El Banco de España ha dado un serio toque de atención al Gobierno. Alerta de que la proliferación del empleo a tiempo parcial involuntario --al que se accede al no tener otra opción y a menudo con bajos salarios-- no se está revirtiendo como cabría esperar con la recuperación económica y parece haber llegado para quedarse. Dicho de otro modo, el empleo precario se enquista de forma preocupante.

Estos trabajadores “subempleados”, según el término que maneja el banco emisor en un informe titulado Medidas alternativas de desempleo para la economía española, han pasado de suponer el 11,7% a finales de 2006 al 15,3% a finales de 2016.

En concreto, en estos años ha aumentado la proporción de trabajadores que manifiestan trabajar a tiempo parcial involuntariamente y que querrían encontrar un trabajo a tiempo completo. Este colectivo ha pasado de representar en torno al 30% de los trabajadores a tiempo parcial a superar el 60%.

La razón que lleva al Banco de España a pensar que la situación de este subempleo puede estar haciéndose estructural es que muchos de ellos no encuentran la forma de salir de esta situación pese a que el mercado laboral, en términos generales, mejora.

Y esto se deja notar en una segunda vuelta en la capacidad de compra de los trabajadores como muestra la Encuesta Anual de Estructura Salarial de 2015 que ha publicado este miércoles el INE y en la que se observa que la retribución por hora en el empleo a jornada completa es de 15,7 euros de media, frente a los 10,6 euros del tiempo parcial.

Por ello, el salario medio anual en la jornada a tiempo parcial fue un 56,4% inferior al salario medio total --un 50,9% menor en el caso de las mujeres y un 59,5% en el de los hombres--.

Atrapados en el tiempo parcial

A partir de 2008 se incrementaron notablemente las entradas al empleo a tiempo parcial involuntario, no solo desde una situación previa de paro, sino también desde una de empleo a tiempo completo. Ello sugiere que con la llegada de la crisis, las empresas redujeron su demanda de trabajo y una cierta mayor proporción de los puestos de trabajo pasaron a ser a tiempo parcial, a pesar de que quienes los ocupan deseaban trabajar más horas.

Por otro lado, también aumentaron las entradas a un empleo a tiempo parcial involuntario desde el empleo a tiempo parcial por otros motivos, lo que indicaría que algunos trabajadores que antes de 2008 no querían o no podían trabajar más horas, estaban dispuestos a hacerlo a partir de dicho año.

Sin embargo, y es este el motivo de alarma, la evolución más reciente de estas entradas no refleja una vuelta a los niveles previos a la crisis y “podría indicar que parte del aumento del volumen de trabajo a tiempo parcial se habría convertido en permanente en el mercado laboral español”.

De no ser así, argumenta el Banco de España, “cabría esperar que en un momento de recuperación se incrementaran inicialmente las horas trabajadas por cada individuo y posteriormente el empleo, cosa que no ha sucedido”.

Responsabiliza al Gobierno

En el origen de esta evolución están, según el informe, las reformas legales aprobadas a lo largo de la crisis, que “han podido desempeñar un papel en estos desarrollos”.

El Banco de España se refiere a la reforma de 2012, que introdujo la posibilidad de realizar horas extraordinarias en los contratos a tiempo parcial, y al Real Decreto Ley 16/2013, que introdujo flexibilidad adicional en el uso de estos contratos por parte de las empresas, fomentando así la demanda de este tipo de empleos.

Hay que tratarlos como parados

Mostrada esta preocupación, el Banco de España recalca que un empleo a tiempo parcial es, de alguna forma, un recurso laboral ocioso, y advierte de que debe tratarse a nivel estadístico como una situación de desempleo.

Alerta de que si no se hace así, su desconexión con las políticas de apoyo al empleo aumenta, hasta el punto de que la probabilidad de encontrar un empleo es superior para el colectivo de los desempleados definidos como tal que para el resto de los considerados como “potenciales trabajadores”. Esto mismo ha ocurrido, por ejemplo, con colectivos como los desanimados o los inactivos.

El Banco de España ilustra en este sentido que, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al primer trimestre de 2016, la probabilidad de pasar a un empleo a tiempo completo desde una situación de empleo a tiempo parcial involuntario era del 17,5%, algo por debajo de la observada entre aquellos con un contrato a tiempo parcial por otros motivos (20%). Antes de la crisis, la situación era la contraria.

“Todo parece indicar que el reciente incremento de trabajadores con contrato a tiempo parcial involuntario tiene un componente estructural que no parece estar revirtiendo en la recuperación”, sentencia la institución.