Tenía 23 años cuando se metió en el papel de una diseñadora gráfica. Ella y otras tres chicas formaban El pacto de las cuatro. Querían acabar su carrera y montar su propia empresa, y aunque en un primer momento parece que lo consiguen, no tardan demasiado en darse cuenta de que su idea era un auténtico fracaso. Al final, se dan cuenta de que el matrimonio, ser mujer de, era realmente su vocación.
Ingrid Bergman era una de las actrices de esta película. Unas de las 1000 que se produjeron durante el Tercer Reich y que contaban con la aprobación y financiación del estado. Mujeres guapas, hombres fuertes, la muerte, el conservadurismo... temas para convencer y que convencían a través de musicales y comedias, incluso de algún drama.
A Hitler se le habían ido yendo los actores. Había perdido a Marlene Dietrich y Fritz Lang y encontró a Bergman. Rubísima, aria, preciosa. Sólo actuó una vez para el gobierno nazi pero esta película la persiguió durante mucho tiempo. Ella se disculpaba asegurando Paul Joseph Goebbels intentó invitarla a tomar té y ella se negó, que no tenía nada que ver con ellos. Por suerte, llegó Casablanca (1942) y su papel antifascista como caído del cielo para borrar aquel pasado turbio.
Pero no fue la única. Para rodar 1000 películas en 12 años, se filmaron entre 1933 y 1945, se necesitan muchos actores, muchos productores y decenas de directores. También una gran cabeza pensante. Todas ellas estaban supervisadas por Goebbels y tenían el visto bueno de Adolf Hitler, que encontró en el cine un gran poder sobre las masas.
La intención "convencer a la gente de una idea para que les cautive y ya no puedan librarse de ella". Así, mostraban una patria de sueños y expectativas y en la que la muerte tenía un papel fundamental, siempre que esta sirviera para la causa adecuada. Morir por el ideal nazi era lo mejor que se podía hacer en aquella época.
Así lo documentan en Hitler's Hollywood, dirigido por Rüdiger Suchsland, que analiza cómo el régimen nazi utilizó el séptimo arte como medio de propaganda y como a través de UFA, una productora que acabó siendo la única 'permitida' en aquella Alemania, pagaba muy bien tanto a actores como productores.
El documental, que se podrá ver a partir de este viernes 25 de octubre, indaga en la intención de muchas de estas películas que distan mucho de ser malos films. "Crearon un mundo artificial perfecto, casi onírico, de sonrisas forzadas y finales siempre felices", asegura el director.
Hitler estaba obsesionado con el cine americano y quiso para su "productora" el mismo nivel. El cuidado estético, las tramas, la presencia de los actores, los roles de género adaptados al nacionalsocialismo... todo muy pensado sabiendo que no había nada mejor que dar los estereotipos adecuados al pueblo.
Y lo consiguió. La gente acudía asiduamente a ver estas películas, sus actores se convirtieron en verdaderas estrellas, sus directores en gente admirada a nivel cultural y político. Sus peinados, sus cuerpos, su forma de vestir en un modelo físico que alcanzar. Y, claramente, su ideología, su patria, algo que imitar.
Todas las claves de la actualidad y últimas horas, en el canal de WhatsApp de El Independiente. Únete a nuestro canal de Whatsapp en este enlace.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Felipe González ironiza tras el anuncio de Sánchez: "No sabía yo que era una decisión"
- 2 Este es el precio de la bombona de butano en mayo 2024: así se calcula
- 3 Las adelfas, esa planta tan bonita que puede provocarte un paro cardíaco
- 4 Pablo Motos: "Me da miedo la idea de país que tiene Sánchez"
- 5 Sánchez pretende ahora acabar la legislatura y no descarta volverse a presentar en unas generales
- 6 El independentismo pasa al ataque ante un Sánchez dispuesto a robarles la bandera del lawfare
- 7 El impacto del consumo de café en tu cerebro, según una doctora de Harvard
- 8 Luis Mateo Díez: "No tengo creencias ni ideología"
- 9 Media de encuestas: Illa suma mayoría en Cataluña con ERC