La actividad de compraventa de viviendas en España afronta desde hoy un obstáculo importante: la huelga de tasadores hipotecarios, convocada por la Asociación Española de Tasadores Hipotecarios (AETH), que se extenderá hasta este viernes 19 de diciembre. Bajo el lema Sin tasación no hay hipoteca”, los tasadores reclaman un acuerdo que mejore sus condiciones laborales y económicas, y advierten que la falta de su trabajo tiene un efecto directo y tangible sobre la sociedad y el funcionamiento del mercado inmobiliario de la compraventa.

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Un servicio esencial en el mercado inmobiliario

Los tasadores hipotecarios son profesionales técnicos cuya labor consiste en valorar de manera independiente el precio real de los inmuebles. Esta tasación es imprescindible para que los bancos puedan conceder hipotecas con seguridad y transparencia. Sin estos informes, los compradores no pueden financiar la adquisición de una vivienda y los vendedores no pueden cerrar sus operaciones de manera segura.

Sin embargo, la AETH denuncia que durante más de quince años los honorarios de los tasadores han caído significativamente, mientras que las entidades financieras y sociedades de tasación continúan aumentando sus beneficios. Las tarifas actuales apenas cubren la mitad de los costes reales, y la proliferación de los falsos autónomos y las comisiones ocultas han precarizado la profesión. Esta situación no solo afecta a los tasadores, sino que tiene un impacto directo en la capacidad de la sociedad para acceder a la vivienda de manera justa y segura.

Impacto directo en compradores y vendedores

La huelga afecta de manera inmediata a quienes participan en la compra o venta de una vivienda. En primer lugar, los bancos no pueden conceder hipotecas sin tasación, lo que retrasa o incluso bloquea la formalización de operaciones.

Muchos contratos de compraventa incluyen la tasación como condición. La falta de informes en los plazos estipulados obliga a renegociar contratos y en situaciones extremas puede provocar la pérdida de depósitos o arras, afectando directamente a los ciudadanos. Además, la ausencia de tasaciones complica la negociación de precios, especialmente en mercados con alta demanda, debilitando la posición de los compradores frente a los vendedores y generando presión sobre quienes buscan su primera vivienda.

El impacto no es uniforme en todo el país. En provincias con mayor actividad inmobiliaria, como Madrid, Barcelona, Málaga o la Comunidad Valenciana, los retrasos y bloqueos pueden ser más pronunciados. En zonas con menor volumen de transacciones, el efecto puede ser menos visible a nivel general, pero cada operación individual sufre igualmente consecuencias importantes.

Efectos en la economía y la sociedad

La paralización temporal de la tasación puede frenar la actividad inmobiliaria y, por extensión, sectores relacionados como la construcción, el transporte, el mobiliario o los servicios financieros. Además, aunque sea temporalmente, introduce un factor de incertidumbre en el mercado inmobiliario.

Si la huelga se prolonga o no se alcanza un acuerdo, los efectos podrían agravarse. La disminución temporal de compraventas, el endurecimiento de criterios de riesgo por parte de los bancos y el aumento de conflictos legales entre compradores y vendedores tendrían consecuencias ineludibles en el mercado.

Los tasadores recuerdan que su labor no es opcional: sin su trabajo, el sistema hipotecario no puede funcionar con seguridad ni transparencia, tal como afirman en la página oficial de la AETH, “Nuestro trabajo sostiene el mercado inmobiliario, pero se minusvalora, se abarata y se invisibiliza. Hoy exigimos tarifas justas, dignas y razonables. Sin tasación, no hay hipoteca. Ha llegado el momento de no regalar nuestro trabajo”.

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