cuando no la complicidad, con los que los despachos en Occidente tratan con la operación militar israelí. “Los poemas que escribo no tratan sobre matar a otras personas. No incito a la gente a matar a otras personas como hacen los israelíes con nuestro pueblo en Gaza, en el Líbano y también en Siria. Pero lo único que puedo hacer con mi poesía es resistir el borrado, el acto de olvidar las historias de las personas que fueron asesinadas por las fuerzas israelíes. Me resisto al borrado, al olvido de estas historias. Llevo estas historias a las personas que no saben nada sobre Gaza. Me resisto al genocidio israelí compartiendo las historias de cada uno de mis alumnos, de mi pueblo, de los niños, los padres y las madres y de todos”.

Me resisto al borrado, al olvido de estas historias. Llevo estas historias a las personas que no saben nada sobre nosotros en Gaza

De viaje en viaje, Abu Toha -que pasó por Madrid el pasado noviembre- reconoce que la reacción internacional al sufrimiento en Gaza -donde el hambre deja su marca en cuerpos esqueléticos- le ha hecho perder parte de la esperanza. “Todo el mundo ha estado viendo lo que está pasando en Gaza. Mucha gente en todo el mundo ha pedido un alto el fuego, un embargo de armas. Solo hay que esperar. Los gobiernos del mundo han ignorado todo esto. La gente en Estados Unidos y Europa ha pedido a sus gobiernos que dejen de enviar armas a Israel. Ningún político en todo el mundo ha dicho que el pueblo palestino tiene derecho a defenderse bajo la ocupación. Nadie ha hablado de ningún derecho que tenga el pueblo palestino por vivir bajo la ocupación. Pero Israel tiene derecho a todo. Tiene derecho a defenderse matando a los niños y a sus padres. Tienen derecho de destruir casas, de volar casas en Cisjordania y también en Gaza...”.

Palestinos en el funeral de Abdul Jawad Al-Ghalban, de 14 años, en Jan Yunis (Franja de Gaza). | EP

"La paz llegará cuando Palestina sea libre"

Y frente a los densos silencios, Abu Toha apuesta por “la educación”. “La gente necesita aprender, leer, escuchar al pueblo palestino, sus historias y sus esperanzas. Occidente, en general, no ha sabido escuchar al pueblo palestino, no ha sabido proteger sus derechos humanos, sus derechos básicos a existir en su propia tierra, a obtener lo que todo el mundo obtiene como ser humano”, comenta.

Una tarea para que el poeta que retrata la muerte en Gaza aún estamos a tiempo. “Nunca es demasiado tarde. No tiene sentido dejar de hablar de lo que está pasando. Porque eso es lo que quiere Israel. Eso es lo que quieren los genocidas que quieren matar a todo el mundo en Gaza, en Palestina, y robarles la tierra. Eso es lo que quieren. Así que no debemos hacer lo que ellos quieren”, replica. “¿Agotado? Sí, me siento agotado, por supuesto. Soy un ser humano. Pero no puedo quejarme porque mi gente en Gaza está siendo torturada”.

Occidente, en general, no ha sabido escuchar al pueblo palestino

Abu Toha prefiere decir que la poesía “no es su arma sino una herramienta de supervivencia". “Porque cuando doy voz a mi pueblo, que no tiene voz, a mis alumnos que fueron asesinados, intento que sobrevivan. Aunque ellos no sobrevivan, al menos sus historias sobrevivirán”, murmura. “Gaza lleva sitiada desde 2007. Siempre hay drones, F-16, y en el mar hay buques de guerra y cañoneras. Nunca ha habido paz en Gaza. La paz llegará cuando Palestina sea libre y cuando el pueblo palestino tenga derecho a vivir en su propia tierra con dignidad y sin ocupación”, concluye.

A pesar de la metralla que ha desfigurado la Franja, reducido a sus escombros su geografía y convertido en nómadas perpetuos a su menguante población, el poeta sueña con retornar a lo que queda de casa. “Me encantaría ir a Gaza ahora, después de terminar mi llamada contigo. Espero poder volver pronto para reconstruir y ver a mi familia. No veo a mi padre desde hace más de un año. Tampoco a mi madre. No veo a mis hermanos ni a sus hijos. Mi hermana dio a luz hace meses y es el primer bebé que no he visto, al que no he besado, al que no he cogido en brazos, al que no he acunado...”.