El ritmo de crecimiento anual de las bajas laborales en el último lustro se ha caracterizado por su comportamiento exponencial, lo que ha presionado al alza las cuentas de la Seguridad Social. En el primer semestre de 2025, el coste por incapacidad temporal (IT) ha alcanzado los 8.616 millones de euros, lo que supone un 69,3% más que en 2020, según los datos de Ejecución Presupuestaria de la Seguridad Social.

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Entre 2020 y 2021 se produce un incremento de esta partida en los Presupuestos Generales del Estado del 23,3%. Desde los 5.089 millones de euros en el primer semestre de 2020 hasta los 6.275 millones del mismo periodo de 2021. Este significativo aumento se debe a la incidencia del coronavirus, que sumó al total de 2021 1.059 millones. Si se descontase esta cuantía extraordinaria, el crecimiento interanual hubiese sido del 2,5%. De igual forma sucede con el ejercicio de 2022, que experimenta un incremento del 7%, fundamentalmente por el subsidio temporal por procesos derivados de Covid, que alcanzó los 1.091 millones de euros.

Por su parte, en el primer semestre de 2023, una vez controlada la pandemia, se produce un descenso del gasto del 2,1%, desde los 6.717 millones de 2022 hasta los 6.577 millones de 2023. Sin embargo, a partir de 2023 el gasto se dispara: un 16,6% en 2024 (7.666 millones) y un 12,4% en 2025 (8.615 millones).

Contingencias comunes, responsables del 91% del gasto en bajas laborales

Dentro del presupuesto de la Seguridad Social, los gastos de las incapacidades temporales se desglosan en cuatro categorías: los subsidios por procesos derivados del coronavirus, los subsidios por contingencias comunes —aquellos eventos que no están relacionados con el trabajo y que pueden impedir a un trabajador realizar sus funciones, como una enfermedad común o un accidente no laboral—, por contingencias profesionales —accidentes de trabajo o enfermedades profesionales— y por los procesos derivados de la DANA.

Las contingencias comunes son las que mayor gasto suponen; entre enero y junio de 2025, concentraron el 91,2% del total, unos 7.859 millones de euros. Y desde la patronal AMAT (Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo), integrada en CEOE, alertaron durante su Asamblea General a finales de julio de que el coste derivado de este tipo de bajas crecería un 10% en 2025, superando los 32.000 millones de euros —incluyendo el coste final de la Seguridad Social y las empresas— a cierre del presente ejercicio.

En el mismo acto, el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, puso el acento en el perjuicio que estas bajas laborales estaban suponiendo a la productividad: "genera costes inasumibles que afectan directamente a la competitividad de las empresas e impactan de forma negativa en su eficiencia, en su rentabilidad y en el propio clima laboral".

Descenso de la competitividad

De acuerdo con los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, solo en el primer trimestre de 2025, el número de días no trabajados debido a situaciones de baja laboral creció un 8,5% en comparación con el mismo trimestre de 2024. Asimismo, si se compara con el primer trimestre de 2020, el número de días no trabajados por IT ha crecido un 51,5%.

En esta misma línea, la empresa de trabajo temporal Randstad Research ha publicado este jueves su Informe trimestral de absentismo laboral correspondiente con el primer trimestre de 2025. En el documento se expone que la incidencia de las horas pactadas y no trabajadas por las bajas laborales presentan una gran dispersión por sectores.

Así, los sectores con mayor absentismo por incapacidad temporal son: servicios a edificios y actividades de jardinería (10,4%), actividades de juegos de azar y apuestas (10,2%), actividades de servicios sociales sin alojamiento (9,1%), la recogida, tratamiento y eliminación de residuos (8,7%) y la asistencia en establecimientos residenciales (8,4%). En el extremo opuesto, los sectores con menor absentismo por IT son: actividades jurídicas y de contabilidad (2,0%), programación y consultoría informática (2,1%), investigación y desarrollo (2,1%), actividades relacionadas con el empleo (2,4%) y edición (2,5%).

Por último, el análisis también revela diferencias territoriales entre las comunidades autónomas. Canarias (7,6%), País Vasco (7,2%) y Cantabria (6,7%) son las que más incidencia muestran. Y del lado contrario, Baleares (4,4%), Madrid (4,8%) y Andalucía (5,1%) se situaron entre las regiones con menor impacto de las bajas laborales en las horas trabajadas.

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