La reforma del sistema de financiación autonómica que el Gobierno pretende echar a andar en los próximos meses será un campo de batalla en el que se librarán tantos frentes como regiones. Pero especial atención recibirán las posiciones del País Vasco, tras la reciente renovación del cupo, y, sobre todo, la de Cataluña, en la que el frente independentista ha blandido la bandera de la supuesta infrafinanciación como una justificación de su desafío.

Sin embargo, un reciente estudio del máximo responsable de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Ángel de la Fuente, arroja luz sobre un aspecto que no se había puesto sobre la mesa hasta ahora para valorar la posición de Cataluña en el tablero de la financiación autonómica. Refleja cómo los mecanismos de financiación autonómica han actuado como una suerte de subvención que ha engordado los recursos recibidos por las comunidades a través del sistema de financiación autonómica.

Los resultados muestran que Cataluña y Valencia son las regiones que más verían corregida al alza su participación en los recursos del sistema de financiación gracias a las ayudas del Estado entre 2012 y 2015, con un 5,5% y un 6,4% más. En el caso de Cataluña, se trata de un aporte extra de más de 5.000 millones de euros.

La clave, el ahorro en intereses

El estudio analiza únicamente el impacto del Fondo de Liquidez Autónomico (FLA) y el mecanismo extraordinario de financiación para el pago a proveedores (MPP) que el Gobierno puso en marcha en 2012 para facilitar a las comunidades autónomas el acceso a financiación a unos tipos de interés muy favorables en un momento en el que los mercados estaban cerrados para ellas.

En grandes líneas, lo que hizo el Estado fue emitir deuda en su nombre soportando los tipos de interés del mercado en cada momento y poner liquidez a disposición de las comunidades autónomas de forma ventajosa, algo que ha supuesto un incremento del déficit de la Administración en los últimos años.  De esta forma, las comunidades autónomas han podido cubrir vencimientos de deuda, endeudamientos autorizados y pagos pendientes.

En ambos casos, también una vez que en 2014 se integraron el MPP y el FLA en el llamado Fondo de Financiación a Comunidades Autónomas, la devolución de los préstamos de las regiones con el Estado se garantizaba con los recursos del sistema de financiación autonómica, que quedarían retenidos por el Ministerio de Hacienda en caso de incumplimiento del calendario de amortización acordado.

Como resultado de la aplicación de estos mecanismos, Cataluña fue la mayor beneficiada, pues recibió entre 2012 y 2016 hasta 53.707 millones de euros, alrededor de un tercio de los 162.253 millones dispuestos por el Estado en ese periodo. La siguiente comunidad que más ha recurrido a estos mecanismos ha sido Valencia (36.321 millones de euros).

Los mecanismos como fuente de financiación autonómica

Entre la información que publica el Ministerio de Hacienda queda reflejado cuál es el ahorro en tipos de interés de cada comunidad autónoma. Son cifras jugosas, puesto que, como ejemplo, el tipo de interés del primer tramo del MPP estaba en torno al 6%, con una prima de menos de punto y medio por encima de los fondos para el Tesoro Público, en un momento en el que el coste de la financiación para las comunidades autónomas con acceso al mercado estaba alrededor del 11% en el mejor de los casos.

Sin embargo, los cálculos del Ministerio se ha realizado contando con que los préstamos en condiciones de mercado a los que habrían tenido que recurrir las comunidades autónomas en ausencia de la ayuda del Estado habrían mantenido un tipo de interés constante. Como novedad, el trabajo de Fedea contempla una progresiva disminución del coste de estos préstamos a tipo variable durante el periodo de medición, lo que supone una visión más conservadora.

De la Fuente indica que, aún así, la diferencia entre los tipos del mercado y los cargados por los mecanismos de liquidez suponen "una subvención implícita a las comunidades autónomas que en la práctica incrementa su financiación efectiva". Y es que, si los impagos se retendrían por el cauce de la financiación autonómica, los beneficios también se pueden calcular en estos términos.

El resultado de esta subvención redundaría en 15.276 millones de euros extra para las comunidades autónomas, de los que 5.326 millones, aproximadamente el 35%, fue a parar a Cataluña, muy por delante de Valencia (3.915 millones), Andalucía (2.432 millones) y Castilla-La Mancha (1.277 millones).

Aún más, el informe traslada esta ganancia a efectos de financiación efectiva por habitante ajustado --teniendo en cuenta la superficie de la región o su estructura demográfica-- hasta 2015. De ello, resulta un incremento de la financiación por habitante en Cataluña por encima de la media.

Dicho de otro modo, el porcentaje de incremento de la financiación efectiva por habitante incluidas las subvenciones daría como resultado que la porción recibida del sistema por Cataluña, que podría entenderse como corrección de la supuesta infrafinanciación, se ha incrementado en un 5,5% como consecuencia de los mecanismos de financiación. De esta forma, Cataluña sería la segunda comunidad más beneficiada por este ajuste, por detrás de Valencia, con un repunte del 6,4%.

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Además, estos cambios generan una reorganización del mapa de las comunidades mejor y peor financiadas. Así, el trozo del pastel que recibe Madrid se vería reducido en un 4,9%, lo que le relegaría a la última posición, como región peor tratada por el sistema de financiación autonómico.

Esta por ver si esta medición se tiene en cuenta una vez arranquen los trabajos para reformar el sistema de financiación autonómica. También habrá que esperar para ver si Cataluña está presente en estas deliberaciones, de las que se autoexcluyó antes de que el Gobierno aplicara el artículo 155 de la Constitución e interviniera las cuentas catalanas.