Un heroico Carlos Sainz ha apabullado a todos sus rivales con una conducción magistral en el Gran Premio de Australia. El piloto madrileño, que fue operado de apendicitis hace apenas 15 días, ha acabado con la tiranía de Max Verstappen con una victoria al más puro estilo del tricampeón holandés.

Después de acariciar la pole el sábado, Sainz partía desde la segunda plaza, a escasos metros Verstappen. El Red Bull era favorito a la victoria y Sainz, que estuvo muy cerca en clasificación, asomaba como el principal candidato a volver inmiscuirse en la racha de Verstappen, tal y como hizo la temporada pasada en Singapur.

La opción de los primeros metros se perdió, la salida fue asombrantemente limpia y no hubo cambios en las posiciones de privilegio. A diferencia de las dos primeras carreras, Verstappen no logró abrir el hueco necesario para disipar la posibilidad de DRS de su perseguidor y Sainz se enganchó al alerón del Red Bull.

El hachazo de Sainz no se hizo esperar. El Ferrari del español era el coche más rápido en pista y en la primera oportunidad que tuvo lanzó un ataque devastador sobre Verstappen. Con Sainz en cabeza, todo apuntaba a una durísima batalla con el holandés por la victoria; sin embargo, el humo que escapaba de la parte trasera del Red Bull acabó con Verstappen, que tuvo que abandonar en la vuelta 4.

En la primera plaza y con un ritmo y una decisión incontestable, Sainz comenzó a trabajar una victoria al más puro estilo Verstappen. El ferrarista labró su ventaja mientras su compañero, Charles Leclerc, bregaba contra los McLaren de Lando Norris y Oscar Piastri.

Menos de 20 vueltas habían transcurrido y todo sonreía a los españoles, ya que Fernando Alonso, que partía décimo y había sido adelantado por Lewis Hamilton, aprovechó el Virtual Safety Car provocado por el fallo de motor del británico para colocarse en quinta posición.

Un maltrecho Carlos Sainz, con su abdomen todavía en fase de recuperación, mostró un nivel superior al resto de pilotos en todo momento. En ningún instante de la carrera dio señas de debilidad y su ventaja aumentaba con el paso de las vueltas gracias a un ritmo fuera de concurso para los demás.

Con Verstappen en el garaje y con Sergio 'Checo' Pérez muy lejos de sus bólidos, Ferrari cocinaba un doblete ansiado por los italianos. Sainz marcó las distancias con Leclerc, que estuvo más preocupado por mantener a raya a los McLaren que en pensar en alcanzar a su compañero.

Alonso, sancionado

Con todo decidido en la zona noble, Alonso selló su más que meritorio sexto puesto gracias al accidente de George Russell, desesperado en su caza al asturiano. Alonso no solo contuvo al joven británico, sino que le desquició y acabó con su Mercedes contra el muro. Aston Martin confirmó un fin de semana especialmente sólido en carrera, y Alonso y Stroll cruzaron la meta en sexto y séptimo lugar.

Sin embargo, minutos después de que finalizase la carrera, los comisarios llamaron a declarar al asturiano y a Russell, al considerar que los movimientos en pista de Alonso pudieron provocar el choque del británico. Finalmente, Alonso ha recibido un 'drive through', una sanción de 20 segundos, que le hace descender hasta el octavo puesto en la clasificación de la carrera.

Nada se interpuso en el dominio aplastante de Sainz, ni un Mercedes destrozado en mitad de la pista. Carlos Sainz volvió a hacer sonar el himno español en la Fórmula 1 y coloca a Ferrari, en su última temporada en la escuderaía, en lo más alto del podio.