Almirall vive este lunes una jornada aciaga en bolsa. El grupo farmacéutico sufre un desplome en el entorno del 24% tras anunciar una rebaja de sus previsiones de ventas y beneficios para el conjunto de 2017.

La compañía ha pronosticado un descenso de doble dígito de sus ingresos totales y sus ventas y ha anticipado un Ebitda de entre 140 y 170 millones de euros. Estas cifras contrastan de forma notable con las proyectadas previamente, cuando la compañía esperaba ligeros crecimientos de ventas e ingresos.

Las razones de este cambio de perspectivas radican en la compleja situación del negocio en Estados Unidos, donde opera bajo su filial Aqua, que se ha visto afectado por tres frentes: un reequilibrio de inventarios en el canal de distribución; una adjudicación inapropiada del Programa de Asistencia al Paciente estadounidense (PAP), dando lugar a un deterioro de la relación entre Ventas Brutas y Ventas Netas; así como el reciente lanzamiento de un genérico de ActiclateTM en el mercado estadounidense.

Los hermanos Jorge y Antonio Gallardo Ballart regularizaron 113 millones en 2012

Aunque la compañía ha reiterado su confianza en sus perspectivas a medio plazo en Estados Unidos y asegura estar tomando medidas para paliar los problemas a los que se enfrenta, los inversores han reaccionado con un notable pesimismo, que ha llevado a Almirall a firmar sus mayores caídas en al menos siete años. La compañía agudiza de este modo su mal desempeño reciente sobre el parqué y acumula ya un retroceso superior al 30% en 2017.

Los propietarios y máximos directivos de Almirall, los hermanos Jorge y Antonio Gallardo Ballart han estado en el disparadero en los últimos meses, tras trascender que habían recurrido a la amnistía fiscal decretada por el Gobierno español en 2012 para regularizar 113 millones de euros, lo que ha dado pie a una investigación por parte de Hacienda.

Curiosamente, ambos hermanos, propietarios de un 66,6% del capital de la farmacéutica, según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) han visto esfumarse este lunes unos 350 millones de euros de su patrimonio en la compañía, una cifra que triplica la cantidad que regularizaron en la citada amnistía.

Los analistas han recibido también con pesimismo la rebaja de estimaciones de Almirall. En Banco Sabadell han rebajado su recomendación sobre Almirall a vender, a pesar de que consideran que parte de las malas noticias ya podrían estar recogidas en el precio de la acción.