La gran crisis financiera ha marcado el final de una época: algunos de sus efectos no han desaparecido ni desaparecerán en mucho tiempo porque el cambio experimentado por las economías ha sido tan drástico que bien puede decirse que en lo económico, en lo social y hasta en lo político, vivimos en un nuevo entorno, en un nuevo paradigma. Ello no es óbice para que la recuperación de la economía española esté siendo sana y robusta y que EEUU llegue a su séptimo año de crecimiento con una sorprendente resistencia.

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