“No estamos ya en el período de la congelación de relaciones entre España y Argelia”, avisa Abdelaziz Rehabi, el ex embajador argelino en España y ex ministro de Cultura y Comunicación. El suyo es un testimonio valioso para tomar el pulso de unos lazos que quedaron quebrados hace tres años con el histórico cambio de posición del Gobierno español en el contencioso del Sáhara Occidental. Pero, reconoce, la desconfianza aún existe, especialmente con el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
“El embajador español en Argel, que termina pronto su mandato, ha sido recibido por el presidente del Senado argelino y el primer ministro argelino se reunió con Sánchez en Sevilla hace unas semanas”, subraya Rehabi en una entrevista con El Independiente. Son dos señales de un deshielo aún embrionario, lejos de la rápida reactivación que ha experimentado el comercio bilateral desde que en noviembre pasado Argelia levantara las restricciones.
El dossier del Sáhara Occidental, la ex colonia española que Argel inscribe en su apoyo a los movimientos de liberación y descolonización, continúa separando a ambos países. Es el principal escollo para resolver una crisis. En Argel siguen pesando -y mucho- las declaraciones públicas de Sánchez y su ministro de Exteriores José Manuel Albares asegurando que el gobierno de Abdelmajid Tebboune había sido informado del giro copernicano que alineó a Madrid con los postulados de Rabat. En los despachos argelino se niega tajantemente tal extremo y se ve con cierto alivio y esperanza la posibilidad de un cambio de gobierno en Moncloa.
P.- El Gobierno español no ha dado marcha atrás en la apuesta por el plan de autonomía marroquí del Sáhara. ¿Cómo restituir entonces las relaciones?
R.- Es nuestra manera de entender la diplomacia. No se puede tampoco cerrar totalmente las relaciones. Es una posición que no ayuda a hacer evolucionar la posición de España y no ayuda en nada a la gente que trabaja entre Argelia y España. Hay dos escuelas en la diplomacia: tratar de tener buenas relaciones y eso te permite hacer avanzar las cosas incluso en tiempos de crisis y mantener socios al otro lado, en Madrid; o decir simplemente que los españoles son los responsables históricos de la crisis del Sáhara Occidental y que no debían cambiar su posición. Y quedarnos todos en el punto cero. No funciona así, porque el dossier del Sáhara es hoy más multilateral que nunca. Los lazos con España van a mejorar. Va a haber cada vez más oportunidades multilaterales que abran puertas a la cuestión bilateral.
P.- ¿Esta mejora de las relaciones bilaterales no puede ser entendido como una aceptación del cambio de posición de España?
R.- No. Argelia sigue teniendo buenas relaciones con Estados Unidos, pero en las relaciones internacionales hay que marcar su aprobación y su rechazo. La cuestión saharaui conocerá novedades en septiembre y octubre. Hay que estar atentos al trabajo del Consejo de Seguridad.
A Zapatero lo considero naíf. Es un hombre de aparato; le falta información y conocimiento
P.- ¿La posición de España en la guerra en Gaza ha ayudado al acercamiento?
R.- Eso ayudó mucho, incluso a nivel de la opinión pública. La sociedad argelina está muy atenta a todo lo que tiene que ver con Palestina. Y la postura de España ha sido celebrado como un enorme coraje al resistir a América y a alguien que firma 15 decretos por día, que cambia todos los días de decretos. Resistir a América y a los amigos de Israel hoy es realmente complicado.
P.- Y aunque algunos la puedan tildar de política incoherente. En el Sáhara se defiende lo contrario a lo que se apoya en Palestina…
R.- Así son los estados. En Ucrania, la posición es muy fácil. En el Sáhara Occidental es más difícil. El Sáhara tiene derecho a todo. El problema es que hoy con Trump, no son tiempos de derecho. [¿Argelia podría renunciar a su defensa del Sáhara?] No. Eso es una ilusión. Los occidentales han tenido siempre el mismo discurso.
