Nueva jornada de tensión en los mercados financieros. La corrección que casi todos en el mercado daban por inevitable, ha llegado con una virulencia que ha tomado por sorpresa incluso a los más pesimistas.

A los batacazos de los últimos días ha seguido este jueves un nuevo revés en Wall Street que otorga cariz ya de crisis -aunque de magnitud relativa- a lo que está aconteciendo en las bolsas internacionales. Los principales índices de la bolsa de Nueva York han registrado caídas en el entorno del 4% que les devuelven a sus niveles más bajos desde el pasado mes de noviembre.

La jornada había empezado bajo el signo negativo, con el Dow Jones, el Nasdaq y el S&P 500 restando más de un 2%, lo que motivó el incremento de las caídas en el Ibex y el resto de plazas europeas, al cierre de la sesión en el Viejo Continente. Pero la sesión, de continuas idas y venidas, reservaba lo peor para el último tramo de negociación.

Fue ahí cuando la Bolsa de Nueva York intensificó las pérdidas hasta alcanzar, en el caso del Dow Jones, el 4,15%, mientras que el Nasdaq y el S&P 500 cedían algo menos del 4%. American Express, Intel o Caterpillar fueron algunas de las grandes empresas que padecieron con mayor violencia el nuevo golpe del nerviosismo inversor, al registrar caídas superiores al 5,4%.

En menos de dos semanas, Wall Street ha visto evaporarse un 10% de su valor. El revés resulta poco significativo si se tienen en consideración las ganancias próximas al 300% que los principales índices estadounidenses acumulan aún desde que iniciaron su actual fase alcista, en marzo de 2009.

Los principales índices de la bolsa de EEUU ya han perdido un 10% en menos de dos semanas

Pero lo que más sorprende es la intensidad que ha tomado la corrección que no parece deberse a ningún . Y es que el Dow Jones ha experimentado en sólo una semana dos de sus cinco mayores caídas desde el verano de 2011.

Unas caídas que, además, no se explican por la debilidad de la economía ni por ningún tipo de riesgo geopolítico. Para los expertos, la magnitud del desplome sólo puede entenderse por factores técnicos, como los relativos a las herramientas de gestión automatizada de las inversiones, que responden al nerviosismo del mercado, con nuevas ventas que a su vez agudizan el tropiezo.

Pero ese nerviosismo que ha empezado a colarse en los parqués tiene su origen en los mercados de deuda, donde el interés del bono estadounidense llegó a rozar este jueves el 2,9%, un nivel que no alcanza desde 2014. Muchos expertos han fijado en la cota del 3% la barrera que, de ser superada, podría representar una amenaza para los mercados.

Aunque el movimiento resultó efímero, el nerviosismo generado -que se reflejó en una nueva escalada del 20% del índice de volatilidad VIX-, ya no se alejaría de las bolsas. La confianza de los inversores se ha visto muy dañada por este revés, que ha pegado cuando mayor era el optimismo del mercado, y será difícil que se restablezca a corto plazo, a pesar de que los expertos insisten en que las condiciones económicas siguen mostrando un escenario favorable para que las bolsas puedan reanudar su marcha ascendente.

El índice VIX, que mide el nerviosismo inversor, experimentó un alza del 20% en la sesión

Sin embargo, entre los inversores parece estar calando la idea de que la solidez del crecimiento económico se traducirá más pronto que tarde en un aumento de la inflación que obligará a los bancos centrales a retirar a un ritmo superior al actual sus políticas de apoyo al mercado. De pronto, el escenario en el que se han venido moviendo los inversores durante los últimos años podría sufrir un vuelco notorio.

Esta realidad que afecta a Wall Street arrastra, igualmente, al resto de bolsas internacionales. Los mercados europeos han fulminado ya todas las ganancias acumuladas en el último año y los índices de bolsa global han descendido en los últimos días cerca de un 9% de su valor y se mueven en mínimos de dos meses. Más de cuatro billones de euros de capitalización se han esfumado en este periodo.