Bankia ha tomado una posición preferente en la puja por Popular. Y los inversores le han enviado a las posiciones de cola del Ibex.

El banco que preside José Ignacio Goirigolzarri ha sufrido este miércoles su mayor tropiezo en bolsa en siete meses, al retroceder un 4,26%, hasta los 1,05 euros, mínimos de cuatro semana. Este castigo se ha producido, además, con un intenso volumen de negociación, que ha estado a punto de duplicar su media reciente. La entidad se ha convertido de este modo en el peor valor del Ibex, con caídas muy superiores a las de sus competidores.

Los expertos reconocen que este varapalo bursátil hay que situarlo en su contexto. Por un lado porque Bankia acumula una revalorización próxima al 100% desde el pasado mes de julio. Y por otro, porque el mercado ha vivido este miércoles una jornada de castigos generalizados, en medio de una creciente incertidumbre por la situación política en Estados Unidos, que ha tenido especial incidencia sobre los sectores más expuestos al ciclo económico, como la banca.

Pero lo cierto es que resulta difícil desligar el peor desempeño de Bankia de las noticias que le sitúan cada vez con más fuerza entre los principales candidatos a hacerse con Popular. "Es normal que ante estas noticias el mercado se pregunte si será necesaria una ampliación o cómo se va a financiar la operación y este tipo de incertidumbres no suelen gustar a los inversores", observa Juan Carlos Castillo, director de análisis de Capital Bolsa.

El proceso de digestión de los activos de Popular abriría muchas incertidumbres

Como explica Nuria Álvarez, analista de Renta 4, cualquier banco que acabara comprando Popular tendría que hacer frente a numerosos desafíos de corto plazo, como el riesgo de litigios o los costes de reestructuración, que se sumarían "a un proceso complejo de dotaciones" para sanear el balance de la entidad que preside Emilio Saracho, aquejada por su elevada exposición al riesgo inmobiliario, con un monto de activos no productivos que ronda los 37.000 millones de euros, con una cobertura del 45%, muy inferior a la de sus competidores.

En este sentido, y ante la premura con la que Popular parece estar abordando el proceso para una posible venta, los analistas de Fidentiis observan que cualquier entidad que puje por el negocio del banco que preside Emilio Saracho, "podría querer poner en el precio el coste de una agresiva limpieza" de balance.

Según observan, elevar la cobertura de los activos no productivos de Popular al 65% supondría unas necesidades de capital de 7.400 millones de euros, mientras que si pretendieran subirla hasta el 75% estas necesidades se incrementarían hasta los 13.000 millones de euros. Por todo esto "creemos que es improbable que Popular tenga éxito en una operación de venta a menos que el precio sea extremadamente bajo".

Ampliación de capital

Con este panorama, la opción de una ampliación de capital parece casi incuestionable para el banco que quiera abordar la compra de Popular. Varias firmas señalan que, a pesar del excedente de capital con el que cuenta el banco nacionalizado, podría necesitar una ampliación de hasta 4.000 millones de euros para adquirir el negocio de la entidad presidida por Saracho, aunque estas cantidades podrían oscilar de forma notable en función del precio al que se firme el acuerdo.

En cualquier caso, la opción de una importante ampliación de capital -los 4.000 millones supondrían un tercio del valor actual de Bankia- puede generar recelos entre los inversores, por el efecto dilutivo que tendría. Además, el uso del exceso de capital en la operación eliminaría las expectativas de que ese dinero fuera empleado para retribuir a los accionistas.

Otra cuestión que podría estar pesando en la visión de los inversores, en opinión de Nicolás López, director de Análisis de M&G Valores, es el temor a que Bankia se vea forzada a ejecutar la compra de Popular ante la falta de interés del resto de candidatos. En este sentido, algunas fuentes apuntan a que BBVA se habría retirado a última hora de la puja, según informa Voz Populi, lo que dejaría solos a Bankia y Santander como candidatos.

En cualquier caso, en opinión de Nuria Álvarez, el problema para Bankia no radica tanto en que sea Popular el objeto de su deseo. Al fin y al cabo, "dejando a un lado el problema inmobiliario, el negocio bancario de Popular funciona bien y tiene una división de pequeñas y medianas empresas que es muy apetecible para otros bancos".

En un escenario complejo para la banca, podría ser difícil extraer rentabilidad a la operación

En este sentido son varias las firmas, como Alantra, que reconocen la complementariedad entre los negocios de ambas entidades. "Una fusión con Popular tendría sentido, dado el ajuste estratégico (hipotecas minoristas de bajo margen frente a pymes de mayor margen) y el potencial de reducción de costes, creando una fuerza líder en el mercado minorista español", apuntan.

La cuestión es que esta puja se produce en paralelo al proceso de integración de Bankia y BMN. "Tal vez el mercado está valorando que no ve a Bankia con músculo suficiente para abordar dos fusiones al mismo tiempo", señala la analista de Renta 4.

Álvarez también añade que una operación tan exigente como sería la adquisición de Popular puede ser cuestionable en el entorno actual. "El entorno para la banca sigue siendo complicado, por los bajos niveles de rentabilidad. Por eso puede ser difícil extraer rentabilidad de operaciones tan complejas", indica.