La fragmentación del Parlamento es un riesgo para la economía. La división de fuerzas políticas en el Congreso, con Pedro Sánchez gobernando en minoría, es una de las fuentes de incertidumbre de las que advierte el Banco de España en su último informe trimestral sobre la evolución de la economía española. Hace apenas unos días, el supervisor llamaba la atención sobre este extremo, al indicar que la debilidad del Gobierno ponía en peligro la reducción del déficit y la confianza de los inversores.

La institución que lidera Pablo Hernández de Cos se muestra positiva con el dinamismo del país, pero subraya que "este escenario favorable está sometido a las incertidumbres acerca del curso futuro de las políticas económicas domésticas, que se derivan de un contexto en que la configuración de fuerzas parlamentarias puede dificultar la conformación de mayorías que impulsen la actividad legislativa".

A mediados de junio, el organismo señalaba, en la misma línea, que “la actual fragmentación parlamentaria puede dificultar el proceso de consolidación presupuestaria y la adopción de reformas que aumenten el potencial de crecimiento de la economía”, a lo que añade que “la ausencia de avances en ambos frentes puede comportar efectos adversos sobre la confianza de los agentes”.

En clave internacional, entre las fuentes de incertidumbre para la economía gana preeminencia, según el Banco de España, "la posibilidad de que las relaciones comerciales internacionales se vean alteradas de modo significativo por los sucesivos anuncios por parte de las autoridades de Estados Unidos de aumentos de los aranceles aplicados a sus importaciones, así como por las subsiguientes respuestas de otros países".

Además, añade que "algunos rasgos de la evolución de los mercados financieros en el segundo trimestre han servido de recordatorio de la existencia de otras fuentes de riesgo adicionales".

"Por un lado, el proceso de normalización de la política monetaria en Estados Unidos, en un contexto de cierto repunte de las presiones inflacionistas en esa economía, se ha traducido en una apreciación generalizada del dólar, que está siendo particularmente acusada frente a las economías emergentes más vulnerables, algunas de las cuales han sufrido importantes salidas de capitales", explica.

"Por otro lado, las incertidumbres políticas en Italia tensionaron, a finales de mayo, los mercados de deuda soberana del área del euro, poniendo de relieve las carencias que aún subsisten en el diseño institucional de la Unión Económica y Monetaria", agrega.

Pese a estas amenazas, el dinamismo de la actividad en España habría continuado. El PIB creció a una tasa del 0,7%, en línea con el primer trimestre, a pesar de la desaceleración generalizada en la zona euro. Siguió "sustentándose en la fortaleza de la demanda interna, dentro de la cual el consumo privado habría mantenido ritmos elevados de avance, en un contexto en que la mejora sostenida del empleo sigue apoyando las rentas de los hogares y, por tanto, su gasto", señala el informe.