P.- ¿Hacer las paces con España es un modo de compensar la profunda crisis con Francia?
R.- No. Con Francia las crisis son cíclicas. Francia ha convertido Argelia en un hecho de política interior. El debate principal hoy gira en torno a islam y Argelia. No conocen a los argelinos. Tenemos un acuerdo migratorio. Si ellos no quieren respetarlo, estamos dispuestos a romperlo. No nos aporta nada. La intensidad de la crisis con Francia no va a bajar hasta sus elecciones presidenciales. Es un discurso que beneficia a toda la derecha. No es la primera vez que nos sucede. Valéry Giscard d'Estaing adoptó una posición similar y aguantamos. Es la resiliencia de la gente del sur. Nos organizamos y apoyamos a François Mitterrand en las siguientes elecciones. Con nuestra comunidad. Con nuestros medios. Con nuestros amigos socialistas en el mundo. Y salió elegido y se acabó el tema. Giscard d'Estaing reconoce en sus memorias ser partidario de la Argelia francesa. Nunca ha aceptado la independencia de Argelia.
La Francia de Chirac fue la que elaboró el plan de autonomía marroquí del Sáhara Occidental en 2006, sin participación de Marruecos
P.- Jacques Chirac también fue muy cercano a Marruecos. Un documental recién estrenado en España desvela que Aznar recibió repetidas presiones del entonces presidente galo para ceder Ceuta y Melilla y aceptar la marroquinidad del Sáhara…
R.- Los argelinos sabemos bien que fue la Francia de Chirac la que elaboró el plan de autonomía marroquí del Sáhara Occidental en 2006. No hubo participación marroquí alguna. Con varios objetivos: es más fácil vender un proyecto si uno es su autor. Francia trató de vender el proyecto a toda Europa. Muchos diplomáticos extranjeros nos dijeron que habían recibido instrucciones de su gobierno para apoyar al marroquí. Chirac tenía una amistad muy especial con Hasán II y se convirtió en tutor de su hijo. Lo suyo era por fidelidad. En el caso de Nicolas Sarkozy, su apoyo a Marruecos fue por interés. Sarkozy sigue siendo la principal figura del apoyo marroquí en Francia aunque la ministra Rachida Dati sea su rostro.
P.- Se podría establecer entonces un paralelismo entre Sarkozy y José Luis Rodríguez Zapatero en España…
R.- Sí, pero lo de Zapatero es más una cuestión de lo naíf que es. Es pura ingenuidad. Personalmente nunca me ha convencido Zapatero como político. Le falta información y conocimiento. Es un hombre de aparato. Pertenece a esa gente que avanza siempre dentro de la organización hasta la presidencia. Zapatero considera que la estabilidad en Marruecos impacta directamente a la de España. Yo considero que la estabilidad de Marruecos impacta en la naturaleza del régimen marroquí. Cuando estaba en Madrid, escuché mucho eso de “tenemos que apoyar Marruecos por su inestabilidad. Impacta en nuestra seguridad”. Lo escuché incluso de Su Majestad el Rey emérito Juan Carlos. Considerar que la monarquía alauí es la única opción posible no te deja trabajar, no te deja las manos libres, no te deja buscar otras alternativas.
P.- ¿Qué otras alternativas podría haber?
R.- Marruecos puede tener las mejores relaciones con España. Eso no impacta en las relaciones argelinas, pero hay reglas en derecho internacional. El actual régimen en Marruecos es un problema de los marroquíes. Son ellos los que tienen que decidir. Los españoles conocen Marruecos mejor que yo mil veces. Están muy bien informados y son sus víctimas, como Francia.
P.- En su reciente congreso, el PP invitó al Frente Polisario y apostó por “el respeto al principio del derecho internacional” en el Sáhara. ¿Se fía del PP?
