España ha vuelto a escribir una página dorada en la historia del waterpolo, proclamándose campeona del mundo por cuarta vez y dedicando este nuevo hito a su leyenda, Felipe Perrone. El campeonato logrado simboliza el cierre de un ciclo brillante para el eterno capitán, cuya trayectoria se extiende durante más de dos décadas y que se despide del máximo nivel rodeado de respeto, admiración y aplausos.

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Detrás de este éxito se encuentra un grupo de jugadores que han mostrado una enorme fortaleza física y mental, guiados por un incombustible espíritu competitivo. El escenario de la final fue nuevamente extraordinario: la selección española se enfrentó a una Hungría siempre poderosa, en un duelo marcado por la igualdad y la tensión que caracteriza a las grandes rivalidades del waterpolo internacional.

En el último partido, España demostró su calidad en ambos lados de la piscina. El trabajo defensivo fue impecable y la actuación de Unai Aguirre en la portería resultó fundamental en los momentos de máxima presión. La selección apostó por la mezcla de experiencia y juventud, con pesos pesados como Alberto MunárrizMarc Larumbe y el propio Perrone encabezando un siete inicial equilibrado y decidido a hacer historia.

Uno de los momentos más emotivos del encuentro llegó cuando Felipe Perrone, con menos de veinte segundos en el reloj, anotó el tanto definitivo que selló la victoria. Este gol no solo aseguró el triunfo, sino que también quedó grabado como la mejor despedida posible para una carrera legendaria. El gesto de Perrone celebrando con sus compañeros fue la imagen sintetizadora del esfuerzo colectivo y del liderazgo silencioso que tanto ha caracterizado al capitán.

El torneo de Singapur deja en evidencia el nivel al que ha llegado la selección española bajo la dirección de David Martín, demostrando que el grupo es capaz de superar adversidades y de crecerse cuando la exigencia llega al límite. Prueba de ello fue la semifinal frente a Grecia, donde una sequía goleadora parecía alejar el sueño pero la garra de los jugadores, especialmente de Aguirre y Munárriz, permitió una remontada épica consumada en los penaltis.

A lo largo de todo el campeonato, España exhibió un juego colectivo sólido, con distribuciones generosas de balón, transiciones rápidas y una defensa que bloqueó las acciones rivales. La clave estuvo en la conexión emocional y la compenetración que se logró entre los veteranos y la nueva generación de jugadores, que ahora toman el relevo conscientes de la herencia de esfuerzo, compromiso y éxito que deja Perrone.

Es imposible entender el impacto de esta victoria sin detenerse en la figura de Felipe Perrone. Nacido en Río de Janeiro pero hecho capitán e ícono en España, su recorrido por trece campeonatos mundiales lo ubica como uno de los nombres más ilustres del waterpolo internacional. Su capacidad para inspirar a sus compañeros, su visión táctica y la entrega absoluta con la que afrontó cada cita han sido determinantes para la obtención de estos títulos.

La decisión de retirarse llega tras cumplir un ciclo excepcional: campeón del mundo en Budapest 2022 y nuevamente triunfador en 2025, siempre siendo referencia dentro y fuera del agua. No sólo acumuló medallas, sino que además consolidó su lugar como el gran líder de la selección, un modelo para los jóvenes y un rival respetado por todos.

Este oro mundial también es reflejo del crecimiento deportivo de España y confirma la vigencia de su modelo formativo. La presencia constante en finales y podiums a lo largo de los últimos años evidencia que la estructura competitiva y el talento emergente siguen dando frutos. La victoria representa mucho más que un resultado: es la validación de un plan de trabajo, el reconocimiento a la labor de clubes, técnicos y jugadores que hacen posible que España se mantenga en la cúspide del waterpolo mundial.

En definitiva, el cuarto Mundial brindado a Felipe Perrone es la síntesis del esfuerzo, pasión y ambición de todo un equipo y un país. Es, además, el homenaje perfecto para quien ya es leyenda: un capitán que nunca dio un balón por perdido y que ahora, tras su última brazada en la piscina, deja un legado indeleble en la memoria del deporte español, según informa Europa Press.

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