La lluvia en Montreal prometía grandes emociones. La imagen del agua encharcando el circuito Gilles Villeneuve antes de la salida, con el Safety Car abriendo una tensísima vuelta de formación, auguraba un domingo en el que el camino a la gloria era el de la supervivencia.

La arrancada fue limpia, sin cambios en la parte noble y con el único adelantamiento de Fernando Alonso, que pasó a ser quinto. Los Haas, con neumático de lluvia extrema, volaron entre el espray de los bólidos y escalaron desde la zona baja y los Ferrari de Carlos Sainz y Charles Leclerc se hundían.

George Russell domó la carrera y, con la mirada en el cielo, trató de marcar un ritmo lento para evitar un paso por boxes. El paso del Mercedes, el único que tenía la vista despejada, fue suficiente para mantener a raya a Max Verstappen, que volvió a ser víctima de la amenaza del McLaren de Lando Norris.

El británico consiguió superar al holandés y en una vuelta metió el hachazo a su compatriota. La brega con Norris jugó una mala pasada a Russell, que se fue largo y sucumbió ante la veteranía de un Verstappen que, sin la ventaja mecánica de otras ocasiones, afiló su colmillo.

La imagen del Williams de Logan Sargeant cruzado en la pista tras chocar contra el muro alertó a toda la parrilla, aunque una vez más, el más listo fue Verstappen. El tricampeón del mundo sacó partido del paso por boxes y se puso líder, con Russell y Norris detrás, la incertidumbre de la lluvia, Alonso sexto y 40 vueltas por delante.

El reinicio de la acción con un carril seco y el resto de la pista mojada dio un cariz estratégico a la carrera. Todos los monoplazas aguantaban con el intermedio para tratar de acertar en el momento exacto para el cambio a secos.

Una vez más, Red Bull acertó y llamó al garaje a Verstappen para dejarle en una posición de ventaja. Norris salió de boxes con el cuchillo entre los dientes, rueda a rueda con Verstappen. El tricampeón aprovechó el carril seco, mientras que Norris quedó relegadó a acelerar desde la zona húmeda y con neumáticos fríos, por lo que el holandés se quedó como líder.

La situación era crítica en pista. Las distancias se antojaban recuperables, ya que el margen de error era escaso y cualquier mínimo fallo podía romper con todo aquello que se daba por sentado.

Tres accidentes se sucedieron en la misma vuelta, dos de ellos fueron Sainz y Pérez, y el tercero fue Albon. Los tres fuera de juego y con el toque del británico volvía el safety car a 14 vueltas del final.

Un sprint final de 12 vueltas definiría el emocionantísimo e incierto GP de Canadá. El orden: Verstappen, Norris, Piastri, Russell, Hamilton y Alonso.

En la locura volvió a reinar Max Verstappen, que pese al bajón de Red Bull ha vuelto a cruzar la bandera de cuadros en primer lugar. No lo hizo sin sufrimiento, con roce al muro incluido en la penúltima vuelta. Aston Martin consiguió un gran botín, aunque se quedó con la miel en los labios al obtener una sexta y séptima plaza con Alonso y Stroll a la espera de algún imprevisto por arriba que les acercara al podio.

Un poderoso Norris volvió a ser segundo y Russell robó el primer podio del año para Mercedes a Hamilton.