Con la llegada del otoño, muchas personas empiezan a guardar el protector solar junto con el bañador, convencidas de que la amenaza del sol ha pasado. Sin embargo, los dermatólogos continúan insistiendo en que la radiación ultravioleta (UV) no desaparece con el cambio de estación. Aunque el calor se haya marchado, el sol sigue teniendo un efecto continuo sobre nuestra piel favoreciendo el envejecimiento prematuro y elevando la posibilidad de padecer cáncer de piel.

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Protección solar para el otoño

El dermatólogo Santiago Vidal Asensi, de la clínica Dermogalénica, aclara que el sol sigue emitiendo radiación ultravioleta durante todo el año, incluso esos días en los que el cielo se presenta nublado y hace frío. Los rayos UVA, principales responsables del envejecimiento cutáneo, siguen manteniendo gran intensidad en otoño e incluso después en invierno y pueden atravesar las nubes y los cristales. Es decir, los efectos que ocasiona la misma energía se hacen notar incluso en el interior, dentro del coche, etc.

Al igual que el sol tiene unas variaciones a lo largo de las estaciones, la radiación UVB es menos intensa que durante el verano, pero no por ello deja de ser peligrosa y sigue provocando daños celulares. El envejecimiento no se detiene con la finalización del verano, las arrugas, las manchas y la pérdida de firmeza van avanzando de forma gradual mediante las exposiciones diarias, y aunque no lleguen a provocar una quemadura aparente también tiene sus consecuencias.

Los efectos del sol en la piel en los meses fríos

El doctor recuerda que el daño que provoca el sol es acumulativo y cambia de forma a medida que van transcurriendo los año: cada exposición cuenta y las consecuencias se irán acumulando. La luz del sol acelera la destrucción del colágeno y elastina, las proteínas que permiten que la piel mantenga firmeza y elasticidad. Esto puede promover arrugas, flacidez, manchas, etc. aunque no se esté tomando el sol.

Beneficios de usar protector solar

La prevención solar en el otoño resulta es una buena apuesta por la salud de la piel; el uso habitual de protección solar con factor 30 es suficiente para la rutina del día a día, pero en días de actividades al aire libre o práctica deportiva, se recomienda usar una protección solar mínimo de factor 50.

El dermatólogo hace hincapié en que el otoño es la época ideal para consolidar rutinas de cuidado facial más completas que incluyan el uso de productos hidratantes con filtro solar. El frío, viento y calefacción se unen para deshidratar la piel, así que lo mejor es optar por texturas más densas y nutritivas para construir una barrera de protección.

La protección según cada actividad

En deportes y actividades al aire libre, como el ciclismo, el golf o el senderismo, la radiación es mayor, sobre todo en altitudes o en zonas nevadas, dado que el reflejo puede multiplicar la exposición al sol. Por ello, resulta fundamental aplicar el protector solar 30 minutos antes de salir, y volver a hacerlo cada 2 horas cuando hay sudor o viento. Las zonas como orejas, cuello y manos se suelen olvidar, pero también requieren la misma atención que el rostro.

Elegir la crema solar en otoño

Los fototipos II y III son los más frecuentes en España y son más vulnerables a las manchas y a la hiperpigmentación. Para estos tipos de piel, el dermatólogo recomienda fotoprotectores que incorporen filtros con minerales o fórmulas ricas en antioxidantes que protejan no solo de la radiación UV, sino también de la luz visible.

Gestos sencillos con grandes resultados

El uso del protector solar en otoño no requiere grandes esfuerzos pero debe haber una cierta constancia. Hay que incluir el protector en la rutina matinal asegurando así una defensa diaria frente al sol. Adaptar la fotoprotección a las actividades de cada día es la principal premisa para tener una piel sana, luminosa y joven durante todo el año.

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