"Hemos ido de lo peor a lo mejor". En su tercer discurso a la nación en 11 meses, Donald Trump ha batido todos su récords de autocomplacencia y mentiras. "Los 18 minutos de intervención tendrán enloquecidos a los fact-checkers durante horas", reiteran los medios estadounidenses. Con índices de popularidad a la baja, ha intentado convencer a los ciudadanos de que la economía va bien y va a ir mejor. Para contentar a los militares les dará una paga de 1.776 dólares antes de fin de año (por 1776 año de la declaración de independencia de Estados Unidos). Arranca la campaña de las elecciones de medio mandato, que se celebrarán en noviembre de 2026.

PUBLICIDAD

"Cuando llegué nuestro país estaba muerto. Ahora es el más sexy del mundo. Me lo dicen todos los líderes con los que me reúno", ha dicho con gesto adusto. Todo lo malo que pasa en el país es culpa de su predecesor, Joe Biden. Es tal su odio a Biden, quizá porque le ganó en 2020, que en la galería de retratos de la Casa Blanca ahora dice: "El peor presidente de la historia de EEUU".

"La invasión de la frontera"

Según Trump, lo peor que hizo la Administración Biden fue "la invasión por la frontera". Ha dicho sin inmutarse que la frontera se abrió con Biden y el país fue invadido por "un ejército de 25 millones de personas, la mayoría procedentes de cárceles, instituciones mentales, eran drogadictos, miembros de bandas... es lo que Biden permitió y nunca más lo permitiremos". Sin ningún tipo de pruebas, Trump ha asegurado que ha cerrado la frontera sur con México y que en siete meses no se registra el ingreso de ningún inmigrante ilegal.

Flanqueado por dos árboles de Navidad gigantes, Trump ha reconocido que aún no ha logrado reducir los precios de los alimentos pero que eso también llegará. Pero ha dicho que "los salarios están subiendo más rápido que la inflación" y que los precios de muchos servicios y productos se han reducido. En realidad, la inflación se mantiene alta debido a su política arancelaria, que sigue defendiendo.

Nada de Venezuela

En Venezuela esperaban un anuncio sobre el futuro de Maduro. A primera hora había ordenado el bloqueo a todos los petroleros sancionados que salgan o entren a Venezuela. El creador de las expectativas fue el propagandista Tucker Carlson, quien predijo que Trump anunciaría una intervención. Nada que ver. Ni ha pronunciado la palabra. Simplemente ha dicho que ha bajado drásticamente la entrada de droga por mar a EEUU en alusión a sus ataques a narcolanchas en el Caribe.

Ha repasado una serie de temas: sus esfuerzos por colaborar con las empresas farmacéuticas para reducir los precios de los medicamentos, su desdén por la Ley de Asistencia Asequible y sus planes, aún en gran parte indefinidos, para reformarla, las 1.600 centrales eléctricas que quiere abrir el próximo año y la promesa de que pronto anunciará un nuevo presidente de la Reserva Federal.

"Hace once meses heredé un desastre y lo estoy arreglando... Estamos preparados para un auge económico como nunca antes se ha visto en el mundo", ha sentenciado.

Sin embargo, los estadounidenses se están impacientando cada vez más por la incapacidad del presidente para mejorar la economía. Según la media de las encuestas de RealClearPolitics.com, alrededor del 54 % de los estadounidenses desaprueba la actuación de Trump en el cargo, mientras que el 44 % la aprueba. En una encuesta reciente de Politico, el 46 % de los votantes sostiene que el coste de la vida es el peor que recordaban, incluido el 37 % de los que apoyaron a Trump en las elecciones de 2024.

PUBLICIDAD