R.- Por supuesto que sí. Siempre hemos tenido unas relaciones muy buenas con el PP. Hay cosas muy raras. La adhesión popular con el Sáhara en España, a nivel de los municipios, la gente y las familias de acogida de niños, es casi toda de la órbita del PSOE. Pero la postura del Gobierno es distinta. El PP durante mucho tiempo vio este problema como una necesidad de corregir la historia, de restablecer a los saharauis sus derechos. Una vez que llegue al poder, habrá que hablar con el PP. Hay que sentarse a hablar y explicar. Muchas veces es un problema de clarificación. En el caso del PSOE, tengo amigos dentro del partido y me aseguran que en el cambio de posición no hay unanimidad.
P.- En las últimas semanas ese posicionamiento del PP ha suscitado declaraciones y amenazas desde Marruecos. ¿Se puede hacer frente a las presiones?
R.- Nadie cede a las presiones si no tiene intereses. Fui yo quien inauguró las relaciones con el PP. Lo hice a través de Javier Rupérez, un ex gran diplomático español. Él me abrió las puertas de Aznar. Fui a verle muchas veces antes de las elecciones y después. Cuando el PP llegó al poder en 1996, abrió todas las puertas a Argelia: civiles, militares y comerciales. El entonces ministro español de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, fue el primer ministro extranjero en venir a Argel. Y fue una época muy complicada para nosotros. Yo doy testimonio de que el PP nos ayudó muchísimo, en contra de la opinión de altos funcionarios del ministerio de Exteriores como Miguel Ángel Moratinos, que siempre actuó bajo influencia francesa. Recuerdo que se llegó a quejar de que yo como embajador argelino en Madrid veía a Aznar más que él, que era director general. En las relaciones internacionales, la ideología y el pasado juegan muy poco. Nosotros ayudamos a los socialistas contra Franco, pero luego en la primera gran crisis política y de seguridad de Argelia, a partir de 1992, los socialistas españoles nos abandonaron para meterse bajo la tutela de Francia.
P.- ¿Hay bases para reeditar una relación así con el PP hoy?
R.- Por supuesto. Compartimos el pasado muy bueno de Aznar y Buteflika. Y luego está la posición sobre el Sáhara. La gente no se da cuenta de cómo España ha perdido su papel de moderador de las relaciones entre los países del Magreb. Y no hay país que lo pueda sustituir. Es cierto que Italia ha trabajado mucho con Argelia. Son muy pragmáticos. Necesitan gas por su economía y nosotros tecnología. La relación de Argelia con Italia es diferente a la naturaleza de la relación con España. Argelia siempre ha estado más cerca por geografía y comercio con España. Fue el primer país que nos compró gas y con el que firmamos los primeros acuerdos.
España ha perdido su papel de mediador entre los países del Magreb
P.- España ha perdido su papel de moderador cuando la crisis entre Argelia y Marruecos sigue al alza…
R.- Es una estrategia de tensión permanente que existe desde 1963. El rey de Marruecos siempre ha apostado por la presión permanente. Marruecos no puede tener la misma agenda que Argelia, que posee siete fronteras comunes con siete países en conflictos y en guerra. Argelia tiene que armarse mucho para defender sus fronteras.
P.- Ambos países se hallan en una carrera armamentística… ¿Es la guerra un posible escenario?
R.- Nunca. La guerra no arregla los problemas. Habría que preguntarle a Marruecos para qué se arma. Tienen el apoyo de los países del Golfo Emiratos. Pueden armarse sin poner una peseta. Ellos tienen la receta para normalizar la situación. Son los que han conducido a la ruptura con una campaña internacional que cuestiona nuestra historia y que nos presenta como aliado de Irán y al Polisario como la ala armada de Irán.
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1 Comentarios
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hace 9 minutos
Deze Algerijn zou zich beter bekommeren over de slechte financiële situatie in zijn land dan bemoeien met andermans land ! Polisario is terroristische bende diie Algerije al meer dan 500 miljard heeft gekost terwijl de bevolking leeft in armoede !