Carlos Alcaraz Garfia, nacido en El Palmar (Murcia) hace 20 años y 72 días, ha destronado al todopoderoso Novak Djokovic, tenista masculino con más Grand Slam de la historia y rey de Wimbledon en los últimos 10 años.

El español, que consolida su número 1 del mundo, abre una nueva página en el tenis mundial después de batir a Djokovic en cinco sets por 1-6/7-6/6-1/3-6/6-4 en 4 horas y 46 minutos en un partido histórico.

El triunfo de Alcaraz en Wimbledon le convierte en el cuarto tenista en activo en hacerse con el mítico grande del All England Lawn Tennis and Croquet Club.

Carlitos, como le gusta que le llamen, ha firmado una hazaña memorable. Para poner el logro en contexto, la última vez que Djokovic perdió en la pista central de Wimbledon Alcaraz era un niño de 10 años que vibraba desde el salón de su casa con el torneo.

La batalla sobre la hierba londinense de Alcaraz contra el mejor Djokovic no solo le destaca como número 1 del mundo, sino que coloca a Carlitos a un lugar privilegiado, ya que es el sexto tenista que bate al serbio en una final de Grand Slam después de Federer, Nadal, Murray, Wawrinka y Medvédev. Alcaraz, que ya cuenta con un US Open y un Wimbledon en su palmarés, se confirma como la alternativa a la dictadura tenística que han impuesto Djokovic, Federer y Nadal en los últimos 20 años.

Después de un primer set donde Djokovic barrió a un Alcaraz agarrotado y nervioso con un contundente 6-1, el murciano se repuso al shock inicial, comenzó el segundo capítulo con otro aire y rompió el servicio de su rival. El segundo set forjó a fuego al nuevo campeón de Wimbledon, que aguantó la tensión de un momento histórico para el tenis español y empató después de un tie break cargado de tensión.

Con un set bajo en el zurrón, Alcaraz fue más Alcaraz que nunca en la tercera manga. El joven se divirtió y flotó sobre el verde de Wimbledon para apabullar a Djokovic por 6-1, algo impensable una hora antes. El golpe ponía a Djokovic contra las cuerdas; sin embargo, el gran campeón serbio se mantuvo en pie y colocó un 6-3 a su favor para forzar el quinto y definitivo set.

La lucha de colosos, cercana a las cinco horas, fue resuelta por Alcaraz gracias a unas manos y unas piernas prodigiosas dirigidas por un cerebro empeñado en acabar con el dominio de Djokovic en el tenis mundial. Un saque más, una derecha eterna más y una subida a la red que ya no hizo falta, arrojaron a Djokovic al precipicio y elevaron a Alcaraz a la gloria en Wimbledon.