Más de 133.000 refugiados saharauis que viven "en situación vulnerable" en los campamentos de la provincia argelina de Tinduf son dependientes de la ayuda humanitaria, alertó este martes en Argel Aline Rumonge, representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en el país magrebí.

La ayuda que la PMA comenzó a ofrecer en 1986 a los refugiados saharauis en Argelia sigue "siendo indispensable" en 2025, incluidas raciones alimentarias mensuales básicas para afrontar la "aguda" malnutrición de niños menos de 5 años y mujeres embarazadas.

"Más del 80% de la población saharaui (173.000 personas) que se encuentra refugiada desde 1975 en Tinduf, depende enteramente de la ayuda humanitaria para satisfacer sus necesidades de alimentación básicas", indicó la representante de PMA. Los gobiernos son la principal fuente de financiación del PMA. La organización no recibe cuotas ni partes de las contribuciones asignadas a las Naciones Unidas.

"Va más allá de cuestiones geopolíticas"

Rumonge aseguró, en declaraciones a Efe, que el presupuesto de asistencia de la PMU ascendió un 37 % durante el periodo poscovid y que la organización afronta un incremento "incesante" de provisión de fondos, debido a "un contexto en el que las necesidades humanitarias en el mundo aumentan".

El embajador de la Unión Europea en Argelia, el español Diego Mellado, consideró que la contribución europea a los refugiados saharauis "va más allá de cuestiones geopolíticas" y se trata de "asumir las necesidades de un pueblo en situación complicada".

España es el país que más fondos destina, indicó Mellado, a la población refugiada en Argelia del Sáhara Occidental, excolonia española hoy ocupada en un 80 % por Marruecos.

En 2024, el PMA repartió alrededor de 19.000 toneladas de alimentos y asistió a unas 8.600 mujeres embarazadas. La Unión Europea (UE) y la PMA prevén una contribución anual estimada de cinco millones de euros para responder a una de las crisis de refugiados más prolongadas en el mundo.

Los campamentos de refugiados sahararuis se establecieron en el desierto argelino hace cincuenta años para dar acogida a los que huían de la guerra en el Sáhara Occidental, que medio siglo después depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir.