La lucha para frenar el cambio climático se ha transformado en una carrera por ralentizarlo y adaptarnos a sus consecuencias. Con la amenaza en el horizonte de que la temperatura media de la superficie del mundo aumente tres grados centígrados antes de que finalice el siglo XXI, 195 miembros de Naciones Unidas certificaron en la Conferencia de París de 2015 un plan de acción vinculante para poner límite al calentamiento global por debajo de los 2 grados por encima de los niveles preindustriales (1850-1900) y, a ser posible, por debajo de 1,5 grados centígrados. Este pacto climático establecía que cada uno de los países firmantes presentara un plan voluntario de recorte de emisiones de gases –principalmente C02-. Pronto se ha visto que estos esfuerzos son insuficientes, y que los objetivos deben revisarse al alza periódicamente.

“La realidad está siendo más tozuda de lo esperado –apunta Enrique Segovia, director de Conservación de WWF España en declaraciones a El Independiente-, y es que en 2017 el planeta ya se ha calentado 1,1 grados por encima de los niveles preindustriales. Es un mensaje clarísimo de urgencia. Tenemos que revisar nuestro objetivo, pero tenemos que hacerlo acompañándolo de una reducción drástica de emisiones, un recorte muy notable del consumo energético y una transición rápida hacia las energías renovables. No busquemos sumideros de carbono ni puertas de atrás. Lo único válido es cambiar el modelo”.

Hasta ahora, los científicos pensaban que la barrera de los 2 grados era el límite más allá del cual existe un riesgo mucho mayor de que se produzcan cambios peligrosos y catastróficos para el medio ambiente. Es decir, calor y sequías extremas, inundaciones, tormentas tropicales… y sus consecuencias para los seres vivos: hambre, sed, extinción de especies, migraciones masivas, etc. Sin embargo, la reciente filtración de un borrador del informe que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) está preparando para la próxima cumbre del clima en Katowice (Polonia) en diciembre de 2018 ha arrojado datos más inquietantes todavía. Según este documento, incluso cumpliendo los compromisos actuales de París en cuanto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, las consecuencias del cambio climático serán peores de lo que se creía. Un creciente número de expertos aconseja ahora reajustar el límite para no sobrepasar 1,5 bajo ningún concepto antes de 2030 ¿Qué medidas urge adoptar para conseguirlo?

Segovia entiende que el contexto político actual –tras el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirarse del Acuerdo de París- no es el más adecuado. A pesar de ello es optimista, “porque el cambio es imparable”. “Hay Estados como California que tienen un posicionamiento completamente opuesto al del presidente. También China ha apostado por transitar rápidamente hacia modelo de renovables y reducción de emisiones. Y Europa debe acelerar ese proceso. Tenemos la capacidad para conseguirlo, es cuestión de sensibilización ciudadana y voluntad política”.

En España, remarca este experto, “el cambio climático ya nos está abofeteando. Sufrimos sequías extrema, llueve de manera diferente a como estábamos acostumbrados y cada verano superamos nuevos récords de calor. Este es el panorama con un calentamiento de 1 grados. Difícilmente podemos imaginar lo que puede ocurrir con 2 grados”.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 13 trata precisamente de alentar la incorporación de medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales de los países, así como animarles a sensibilizar a sus ciudadanos acerca del papel que ellos también pueden jugar en esta batalla.

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